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Recreación de la estrategia de colonización interplanetaria de Musk.
Un plan espacial lleno de incógnitas

Un plan espacial lleno de incógnitas

El proyecto de colonización de Marte de Elon Musk se presenta pocas semanas después de un fallo catastrófico en un Falcon 9, un cohete mucho más sencillo y pequeño que el propuesto para colonizar el Sistema Solar

Borja Robert

Miércoles, 28 de septiembre 2016, 15:51

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Nunca un anuncio de Elon Musk ha sido tan ambicioso como el de sus planes de colonizar Marte y, a partir de ahí, otros astros rocosos del Sistema Solar. Tampoco ha habido ninguno que despierte tantas dudas sobre su viabilidad. Su proyecto plantea retos inmensos en multitud de disciplinas: de ingeniería, biológicos, médicos, geológicos y también económicos. Aunque el multimillonario surafricano ha asegurado que sería posible empezar los lanzamientos a mediados de la próxima década, también ha reconocido que probablemente no sea así.

Para empezar, el sistema de lanzadores y naves que componen su Sistema de Transporte Interplanetario son significativamente más grandes y complejos que cualquiera construido hasta la fecha. De momento, SpaceX (la empresa espacial de Musk) solo opera un cohete, el Falcon 9, más pequeño y sencillo. Aunque es el primero capaz de llevar cargamento a la Estación Espacial Internacional y aterrizar a salvo la primera etapa -la más cara-, ha sufrido dos accidentes catastróficos en menos de dos años.

Según el diseño que presentó este martes en el Congreso Astronáutico Internacional, el cohete principal de su nuevo proyecto -que durante su etapa de rumor se había bautizado de forma no oficial como Big Fucking Rocket, Cohete Jodidamente Grande, en inglés- contaría con 42 motores que deben funcionar al unísono para colocar cientos de toneladas en órbita de una sola vez. Un gran reto de ingeniería. En comparación, el Falcon 9 usa nueve motores y es capaz de llevar 26 toneladas al espacio.

El proyecto también propone que la nave que debe aterrizar en Marte con su tripulación de humanos lleve un sistema que, con recursos del propio planeta, sea capaz de generar su propio combustible para regresar a la Tierra. Una tecnología -denominada ISRU- que se cree que es factible, pero que nunca se ha probado.

También falta por responder la pregunta de cómo sobrevivirían los colonos marcianos en el Planeta Rojo. De dónde obtendrían el oxígeno para respirar y la comida y el agua necesarias para mantenerse con vida. Para los tres retos hay propuestas tecnológicas -invernaderos de cultivo, sistemas que usan energía solar para crear una atmósfera saludable, y otras- pero están, como máximo, en una etapa muy incipiente de su desarrollo.

El mismo viaje entre la Tierra y Marte supone un reto. La humanidad, de momento, nunca han ido más allá de la Luna. El trayecto al Planeta Rojo sería de varios meses, en lugar de unos pocos días. Una larga temporada de exposición a radiación cósmica y a las peligrosas llamaradas solares, lejos de la protección del campo magnético terrestre. Según Musk, el riesgo no es para tanto."Si acaso, aumenta un poco la probabilidad de tener cáncer", aseguró. Incluso afirmó que sería un periodo"muy divertido", lleno de"juegos en gravedad cero".

Pero el principal reto del proyecto es económico. Desarrollar todas las tecnologías necesarias y construir los lanzadores y las naves es una empresa de muchos miles de millones de euros. Ni SpaceX, ni el propio Musk, tienen tanto como para financiarlo. De momento, no está claro si algún país estaría dispuesto a aportar fondos para una aventura tan ambiciosa y de resultado tan incierto.

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