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Feliciano y Alba, el día de su boda, el 17 de julio de 2015.
Alba Carrillo y su falta de sexo con Feliciano

Alba Carrillo y su falta de sexo con Feliciano

La modelo vuelve a la carga con los motivos de su ruptura. «Me hacía sentir como un trapo»

Susana Zamora

Viernes, 24 de febrero 2017, 00:26

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De aquella relación con Feliciano López ya no quedan ni rescoldos. Solo las cenizas del infierno que, en palabras de la que fue su mujer, supusieron los once meses de matrimonio con el tenista. Ahora, Alba Carrillo está dispuesta a contar los verdaderos motivos de su mediática ruptura. Lo hará esta noche, en 'Sálvame Deluxe'. Pero ya ha avanzado algunas perlitas que soltará en el programa de Jorge Javier Vázquez. Todo apunta a que «Infeliciano», como la modelo lo llama irónicamente por sus supuestas infidelidades, no saldrá bien parado. Alba ha decidido desvelar sus secretos de alcoba más íntimos. «Imaginaos cómo me sentía como mujer cuando mi marido llegaba después de un mes de viaje y no me quería tocar. Decía que le dolía la cabeza, pero a mí me hacía sentir como un trapo», confiesa la modelo. Del tenista ha dicho que era «frío» y «nada sensible» y ha declarado abiertamente que durante su matrimonio «no es que no hubiera fogosidad, es que no había relaciones».

Carrillo reconoce que empezó a salir con Feliciano porque le atraía físicamente, pero también para darle celos a su anterior pareja, el expiloto de motociclismo Fonsi Nieto. Ahora vuelve a la carga después de numerosas intervenciones televisivas y photocall, en los que dedicó frases tan lapidarias a su 'ex' como, «el que nace cerdo, muere lechón». La modelo ha llegado a decir que a punto estuvo de tirar por los aires la boda con el tenista tres meses antes de celebrarse. «Le dije a Feliciano que no podía casarme, que no podía con sus padres, que me cambiaban los preparativos y opinaban de todo», recuerda. Aunque el colmo de la relación con sus suegros y lo que peor llevó, según ha asegurado ella misma, fue el irse a vivir «a la que siempre fue la casa de Feliciano y nunca nuestra casa. Sus padres tenían llaves y entraban y salían cuando querían. Nunca sentí como mío aquel domicilio».

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