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El príncipe George, de dos años, fotografiado por su madre en su primer día de clase el pasado día 6 en la escuela Westacre Montessori de Norfolk.
Herederos, los fundadores de Amazon y Google... ¿Qué tiene de especial el método académico Montessori?

Herederos, los fundadores de Amazon y Google... ¿Qué tiene de especial el método académico Montessori?

Pone en valor el juego y prioriza lo experimental sobre lo memorístico. Tanto Montessori como Waldorf son método de educación que tienen una fuerte penetración en Estados Unidos, donde cuentan con decenas de miles de alumnos

borja olaizola

Sábado, 16 de enero 2016, 00:31

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Que un retoño de la familia real británica sea escolarizado en un centro que aplica pautas alejadas del canon convencional tiene muchas lecturas. Cuando la pasada semana el príncipe George, de 2 años, se separó sin aspavientos de sus padres, los Duques de Cambridge, para acudir por su propio pie a la guardería Montessori de Westacre, en Norfolk, la perplejidad cundió entre muchos británicos. ¿Por qué el Príncipe Guillermo y Kate Middleton evitaban la escuela tradicional? ¿Qué tienen de particular los centros que aplican el sistema pedagógico Montessori?

Las propuestas pedagógicas de Montessori y Steiner adquirieron gran proyección el siglo pasado en la medida en que representaban una concepción radicalmente distinta de la educación que había prevalecido hasta entonces. Frente a una enseñanza caracterizada por la disciplina y el sometimiento que se inspiraba en la divisa de la letra con sangre entra, las nuevas pedagogías alentaban la autonomía del niño y le procuraban herramientas para que sacase a la luz sus cualidades. «María de Montessori observó que todos nacemos con curiosidad y ganas de aprender, y trazó un itinerario pedagógico para potenciar en la infancia esas capacidades naturales», apunta la presidenta de la Asociación Montessori en España, Ana Juliá Barnadas.

Tanto Montessori como Waldorf tienen una fuerte penetración en Estados Unidos, donde cuentan con decenas de miles de alumnos. El sistema de la pedagoga italiana ha adquirido una renovada pujanza al otro lado del charco después de que hace un par de años se hiciese público que muchos de los líderes de empresas que han triunfado en internet habían estudiado en sus centros. Casualidad o no, los fundadores de firmas como Google, Amazon o Wikipedia fueron educados en aulas Montessori. El protagonismo que en los métodos pedagógicos alternativos tiene la construcción de una personalidad autónoma explica en parte su éxito en una sociedad en la que lo individual prevalece sobre lo colectivo.

España fue uno de los países pioneros en la implantación del sistema Montessori. Su propia fundadora llegó a vivir en Barcelona huyendo del acoso del fascismo en su país. La Guerra Civil, no obstante, truncó aquellas iniciativas y hubo que esperar al regreso de la democracia para recuperar su legado. Ahora hay entre ocho y diez centros Montessori en España. Algo mayor es la presencia de colegios Waldorf, cerca de una veintena, que se han hecho populares al saberse que actores como Penélope Cruz y Javier Bardem o la exministra Ángeles González Sinde los han escogido para sus hijos.

Ejemplo y asimilación

Montessori, Waldorf y otros métodos menos extendidos como las escuelas libres o las constructivistas plantean proyectos educativos diferentes pero comparten también algunos principios básicos: el respeto a los ritmos de los niños, la puesta en valor del juego, la prioridad del aprendizaje experimental y autoguiado sobre el memorístico, el fomento de la autonomía, la valoración de inteligencias más allá de la matemática, la colaboración como alternativa a la competitividad...

La enseñanza oficial ha ido asimilando con el tiempo muchas de estas propuestas. Eduardo García, director del colegio Montessori Conde de Orgaz de Madrid, recuerda que cuando la pedagoga italiana sentó hace cien años las bases de su método con enunciados como que todos los niños son iguales más allá de su sexo, su origen social o su nacionalidad, su discurso resultaba revolucionario. «Muchas cosas que entonces parecían de otro mundo, como trabajar para que se asuman valores como el optimismo, la seguridad o la creatividad, se han ido incorporando a la educación convencional», puntualiza García.

En ese proceso de asimilación han tenido gran protagonismo los sistemas educativos de los países nórdicos, tradicionalmente a la vanguardia en materia de formación. «Al terminar la Segunda Guerra Mundial prosigue el director del colegio países como Suecia y Finlandia vieron que era necesario dar un golpe de timón a sus sistemas públicos de enseñaza y recurrieron a la metodología Montessori. Los demás fueron incorporando con el tiempo algunas de esas pautas, de forma que muchos recursos ideados por María de Montessori forman hoy parte del acervo pedagógico universal aunque no lleven su nombre».

En los centros Montessori conviven chavales de diferentes edades en la misma aula. Eso hace que los mayores vayan asumiendo de forma natural el liderazgo y guíen a los más pequeños en el aprendizaje. Las habitaciones donde se imparten las clases son amplias y luminosas con el fin de que el niño se sienta a gusto. «Se trata de crear un ambiente que haga sentirse cómodo al alumno para que pueda trabajar a su ritmo». Los profesores se llaman guías porque su objetivo no es tanto transmitir sus conocimientos como hacer que los niños los adquieran por su cuenta fomentando su curiosidad natural. «Lo normal en la educación convencional señala Eduardo García es que el educador llegue al aula y empiece a soltar su discurso de tal forma que muchos alumnos se van desconectando porque pierden el interés. En nuestras clases intentamos despertar su curiosidad para que ellos mismos realicen el aprendizaje».

Los centros Montessori están homologados, de forma que el temario es idéntico al que se imparte en los colegios oficiales. Los resultados académicos están por encima de la media aunque puede que en ello también influya que las familias que los escogen suelen tener una situación económica desahogada. En su mayoría son colegios privados con precios que están entre los 500 y los 700 euros mensuales por alumno. La demanda, asegura el director del colegio Montessori Conde de Orgaz, es cada vez mayor: «Ahora hay unos seiscientos alumnos y con la cantidad de solicitudes que recibimos tendríamos un margen muy amplio para crecer. Sin embargo, preferimos no hacerlo porque así podemos trabajar mejor».

En otro de los buques insignia del método Montessori en España, el colegio Palau de Girona, tampoco pueden atender todas las peticiones de matrícula. Los buenos resultados académicos de los alumnos influyen aunque los padres también tienen en cuenta otros factores. «Es un sistema ideado para sacar lo mejor de los niños en lo académico pero también en su relación con la sociedad, algo que cada vez se valora más», observa Ana Juliá, que además de presidir la Asociación Montessori es miembro del equipo directivo del colegio gerundense. ¿Qué es lo que en última instancia hace que las familias se decanten por el sistema? «Cuando llevamos a los padres a las aulas para que vean cómo son las clases suelen desaparecer todas sus dudas».

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