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La Unidad de Tumores Genitourinarios que dirige Olmos en el CNIO inicio hace dos años la colaboración con el Ibima
«En Málaga no queremos ser seguidores de conocimiento, sino crearlo»

«En Málaga no queremos ser seguidores de conocimiento, sino crearlo»

David Olmos es el primer español becado por la Prostate Cancer Foundation y la clave en el proyecto que el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas impulsa junto al Ibima para investigar en Málaga sobre estos tumores. Tras seis años en Reino Unido y dos en el CNIO, este oncólogo malagueño redobla su implicación para poner en marcha el primer centro fuera de Madrid

José Vicente Astorga

Domingo, 22 de enero 2017, 01:23

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En cáncer de próstata es una autoridad internacional. Las alteraciones en dos genes responsables de estos tumores están asociados desde 2014 a quien en Reino Unido ha dejado huella en el Institute for Cancer Research de Londres, pero también entre los muchos pacientes que atiende cada semana en Málaga. Martes y miércoles los reserva en su agenda de jefe de Unidad del CNIO para trabajar en el espacio que el Ibima tiene en el Clínico. Es escaso y obliga a esperar a que algún lugar quede libre. El nuevo centro que se instalará en el recinto del Hospital Civil va mucho más allá de la comodidad para trabajar y dará a Málaga visibilidad en la investigación oncológica de élite.

La Unidad creada entre el Centro de Investigaciones Oncológicas y el Ibima funciona desde 2015. ¿Es un caso singular de descentralización del CNIO?

El convenio con el Ibima es el único caso de convenio del CNIO con una institución de fuera de Madrid. Cuando yo llegoya existía un acuerdo con el hospital universitario de Fuenlabrada, donde incluso se llega a hacer una pequeña inversión en laboratorio y Miguel Ángel Quintela hace una labor de investigación intensa. También con el 12 de octubre había médicos contratados por el hospital que le ceden espacio al CNIO.

El centro que ampliará esa colaboración con el Ibima tiene una paternidad compartida

La idea surge del interés hacia el proyecto por parte del doctor Emilio Alba, jefe de Oncología del Clínico, y el mío propio. Yo me formé como médico oncólogo aquí y él fue mi mentor, con una relación que es al tiempo de amistad y profesional. Creemos que Málaga reúne requisitos por casuística de pacientes y por potencial de crecimiento que la hacen mucho más atractiva frente a la fragmentación sanitaria enorme que hay en Madrid. Cuando tenemos en proyecto desarrollar cosas nuevas, el de los pacientes es un factor muy importante para poder alcanzar un valor estadístico exportable. Al final, la n es muy importante para la solidez de los hallazgos.

Y más para un descubridor de mutaciones en genes como usted...

Descubridor es demasiado.

¿Identificador?

Bueno. Nuestro trabajo es responder a preguntas en esta enfermedad del cáncer de próstata.

¿Se ha avanzado en la línea de investigación que usted marcó?

Sí, de hecho el proyecto que nos financió la Prostate Cancer Foundation y otros para los que se han conseguido financiación de otras fuentes va a dar lugar a importantes publicaciones este mismo año. Hay otros grupos que se han sumado a esta línea de trabajo, y al menos van a ser un par de artículos importantes que pueden influir mucho en la práctica clínica y en la visión de la implicación genética en el cáncer de próstata.

Además de ese factor, ¿pesa más el envejecimiento que los aspectos ambientales?

Hay un gran componente genético y es la enfermedad cancerosa con más grado de agregación familiar. Sabemos que influyen factores ambientales, y que el envejecimiento lógicamente acentúa su influencia.

¿Qué resulta clave para que Málaga pueda jugar un papel de primer nivel en investigación oncológica?

España en general está entre los países con un gran potencial en ese sentido, y Málaga por supuesto. La cuestión muchas veces para sobresalir es que existan los actores y los medios necesarios, y aquí hay un excelente nivel médico, magníficos profesionales y también investigadores que cuentan punteros en su área con gran reconocimiento internacional. En nuestra área de tumores genitourinarios lo que queremos es pasar de seguidores del conocimiento que se genera a generarlo nosotros. Creo que Málaga puede contribuir a ello, pero igual que la globalización ha hecho muchas cosas posibles, en investigación tenemos que aprender a trabajar más juntos unos con otros, y eso significa colaboración nacional y europea. En el CNIO tenemos una amplia red para trabajar con marcadores de respuesta, factores que podemos analizar en tejidos o sangre de los pacientes metastásicos. Entre Málaga y CNIO hemos logrado crear una red de 60 hospitales en España que colaboran reclutando pacientes, recogiendo datos clínicos, enviando muestras... Cerca de mil pacientes en dos años de una tipología exacta. Es una cifra muy buena, y esa red va a dar resultados cara a la práctica clínica. Estamos también tratando de trabajar en relaciones estables con grandes centros europeos para hacer estudios más complejos. Eso es un esfuerzo colectivo, aunque lo lideremos nosotros.

Con alguien como usted que se declara inconformista y que investiga en la frontera del conocimiento sobre esta enfermedad, resulta casi inevitable que el centro aspire a convertirse en referencia.

Pero para hacer una buena investigación también necesitamos una asistencia clínica de mucha calidad. Incorporar la investigación aquí solo tiene un sentido, que es mejorar el conocimiento para mejorar a nuestros pacientes.

¿Y cómo se puede alcanzar el objetivo de esa calidad asistencial con los problemas de saturación, listas de espera, recortes?

Si existen los medios, sí. Tenemos un sistema público que creo que a pesar de todas las quejas que consideremos, al compararnos con otros países, nos debemos sentir unos privilegiados, aunque es un sistema que corre peligro. Su sostenibilidad a la larga es complicada, porque a lo mejor no somos un país tan rico como hemos pensado. Evidentemente está la saturación por la demanda de servicios, por una población que envejece, y quizás también por un problema de cultura de cómo afrontamos la enfermedad y qué uso hacemos de los servicios sanitarios públicos. Todos esos granos de arena contribuyen a un sistema saturado, y ahí la motivación de los profesionales es fundamental. Un profesional motivado puede lidiar con más carga asistencial que el desmotivado. Creo que si los actores que participan están motivados y los medios tangible e intangibles existen el objetivo es posible.

¿Tiene reservas sobre la continuidad del compromiso político sobre el centro?

Soy optimista sobre el proyecto. Muchos actores han mostrado ya su compromiso. Se tiene que concretar en el caso del edificio pero la Diputación ha expresado claramente su voluntad, tenemos el apoyo de la gerencia de Carlos Haya y Clínico, y el SAS está siendo proactivo.

Trabajó seis años en Reino Unido. Habrá cribado lo bueno y lo menos bueno de aquel sistema de hacer ciencia ¿Qué quiere aplicar aquí?

Evidentemente mucho e lo que quiero integrar en este proyecto son las cosas que he visto como buenas del centro donde trabajé en Reino Unido, pero también de aquí. A mí me gusta crear estructuras. No me gusta que el talento las cree y las haga personodependientes. La estructura de funcionamiento debe estar preparada para automantenerse y autogenerar talento, y no al revés, y cuando no lo hay se importa, pero en el campo de la investigación donde las motivaciones son diferentes a otros campos, el investigador necesita la solidez de la institución, que exista un apoyo continuado, una masa crítica que le ayude a crecer.

Pero para atraer talento hacen falta buenos medios económicos.

Sí, pero en España se ha invertido por ejemplo en grandes servicios de hospitales que durante diez años han sido magníficos, los más punteros pero que se transforman en otra cosa cuando no están esos profesionales que los lideran porque se produce una renovación generacional o también hospitales enteros que durante un tiempo tienen gran fama. Hay muchas oscilaciones, pero muchas veces no son las naturales porque nuestra forma de funcionar depende mucho de las personas y no de la estructura.

Tampoco ayuda el escaso reconocimiento social de los investigadores respecto a personajes que tienen gran eco social en los medios.

No me preocupa. Cuando yo hago las cosas no busco solo el reconocimiento personal. Lo que sí creo que falta quizás es la concienciación social y el apoyo continuado a nuestra labor. La carrera profesional en medicina no está muy definida, algo que se agudiza en la investigación. Hay personas que han hecho cosas relevantes y muy dignas, que no tienen contrato consolidado de investigadores. Y no estoy hablando de convertir en funcionario al investigador porque una estabilización demasiado cómoda puede llegar a resultar tan perniciosa como la precariedad. Hay que reevaluar los objetivos. En el mundo anglosajón tienes siempre claros los mínimos a los que tienes que llegar. Con las personas a mi cargo yo lo hago, valoramos objetivos de grupo y personales, pero eso se tiene que traducir a efectos de un baremo de estabilidad laboral. Nosotros nos sentimos afortunados porque conseguimos financiación a diferencia de otros buenos investigadores.

¿Cómo valora el papel de los laboratorios farmacéuticos en la investigación biomédica?

Son actores con los que tenemos que interactuar. Ellos buscan el beneficio, pero no es algo incompatible con buscar sinergias con nuestra tarea. Contamos con proyectos a los que aportan financiación y esa colaboración con transparencia es algo que a todos nos permite avanzar. Podemos hablar de si su margen es mucho o poco, pero la alternativa sería que los gobiernos invirtieran más y eso no ocurre.

¿Fueron esos recursos clave en los años de plomo de los recortes?

Como en todos los sitios, en el CNIO hemos sentido los recortes, aunque ahora parece que vuelve la estabilidad. Con los laboratorios, mi sensación es que el recorte ha sido menor, pero también los hubo.

En el cáncer de próstata, ¿qué se ha avanzado en diagnóstico?

Hemos avanzado mucho, y se diagnostica mucho más en fase temprana. La cuestión clave es cómo hemos mejorado en la supervivencia de los pacientes. En este sentido, la aplicación del PSA ha generado beneficios y perjuicios potenciales. Diagnosticamos más cánceres que antes, pero muchos nunca hubieran dado un problema, de forma que en algunos casos estamos sobretratando y generado en el paciente secuelas que no inciden en la supervivencia. Existe un estudio que analizaba autopsias de enfermos que morían y por cada década la incidencia del cáncer de próstata aumentaba de forma notable. Es una enfermedad seguramente muy ligada al envejecimiento, con tumores desde irrelevantes a muy agresivos. A veces es muy difícil distinguirlos. Utilizamos diversos parámetros, incluida la biopsia, y ahora incorporamos el árbol genético. La cirugía y radioterapia se deciden actualmente en ciertos casos muy de acuerdo con el paciente, pero quizás mañana se elijan según el perfil genético.

¿Las terapias clásicas seguirán siendo complemento de las nuevas?

Queda tiempo para eso. Respecto al éxito en el tratamiento inmunológico en pulmón y melanoma estamos lejos en próstata porque es un tumor que suprime el sistema inmune de forma diferente, y eso no nos permite actuar igual. Hay alguna pequeña promesa, pero muchas han fallado.

¿El nuevo centro contribuirá a impulsar el proyecto de secuenciador masivo del genoma de tumores que está en marcha en Málaga?

Creará más equipo, nos consolidará y nos permitirá avanzar en la calidad y cantidad de lo que hacemos y poder estar en cabeza. Eso va ligado a la secuenciación masiva de tumores, una herramienta a baja o gran escala con la que generamos librería de información genética sobre diversos tipos de tumores y nos permita identificar genes y mutaciones. Todo eso es clave para la monitorización del paciente, en los tratamientos. El nuevo centro será muy importante porque hay gran capacidad de crecimiento. Aquí, después de dos años, ya existe una clara necesidad de más espacio que habrá que dotar de recursos humanos y económicos, e incluso con más apoyo institucional al que ya hay. Nos permitirá integrar todos los equipos con interés en la Unidad:los de Urología del Civil con los doctores Víctor Baena y Emilio García Galisteo, los de Radioterapia de Carlos Haya y del Clínico, con Emilio Medina, que además es gerente del hospital; los de Oncología médica de Carlos Haya y Clínico, Urología del Clínico, con Javier Machuca, y algunos actores más como Bernardo Herrera. Todo lo que tenemos disperso en torno al núcleo de Oncología lo podremos consolidar, de manera que podamos imbricar mejor investigación y asistencia.

¿Qué sinergias con otros centros abre la secuenciación genómica?

Hay tres limitantes: la capacidad informática, esos megas que generas, capacidad de análisis y la capacidad financiera necesaria. Ahora no es factible en el sistema público costear la secuenciación de todos los tumores, de la línea germinal de todos los pacientes, nuestro DNA constitutivo y el DNA tumoral. La capacidad de secuenciación es importante, pero tendremos que crecer. Incluso en CNIO no podemos hacer secuenciación de genoma completo, y nos apoyamos en otros centros. Se trata de buscar sinergias y de un buen uso de los recursos. Para tomar decisiones asistenciales quizás en dos años en el cáncer de pulmón sea más factible la secuenciación que cinco análisis por separado. Es un aspecto importante para hacer una investigación integrada. En Málaga necesitamos un laboratorio con independencia de que el principal esté en el CNIO, que nos seguirá aportando lo que no podamos hacer aquí en relación a la gran muestra de pacientes.

¿Dudó a la hora de volver a España y a Málaga desde Reino Unido?

Dudé sí quedarme. Influyeron en la decisión las circunstancias personales y también ese gusanillo que siempre tienes de volver y aportar a tu ciudad tu inquietud y tu motivación. Como investigador, el apoyo de las instituciones es importante, pero también tienes que tener un reconocimiento internacional. Es mucho más fácil que yo atraiga ahora colaboraciones después de haberme hecho cierto... nombre y tenga relaciones con otros grupos a que lo haga solo. Eso me permite atraer posibles socios de la industria y ser más competitivos cuando pedimos proyectos nacionales.

¿Qué le pide a la sociedad malagueña en relación al proyecto?

Que el entorno social se implique en el apoyo económico y moral al proyeto porque a largo plazo revertirá en todos, y a nivel de empresas y en la medida de que tengan planteamientos filantrópicos miren hacia la ciudad y nos ayuden no sólo a nosotros, también al Ibima. Aunque tenga 2.000 años Málaga es una ciudad joven, tiene hospitales jóvenes y su peso como ciudad en el sur de España se tiene que traducir en el apoyo de sus instituciones a la investigación.

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