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El autor asegura que Abraham Lincoln (en el centro) era gay.
¿Era Lincoln homosexual?

¿Era Lincoln homosexual?

El dramaturgo Larry Kramer dedica 40 años de su vida a reescribir la historia de EE UU y llega a la conclusión de que también Nixon, Washington y Mark Twain eran gais

fernando miñana

Domingo, 26 de abril 2015, 01:17

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La vida de Larry Kramer cambió radicalmente en los años ochenta. El dramaturgo, que se había licenciado por la Universidad de Yale, avanzaba por un camino relativamente tranquilo con colaboraciones para el cine que le valieron, incluso, una nominación a los Oscar de 1969 por el guión adaptado de la película 'Mujeres Enamoradas'. Su visión del mundo gay era divertida, como el libro que publicó en 1978 titulado 'Faggots' (Maricones). Pero el sida lo cambió todo en la siguiente década. Un par de amigos cercanos murieron y el miedo se instaló en las alcobas. Muchos homosexuales se sintieron, además de marginados, desasistidos. Y el humor de Kramer, entonces, se agrió.

Los últimos cuarenta años, casi la mitad de la vida de este hombre de 79, los consagró a reescribir la historia de Estados Unidos. Pero no siguiendo el hilo convencional. Ni mucho menos. Kramer se empeñó en contar las inclinaciones sexuales de algunos de los grandes personajes de su país. Y ahora, 800 paginas más tarde, a sus ojos, Abraham Lincoln era homosexual. Como los expresidentes Richard Nixon y George Washington, o los escritores Herman Melville ('Moby Dick') o Mark Twain ('Las aventuras de Tom Sawye').

The American People. Volume 1 ha sacudido los sillones de puritanos e historiadores. Les escuece que a importantes referentes de su país pudieran gustarles personas del mismo sexo. Y a los cronistas de Estados Unidos les remueve el ligero rigor que avala las teorías de Kramer y solo ven en sus afirmaciones una búsqueda de la notoriedad.

El escritor se lo toma con sorna y rebate a sus críticos con palabras difusas. «La gente me dice: '¿Puedes probar que George Washington era gay?'. Y yo les digo: '¿Puedes probar tú que no lo era'?», explica, tratando de justificarse, en una entrevista con 'The New York Times'. Y añadía pruebas tan poco definitivas como que el expresidente estaba siempre rodeado de hombres y que, además, diseñó sus uniformes.

El primero de los dos volúmenes llega hasta 1950. Y en su recorrido aparecen desde primates prehistóricos hasta indios que disfrutaban con coitos anales o colonos ingleses que vivían amorosamente en parejas del mismo sexo. Una revisión de la historia que su editorial etiqueta como «una acusación enciclopédica». Aunque también es cierto que Kramer esgrime dos verdades como puños: que los gais han existido siempre, antes, incluso, de que la homosexualidad tuviera un nombre, y que la literatura jamás tuvo en cuenta la inclinación amorosa de los actores de la historia. Al menos, precisa, «desde antes de Oscar Wilde».

A punto de morir

El autor de 'The American People' es portador del VIH y ha sufrido graves problemas hepáticos. En la bisagra del siglo XXal XXI su hígado parecía empujarle hacia la tumba. Los médicos le dieron unas pocas semanas de vida. Pero unos medicamentos experimentales le rescataron y en 2010 recibió un trasplante de hígado. Aunque su editor, más poético, asegura que la escritura le ha mantenido con vida.

Larry Kramer, casado con el arquitecto David Webster, es un conocido activista gay en Norteamérica, impulsor de dos plataformas dedicadas a la defensa de las víctimas del sida. Porque el escritor ve motivos homófobos a que en 30 años no se haya podido encontrar una cura a esta enfermedad.

La segunda parte de su personalísima historia, prevista para 2017, comprenderá desde 1950 hasta la actualidad. En ello sigue. Es la culminación de su vida y por ello dedica cada día seis horas a la literatura, sin descanso en toda la semana, en su apartamento de Greenwich Village, al oeste de Manhattan. Y de rato en rato se dedica a atender a la HBO, que prepara un documental sobre él para cuando cumpla los 80 años.

Kramer, convertido ya en un polemista consagrado, ha vivido tanto que ya hace tiempo que dejó de callarse. Reclama que los gais tengan su propio ejército y no se cansa de denunciar las desigualdades. «Es una maravilla que podamos casarnos, pero eso es poca cosa comparado con lo que no tenemos, la igualdad», suele advertir. Aunque ha querido evitar los problemas legales que trabarían la difusión de su obra y por eso ha calificado 'The American People' como una novela. Y, además, mezcla personajes históricos con otros de ficción. Una historia laberíntica, como describió su libro un crítico, pero que ha alcanzado su objetivo: sembrar la duda y hacer ruido, por el camino más recto.

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