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Son peces, pero no tienen escamas
¿Por qué son tan preciados los caballitos de mar?

¿Por qué son tan preciados los caballitos de mar?

El mayor decomiso en España saca a la luz un lucrativo contrabando de caballitos de mar, muy apreciados en la medicina china por sus supuestas propiedades culinarias, curativas y afrodisíacas

Susana Zamora

Lunes, 23 de enero 2017, 02:18

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Son peces, pero no tienen escamas. Nadan, pero lo hacen erguidos. Tienen cola, pero no aletean (es prensil) y, en lugar de boca para alimentarse, tienen una trompa. Son tan extraordinarios que las crías no son de la madre que las parió, sino de un macho, que es el encargado de traerlas al mundo tras proteger los huevos durante tres semanas en una especie de bolsa marsupial. La singularidad de los caballitos de mar va más allá de una belleza fascinante, que atrae a desaprensivos, pero también a contrabandistas, atraídos por la posibilidad de vender un kilo de ejemplares secados por entre 500 y 2.500 euros en función de su estado y tamaño.

Ha pasado en Málaga, donde hace unos días se ha producido la mayor incautación de estas criaturas de mar registrada hasta ahora en España. En total, 2.133 especímenes (1.261 machos, 730 hembras y 142 inmaduros con medidas inferiores a los diez centímetros), cuyo peso superaba los siete kilos. Un alijo valorado en unos 10.000 euros, «pero por el que podría haberse pagado el doble en el mercado asiático», apunta Juan Antonio López, presidente del Aula del Mar de Málaga y presidente del Comité Español de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Para el responsable del grupo de Biología y Fisiología Larvaria del Instituto de Investigaciones Marinas del CSIC, Miguel Planas, la noticia no puede ser peor y alerta de dos realidades: por un lado, la probabilidad de que existan otros muchos casos, «de los que no nos enteramos», y, por otra, que haya personas que desconocen la prohibición de comerciar con ellos. «Además, con el crecimiento de la población china en España, tengo mis dudas sobre si finalmente esta mercancía saldría del país», plantea Planas.

El caballito de mar está protegido dentro del listado español de Especies Silvestres de Protección Especial desde el año 2011. Y esto en román paladino significa que a quien le pillen con capturas ilegales «se le puede caer el pelo», apunta Planas. Por lo pronto, el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (Seprona) ha detenido a cinco personas, acusadas de un delito contra la flora y la fauna por tráfico ilegal de especies amenazadas.

En el mundo existen unas 40 especies diferentes de caballitos de mar y dos de ellas se encuentran en Europa: el Hippocampus hippocampus y el hippocampus guttulatus. A esta última pertenecen los más de 2.000 caballitos de mar aprehendidos en la Costa del Sol, cuyo aeropuerto internacional convierte a su capital en un punto caliente para el decomiso de estos peces. Todo apunta a que en esta ocasión la mercancía procedía del sur de Portugal, del Algarve. «El parque natural de la Ría de Formosa es el mayor santuario de Europa de caballitos de mar. No hay parangón». En este enclave luso encuentran las mejores condiciones para vivir, rodeados de praderas de posidonia (su hábitat natural), pero pasan a ser una especie muy vulnerable porque estas concentraciones vegetales marinas están muy expuestas a aquellas actividades del hombre relacionadas con la contaminación y la pesca de arrastre. «Al ser malos nadadores, que apenas se desplazan, se ven amenazados cuando se acaba con su hábitat y no pueden buscar otro refugio», explica Planas.

Este especialista dirige actualmente un estudio de poblaciones salvajes y cría en cautividad de especies europeas de caballitos de mar, con el que ya se han logrado los primeros ejemplares resultado de apareamientos realizados en cautividad y el desarrollo de la primera técnica de cultivo viable y reproducible de la especie Hippocampus guttulatus. Pese a esta puerta que se abre para salvaguardar la especie, Miguel Planas tiene muy claro que no hay granjas suficientes para satisfacer la enorme cantidad de caballitos de mar que demanda el mercado asiático. «La medicina tradicional china utiliza anualmente 30 millones de estas frágiles criaturas para la elaboración de sus pócimas; lo peor de todo es que el 99% procede del medio natural», advierte. Aunque sin base científica alguna, esta medicina ha encontrado en los caballitos de mar su ingrediente mágico para la elaboración de mejunjes con propiedades supuestamente afrodisíacas y curativas. «Una vez secados, se trituran y con el polvo resultante elaboran sus pócimas». En ellas depositan toda su fe cuando falla la virilidad masculina y es necesario algo más que rosas y una buena cena para conquistar a la pareja.

Los saltamontes, los escorpiones y las estrellas de mar constituyen, junto a los caballitos de mar, la oferta culinaria más atractiva de los mercados callejeros de Pekín. «Se ofrecen como si fueran auténticos pinchos morunos», se lamenta el investigador del CSIC. Sus usos son innumerables en una cultura que encuentra en estos ejemplares un amuleto al que agarrarse para retener la buena suerte. Y hay quien llega a pagar entre 70 y 500 euros por conseguir uno vivo para sus acuarios.

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