Borrar
Una monja pasa junto a los restos de un vehículo tras un ataque con coche bomba en Bagdag (Irak).
Cristianos, la religión más perseguida

Cristianos, la religión más perseguida

Cada hora mueren once creyentes por su fe. A pesar de los crímenes del islamismo radical, el peor país para ser cristiano es Corea del Norte, que tiene una cárcel solo para ellos

antonio corbillón

Lunes, 27 de abril 2015, 00:11

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Cuando alguien que huye de la miseria en una patera aún tiene fuerzas para arrojar a un semejante por la borda porque su religión es diferente, significa que escapa, pero se lleva consigo algo peor que su pobreza: su intolerancia». Es la primera reflexión que acudió a la mente de la catedrática de Filosofía Moral y Política Amelia Valcárcel cuando conoció el crimen ocurrido en el Canal de Sicilia la semana pasada. En Palermo 15 subsaharianos serán acusados de crímenes por 'odio religioso' tras arrojar al mar a 12 cristianos que viajaban en la misma balsa. Es una brutalidad más que se suma al degollamiento ritual de cristianos coptos en las playas de Libia, al asalto de enclaves católicos en Nigeria a cargo de los radicales islamistas de Boko Haram o de universitarios masacrados en Kenia por la milicia de Al Shabab.

El pasado fin de semana el Estado Islámico hizo público su último vídeo con la matanza de otros 30 cristianos etíopes en Libia. Antes de la ejecución, un militante advierte de que «para la nación de la cruz estamos de vuelta otra vez,... la sangre musulmana que fue derramada por las manos de su religión no será barata... Juramos a Dios... no tendrán seguridad incluso en sus sueños hasta que abracen el islam». Ayer mismo, el Papa Francisco volvió a denunciar el «martirio continuo» y reclamó que su dolor «sea escuchado por todos los que todavía pueden distinguir entre el bien y el mal». Y que sobre todo lo hagan «aquellos que tienen el destino de los pueblos en sus manos».

«El problema con el Corán -explica la profesora de Árabe y experta en diálogo religioso de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, Pilar González- es que se puede utilizar tanto para justificar la tolerancia como para la intolerancia». Por eso las sociedades musulmanas se enfrentan al grave dilema de «modernizar el islam o islamizar la modernidad». González no se atreve a decantarse pero tiene claro que, de momento, «van hacia la islamización». En esta línea, Valcárcel, docente en la Uned y que ha reunido sus estudios sobre las religiones en 'Hablemos de Dios' (2007), también cree que «estaría bien que las élites musulmanas y sus estados se implicaran en las mezquitas, de igual forma que al propio cristianismo le costó aceptar la libertad de conciencia en su momento».

El Parlamento británico celebró hace poco un debate monográfico sobre la persecución a los cristianos en el mundo. Jugando con el tópico de la historia de Jesucristo, el diputado Jim Shannon resumió la situación: «Es la historia más grande del mundo que jamás se ha contado». En las tierras que fueron cuna de las tres religiones monoteístas (judaísmo, cristianismo e islamismo) apenas viven hoy cuatro millones de cristianos. Es la cuarta parte que hace un siglo.

Benedicto XVI ya se quejó en 2011 de que «el 75% de los muertos por persecución religiosa son cristianos, pero el 75% de las noticias sobre muertos no se refieren a cristianos». Por eso creó el Observatorio de la Libertad Religiosa y colocó al frente al prestigioso sociólogo Massimo Introvigne. En su primer informe (2012) calculó que ese año habían muerto 105.000 cristianos por persecución. «Uno cada once minutos», insistió.

Algunos expertos ya hablan de «el nuevo éxodo». Y sitúan en Irak el ejemplo más evidente. Tras el caos que dejó la posguerra, este país es uno de los peores lugares para abrazar una cruz. En diez años, su millón y medio de creyentes se ha reducido a 330.000, la mayoría refugiados en el norte kurdo. Los yihadistas recorren las calles de su capital, Mosul, para marcar las puertas e iglesias con una 'N' de nazareno, en lo que muchos ven similitud con lo que los nazis hicieron con los judíos. En esta ciudad, los altavoces de las mezquitas gritan fatuas (decretos) para ordenar la conversión al islam y la condena a muerte a los que se quedan.

Perdón y venganza

También bajo el lema 'Todos somos Nazarenos', un congreso convocado por la organización católica Hazte Oír, reunió en Madrid el pasado fin de semana a quienes viven esta situación en primera persona. Entre ellos estuvo el misionero argentino Luis Montes, que lleva cuatro años en Bagdad porque en su orden del Verbo Encarnado decidieron que «había que ir donde nadie quisiera ir. Y a Irak nadie quiere ir». Montes describió un escenario ingobernable, con un total vacío de poder. Un ejemplo de una visión del Corán en la que «no existe el perdón como virtud, sino que es visto como algo negativo». Montes advierte contra «la campaña de silencio» sobre lo que está pasando y establece una comparación envenenada. «No puede ser que mueran doce personas en Francia y se levante toda Europa. Y al día siguiente maten a 30 en Nigeria y no salga nadie». Junto a Montes también visitó Madrid el arzobispo de la ciudad iraquí de Kirkuk, monseñor Yousif Thomas Mirkis, que recordó a Santo Tomás, el evangelizador de Irak hace dos mil años, antes de advertir de que el Estado Islámico es «como un iceberg, solo vemos el 10% que está sobre el agua, pero hay mucho más debajo».

Tanto lo que aflora, como todo lo que aún está oculto, se asoma a la 'ventana 10/40'. Entre esos grados del hemisferio norte de la Tierra se ubican todas las naciones en las que la vida de sus creyentes es cada vez más peligrosa. Si uno se sitúa delante de un globo terráqueo y ubica esa ventana tendrá delante una amplia franja que abarca desde el Sáhara, Norte de África, todo Oriente Medio y gran parte de Asia, incluidas China e India. Un área en la que viven dos tercios de la población mundial, dominada por islamistas, budistas e hinduistas. Países con algunos de los mayores retos sociales y económicos y donde el Evangelio cristiano se bate en retirada o no ha logrado penetrar nunca.

Puertas Abiertas (Open Doors, en inglés) llevaba 60 años cartografiando los límites de la persecución cristiana en el mundo. En ese tiempo las cosas han cambiado much. «Antes el gran enemigo era el comunismo. Ahora, aún se mantienen algunos países comunistas como Corea de Norte, pero los extremistas islámicos han tomado el relevo en la intolerancia», resume su presidente en España, Ted Blake. Ha cambiado el color «pero no el nivel de la persecución», advierte. Su red de expertos y misioneros repartida por el mundo elabora cada año algo así como el atlas anticristiano. En su edición de 2014, ya reflejan un aumento importante de las agresiones respecto a 2013. «Somos conservadores. Lo hemos limitado a 50 países para poder manejarlo mejor», justifica. Treinta de ellos son estados musulmanes. Aunque sus excesos son invisibles para el mundo, Corea del Norte encabeza un año más el ránking. Allí los cristianos acaban en lugares como el Centro Penitenciario Nº15, donde se hacinan 6.000 personas condenadas por su fe. Somalia, Siria, Irak, Afganistán o Arabia le acompañan en la lista.

Aunque parezca una paradoja y, a pesar del impacto de los crímenes de las últimas semanas, el primer objetivo de las iglesias cristianas es que el mundo visualice el problema. Esto no es así porque los occidentales todavía «identifican al cristianismo como fuerza dominante», concluye Ted Blake.

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios