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Segunda generación. Los satélites meteorológicos actuales se mantendrán en servicio hasta dentro de cuatro o cinco años.
La máquina del tiempo

La máquina del tiempo

Una ingeniería española participa en la fabricación de los Meteosat de Tercera Generación, capaces de realizar previsiones climáticas fiables a tres semanas vista

joseba vázquez

Domingo, 23 de abril 2017, 00:37

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Se otea en el horizonte un anticiclón que augura cielos despejados y tiempos bonancibles para numerosos sectores económicos. Sus positivos efectos favorecerán la actividad en campos como la agricultura, ganadería, pesca, hostelería, la navegación aérea y marítima... y reducirá los casos de bochorno entre los hombres y mujeres del tiempo. Cuando los satélites Meteosat de Tercera Generación (MTG) entren en órbita geoestacionaria a 36.000 kilómetros de la Tierra, casi la décima parte de la distancia a la Luna para sustituir a los de segunda generación (MSG), los nuevos instrumentos ampliarán notablemente las misiones, capacidades y fiabilidad de sus antecesores. Eso ocurrirá dentro de cuatro o cinco años y, con ellos circulando a esa altura, se espera un avance histórico en la predicción de precipitaciones mediante el uso de nueva información por medio de un mapa tridimensional generado por esos ingenios. Con los datos captados por estos artefactos se mejorará significativamente la localización y evolución del cielo en el largo plazo, y también en el corto para el caso de tormentas, granizadas y otros fenómenos violentos, determinando además con mayor precisión las zonas que serán afectadas por ellos. Dicho en román paladino, los satélites MTG jubilarán a sus padres porque acertarán más y con mayor anticipación. Los expertos estiman que en las estaciones más estables, verano e invierno, cuando las variaciones atmosféricas son menores, será posible realizar buenos pronósticos climáticos a tres semanas vista. El sistema de segunda generación actualmente en servicio apenas lo hace con siete días de adelanto.

El programa Meteosat, fruto de la cooperación entre la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos (EUMETSAT) y la Agencia Espacial Europea (ESA) para proporcionar información a Europa y África, data de 1977, que es cuando se lanzó el primer aparato. El proyecto de tercera generación está compuesto por seis satélites, cuatro con cámara flexible combinada (FCI) y dos con sonda infrarroja (IRS). No todos trabajarán a la vez: en órbita permanecerán de forma simultánea al menos dos, uno de cada clase, y en ocasiones hasta tres. Será la primera vez que se utilicen dos tipos diferentes. Iniciarán la misión en 2021 o 2022 y, como las plataformas se solaparán en el tiempo, la previsión es que el servicio de esta tercera generación se extienda hasta el año 2038. El plan de puesta en marcha de los seis satélites cuenta con un presupuesto inicial superior a los 2.100 millones de euros y en el programa juega un papel relevante una ingeniería española, el grupo privado de tecnología Sener. La firma participa como «subcontratista de primer nivel» y se responsabiliza del diseño y montaje de tres funciones clave en el proyecto, «el mecanismo de escaneado, el de calibración y obturación del subsistema y los equipos de verificación del sistema de orientación del satélite», según detalla Diego Rodríguez, director del departamento de Espacio de la ingeniería.

Europa en 2,5 minutos

Se trata del desafío más importante en la historia de esta compañía fundada por el ingeniero naval Enrique de Sendagorta, en Getxo (Bizkaia), hace 61 años y que ahora tiene también sedes en Madrid, Barcelona y Valencia. La empresa suma casi 6.000 empleados en las oficinas que tiene repartidas por 17 países de Europa, América, África y Asia. Sener, que también trabaja en los sectores naval, de energía, infraestructuras y transporte, aterrizó en el proyecto subcontratada por un consorcio franco-alemán que ganó el contrato de los Meteosat de Tercera Generación. En la parte que le corresponde, el grupo superó en el concurso a una empresa suiza después de trabajar en ello desde 2008. «Antes de entrar en una oferta de este tipo has hecho un esfuerzo que puede llegar a ser del 10% del coste final explica Rodríguez. Eso lo adelantas y puedes perder. Asumes un riesgo, pero estos son los retos que nos gustan. Ojalá nos salgan más».

A la sociedad española le avalaban en la puja su experiencia y prestigio. Se cumplen ahora cincuenta años del diseño y construcción por su parte de la torre de lanzamiento de cohetes científicos en Kiruna (Suecia), su primer trabajo en el ámbito espacial. «Desde entonces hemos enviado más de 280 equipos y vehículos sin fallo». También ha participado en la misión Curiosity de exploración en Marte y en la sonda Rosetta, que hace tres años hizo aterrizar el módulo Philae sobre el cometa 67P.

Un equipo de 25 ingenieros atiende específicamente en Sener su responsabilidad en los MTG y ha resuelto «el problema de las increíbles imágenes de Meteosat con una cámara que combina un telescopio, que proporciona alta resolución, con un mecanismo de barrido con espejo que genera una escena amplia, como un gran angular», precisa Diego Rodríguez. Estos satélites van a ser capaces de realizar barridos a tal velocidad que ofrecerán una toma completa y al máximo detalle de Europa cada dos minutos y medio.

El lugar exacto

Los especialistas calculan que la tercera generación de Meteosat aportará pronósticos fiables del tiempo a tres semanas vista, algo impensable ahora mismo. De ser así, esto tendrá un obvio efecto en la programación de nuestro ocio y reducirá, por ejemplo, el número de cancelaciones en hoteles y apartamentos que a menudo se dan a última hora por mala climatología. «El impacto económico va a ser muy elevado», afirma el director de Espacio de Sener. Según las previsiones técnicas, la capacidad de barrido y calibración que distingue a estos nuevos artefactos les permitirá indicar con exactitud el momento y lugar en que se va a producir un fenómeno violento: gota fría, grandes tormentas y nevadas, una granizada...

Siete euros de ahorro por cada uno invertido

  • «Un euro invertido en medidas de prevención de los riesgos asociados a fenómenos climáticos puede ahorrar siete en gastos relacionados con los desastres». Lo dijo hace unos años Michel Jarraud, que ocupó hasta 2015 la secretaría general de la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Los expertos opinan que la denominada alerta temprana salva miles de vidas humanas y reduce costes de forma notable. Es el «elevado impacto económico» que se espera de la tercera generación de Meteosat y que Jarraud resumió al afirmar que los recursos destinados a servicios meteorológicos «deben considerarse una inversión y no un gasto».

«Ahora mismo, emitimos avisos de fenómenos de alerta con 24-48 horas e antelación, pero no podemos decir exactamente dónde; podemos señalar una zona de una provincia, pero nada más», explica Jose Antonio Fernández Monistrol, director de Producción e Infraestructuras de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). «El MTG nos va a añadir precisión sobre el lugar de la tormenta y la intensidad de la precipitación. Creo que con 24 horas de antelación podremos afinar exactamente el punto concreto donde se producirá un fenómeno de alerta». El sector primario, especialmente la agricultura, se verá beneficiado. La actividad en cultivos y ganadería sufrió el 22% de las pérdidas económicas provocadas por sequías, inundaciones, tormentas o tsunamis en el decenio 2003-2013, según un informe de la ONU. En concreto, 70.000 millones de dólares en ese periodo, algo más de 66,1 millones de euros. La pesca y las navegaciones aérea y marítima también son víctimas frecuentes de las inclemencias consideradas violentas.

«Esta información no va a evitar esos fenómenos, pero va a permitir a todos los sectores afectados tomar decisiones para paliar sus efectos», valora Diego Rodríguez. Fernández Monistrol apunta alguna ventaja más. «Los MTG van a poder medir la velocidad del viento por el desplazamiento de las nubes y aportarán datos nuevos sobre concentraciones de ozono, de monóxido de carbono, de ceniza volcánica...». Como ejemplo, los satélites de tercera generación tal vez hubieran aliviado las molestias sufridas en abril de 2010 por centenares de miles de viajeros a causa de la gran nube de humo expulsada por un volcán islandés. El espacio aéreo del norte de Europa se cerró durante unos días. De haber contado con información anticipada, los afectados podrían haber elegido rutas alternativas.

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