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Hind Achabi, de 38 años, vestida de fiesta para un acto en Milán. A la derecha, su esposo, el diplomático Sadiq Marafi.
El pecado capital de Hind Achabi: dos años de cárcel por adúltera

El pecado capital de Hind Achabi: dos años de cárcel por adúltera

La presidenta de una firma aérea marroquí irá a prisión tras ser denunciada por su marido, el embajador de Kuwait en Viena

icíar ochoa de olano

Jueves, 30 de marzo 2017, 00:19

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La Justicia marroquí es igual para todos. Al menos, cuando se trata de asuntos maritales. Si un súbdito del reino alauí pone los cuernos a su pareja y esta le denuncia ante los tribunales, ya puede ser el mismísimo presidente de una compañía privada de jets de lujo, que acabará con sus huesos en la cárcel por una larga temporada, como manda el Código Penal de ese país. Eso es justo lo que le ha ocurrido a Hind Achabi, fundadora y presidenta de un holding que incluye Dalia Air, una empresa aérea especializada en el transporte de negocios y de ocio internacional con sede en Casablanca.

La alta ejecutiva, de 38 años, estaba habituada a relacionarse con la elite financiera internacional. Su vida de altos vuelos transcurría en los ambientes más refinados y exclusivos de Rabat, Milán, Nueva York y Viena, la capital europea en la que su marido ejerce como embajador de Kuwait. Hasta el pasado verano. En agosto, Madame Achabi, como estaba acostumbrada a que la trataran, fue trasladada al centro penitenciario de Salé, a las afueras de la capital marroquí, y confinada en una celda. Allí permanece desde entonces y allí seguirá otros diecisiete meses hasta que cumpla de manera íntegra su pena por adulterio y falsificación de documentos.

Un tribunal de apelaciones en Rabat acaba de tumbar esta misma semana el recurso presentado por su letrado y ha hecho firme la sentencia de dos años de prisión contra la rica empresaria. Las relaciones extramatrimoniales están consideradas en Marruecos un delito grave y se castigan con un máximo de dos años de prisión. Los mismos magistrados que han ratificado la condena a la directiva infiel han decidido, por contra, poner en libertad a su amante y pareja, el también industrial marroquí Mohcine Karim Bennabi, al considerar suficiente escarmiento su permanencia en el mismo penal durante los últimos siete meses.

La sentencia judicial, que afecta también a la hermana de la presidiaria, condenada a medio año entre rejas por complicidad en el uso de documentos falsos, contempla para el marido y verdugo de Achabi una indemnización de 18.000 euros. El abogado de la rea, que desde el principio cimentó su defensa sobre el argumento de que su clienta ya se había divorciado del diplomático kuwaití en septiembre de 2014, no ha logrado modificar un ápice su destino entre barrotes. «El problema es que Achabi no pudo obtener en Kuwait los papeles del divorcio y le acusan de falsificar documentos cuando en realidad solo hay una fotocopia», explica en vano el letrado.

Pruebas de paternidad

El culebrón mantiene en vilo tanto a las clases más pudientes como a las más humildes del reino magrebí desde que Sadiq Marafi decidió mover ficha impulsado por las serias sospechas que albergaba de que su esposa le estuviera siendo infiel. Las dudas del ahora representante del ministro kuwaití de Asuntos Exteriores en la capital austriaca fueron en aumento, hasta hacerle reclamar a la justicia marroquí que practicaran dos pruebas de ADN. Quería comprobar si en verdad se trataba del progenitor de los dos bebés que Achabi alumbró en 2015 y 2016.

Los test revelaron que el diplomático no era el padre de ninguna de las criaturas. El letrado de la madre ha recalcado que en el momento de ambos alumbramientos «ya no estaban casados. Aunque continuaban haciendo negocios, ya se habían divorciado. La única relación entre ambos se debía a los intereses empresariales que comparten», asegura. La ejecutiva ha podido ver a sus hijos una vez por semana en la cárcel de Salé, donde también están recluidos varios presos políticos saharauis y españoles acusados de narcotráfico que han denunciado en varias ocasiones las condiciones deplorables de hacinamiento y suciedad en las que se encuentran.

Aunque en los últimos años al menos dos países, como Corea del Sur y México, han convenido en que la criminalización por adulterio contraviene el derecho internacional y han procedido a despenalizarlo, Marruecos se resiste a revisar su legislación. Pese a las continuas peticiones que efectúan en este sentido distintos colectivos sociales, la mayoría de los partidos con representación parlamentaria no muestra la menor disposición a abordar el tema. Tanto es así que el anterior Gobierno, encabezado por el partido islamista Justicia y Desarrollo, presentó en abril de 2015 una propuesta de reforma del Código Penal y no incluyó ningún artículo relacionado con las libertades individuales, como la despenalización de las relaciones extramatrimoniales o de la homosexualidad, que se castiga con penas de seis meses a tres años de prisión y con multas que oscilan entre los veinte y los cien euros. El pasado mes de noviembre, dos adolescentes fueron detenidas y encarceladas durante una semana por besarse.

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