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Ingenieros de la ESA analizan los datos de la sonda en la sede de Darmstadt (Alemania). :: afp
Éxito a medias de Europa en Marte

Éxito a medias de Europa en Marte

La misión principal logra su objetivo pero la sonda experimental de aterrizaje pierde el contacto con la Tierra

BORJA ROBERT

Jueves, 20 de octubre 2016, 00:44

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La sonda Schiaparelli no da señales de vida. Tras realizar correctamente los primeros pasos de su maniobra de aterrizaje en Marte, tal vez todos menos el último, la Agencia Espacial Europea (ESA) ha perdido todo contacto con ella. Los científicos de la misión aguardan la recepeción, esta madrugada, de la telemetría de la nave, a ver si da pistas sobre qué ha podido ocurrir. Es posible que, en vez de posarse con suavidad sobre la superficie de planeta rojo, como estaba previsto, se haya estampado contra el suelo. Hoy por la mañana se esperan novedades. Pero no todo son malas noticias. La principal nave de la misión, el orbitador Trace Gas Orbiter (TGO), ha cumplido su objetivo de frenar y engancharse a la gravedad de Marte. Mientras que Schiaparelli era una sonda experimental para probar la tecnología de aterrizaje, la información que vaya a proporcionar TGO sí que es fundamental para el futuro de la misión 'Exomars'. Perderla habría sido catastrófico para los planes de búsqueda de vida en Marte de la ESA. En conjunto, la jornada deja sensación de éxito a medias.

«Necesitamos más información», indicó Paolo Ferri, jefe de operaciones de la ESA, sobre el desenlace del aterrizador. «Era una prueba, y solo si nos sirve para aprender y sacar conclusiones podremos considerarla un éxito». La sonda Schiaparelli es el segundo intento de Europa de llevar una sonda hasta el suelo marciano y el único ensayo de un plan más ambicioso: posar a salvo, en 2020, un laboratorio teledirigido del tamaño de un coche. Solo la NASA, que en 2012 plantó a su rover Curiosity sin problemas con una de las secuencias de maniobras más audaces de la era espacial, ha logrado algo semejante.

De momento, solo siete misiones han logrado aterrizar en Marte. «Es muy difícil», recalcó Elliot Sefton-Nash, científico planetario de la ESA. «Con la Beagle 2 llegamos hasta el suelo a salvo, pero no fue posible hacerla funcionar y, por tanto, no cumplió su misión».

A falta de datos concluyentes, el desenlace de Schiaparelli empieza a recordar al de la sonda Beagle 2, el primer intento europeo de plantarse en Marte. También con ella se perdió la señal antes del aterrizaje, y nunca se recuperó. Dos meses después de su llegada, la ESA canceló la misión tras multitud de intentos de contactar con ella y sin saber si había aterrizado o se había destrozado contra el suelo. No fue hasta 2013 que un satélite de la NASA, el Mars Reconnaissance Orbiter, descubrió los restos del Beagle 2 en el suelo de Marte y se supo que el aterrizaje había ido bien y el fallo fue de otro tipo, probablemente en el despliegue de sus antenas de comunicación y sus paneles solares.

El plan de aterrizaje de la sonda Schiaparelli era tan ambicioso como arriesgado. La ESA había diseñado una maniobra en tres etapas que debía completar de forma automática, sin fallos y en solo seis minutos. Primero, un frenazo contra la atmósfera de Marte que permitiese pasar de 21.000 km/h a algo más de 1.500 km/h. Después debía desplegar un paracaídas supersónico que redujese su velocidad todo lo posible. Por último, unos retropropulsores controlados por el ordenador de a bordo debían llevarla suavemente hasta dos metros de altitud. Solo ahí debía apagar los motores y desplomarse sobre su barriga semiflexible.

En Tierra se ha recibido confirmación de todos los pasos excepto del más importante: la confirmación del aterrizaje. Y más que saber si la sonda está bien, lo que preocupa a la ESA es conocer los detalles de lo que ha pasado. «Durante la medianoche llegará la telemetría y pasaremos toda la noche procesándola y estudiándola», aseguró Ferri. Hoy, a lo largo del día, deberían conocerse más detalles. Y si Europa sabe aterrizar, o no, en Marte.

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