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Fósiles del esqueleto reconstruido del Austrolopithecus afarensisi conocido como Lucy.
Lucy, 'la madre de la humanidad', se mató tras caer de un árbol

Lucy, 'la madre de la humanidad', se mató tras caer de un árbol

Investigadores descubren varias lesiones en los restos fosilizados del esqueleto de Lucy, el homínido bípedo más antiguo que se conocen, que concuerdan con un brusco impacto desde más de 12 metros de altura

b. r.

Lunes, 29 de agosto 2016, 18:51

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Lucy, el homínido más antiguo que se ha encontrado nunca, probablemente se mató tras caer de un árbol. Un equipo de investigadores han analizado sus restos fosilizados y han encontrado pruebas de fracturas en distintas partes de su cuerpo. Apuntan, en un artículo publicado este lunes en la revista Nature, a que se precipitó al vacío desde unos doce metros de altura, lo que le provocó lesiones de gravedad por todo el cuerpo que acabaron con su vida.

Los restos de Lucy son los más antiguos que se conocen de un antepasado de los humanos modernos que ya caminase sobre dos patas. Era una Australopitecus afarensis que vivió hace más de tres millones de años en la actual Etiopía. Se ha ganado, por esto, el título popular de 'madre de la Humanidad'. Ya se sabía que medía alrededor de 1,10 metros de altura, pasaba algo menos de 30 kilos y que debía tener unos veinte años en el momento de su muerte. Todavía es parte del debate científico si vivía todo el tiempo en el suelo o si era parcialmente arbórea. El artículo publicado este lunes en la revista 'Nature' da pistas sobre los dos últimos puntos.

Probable causa de muerte

Los investigadores han detectado fracturas por todo su cuerpo, aunque la primera de la que se dieron cuenta estaba en el húmero, justo junto al hombro. «Esta fractura por compresión es lo que pasa cuando las manos chocan contra el suelo durante una caída y provocan que los huesos del hombro se choquen los unos con los otros», ha explicado John Kappelman, científico de la Universida de Texas (EE UU) y coautor del trabajo. «Dejan una huella muy particular en el húmero».

Para cerciorarse, los científicos consultaron con médicos forenses y ortopédicos especialistas. Poco a poco aparecieron otras fisuras y fracturas en el otro hombro, el tobillo, la rodilla, la pelvis y en una costilla. «Todas coherentes con lo que esperas tras una caída desde una gran altura». Y puesto que no hay ningún resto que haga pensar que estas heridas se curaron ninguna muestra recalcificacíon, los investigadores creen que son 'perimortem'. Es decir, producidas justo antes de morir. Dada su gravedad, muy probablemente la causa de muerte.

Según sus cálculos, Lucy aterrizó a más de 35 kilómetros por hora, con los pies por delante y apoyó los brazos contra el suelo para intentar amortiguar el golpe. «Cuando nos dimos cuenta del alcance de sus lesiones, no pude evitar imaginármela y sentir un pulso de empatía a lo largo del espacio y el tiempo», ha afirmado Kappelman. «Lucy había dejado de ser una caja de huesos y, con su muerte, había pasado a ser un individuo: un pequeño cuerpo destrozado e indefenso bajo un árbol».

Los autores del trabajo creen que, aunque Lucy pasaba buena parte del día en el suelo, subía a los árboles tanto para recolectar comida como para protegerse durante la noche. Y especulan con que, tal vez, su adaptación a caminar erguida la había hecho menos hábil en sus movimientos entre las ramas.

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