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Jiménez Villarejo, en su casa de Barcelona. «Mi refugio es la pluma. No hay nada mejor que observar, estudiar y escribir».
Carlos Jiménez Villarejo: «Urdangarin a la cárcel... ¿por qué no?»

Carlos Jiménez Villarejo: «Urdangarin a la cárcel... ¿por qué no?»

Fue el primer fiscal anticorrupción de España, hasta que le cesó Aznar. Hace 30 años intentó llevar a Jordi Pujol ante el juez y hoy es la experiencia de Podemos

yolandaveiga

Sábado, 14 de febrero 2015, 16:13

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Esa señora tan esbelta que aparecía en los libros, la diosa de la balanza en la mano y la venda sobre los ojos, tendría que haber conocido El Palo de los años 50, un barrio de la periferia pobre a 5 kilómetros en tranvía de Málaga, un barrio con olor a sal y a boquerones recién pescados en el que familias enteras vivían amontonadas en una habitación y los niños estudiaban en los Jesuitas. «Allí descubrí la miseria, y eso determinó mucho mi forma de pensar. Desde muy joven entendí que vivíamos en un mundo especialmente injusto, donde había unos más afortunados que otros». La familia de Carlos Jiménez Villarejo (Málaga, 1935) militaba en la clase «media, media». Lo suficientemente afortunada para que los chavales (eran siete hermanos, cinco chicos y dos chicas) hicieran carrera, pero no tanto como para pagarles un piso en Granada, que allí estaba la Universidad. «Cuatro hermanos hicimos Derecho porque se podía estudiar por libre en una academia y solo teníamos que desplazarnos a Granada para los exámenes, que duraban todo el mes de junio. Era una época gris y triste, no había mucho más que hacer que estudiar. Además, esa fue la línea que nos marcó nuestro padre, y entonces esa línea pesaba mucho». Le hizo un favor su padre... y su mujer, que le llevó por amor a Barcelona, donde empezó a ejercer como fiscal en 1962, y con la que ha tenido tres hijos: «¡Los tres de izquierdas!». En 1995 fue nombrado primer fiscal anticorrupción de España, en el ocaso del gobierno de Felipe González. Y José María Aznar se encargó de que Villarejo se marchase antes que él (fue cesado en 2003). El 1 de julio prometió su cargo como eurodiputado de Podemos, un acto simbólico porque estaba pactada su renuncia y se marchó 16 días después por razones personales. Pablo Iglesias no le buscó, sucedió al revés.

«El pelo o la vestimenta de Iglesias me dan igual»

  • Rajoy gana 78.185 euros.

  • Me parece razonable, a simple vista no es excesivo.

  • ¿Le habría gustado compartir siglas con su sobrina, la exministra Trinidad Jiménez?

  • Con Trinidad tengo una relación muy afectuosa, de tío y sobrina, pero el PSOE no es mi espacio político.

  • ¿Cómo vivió el triunfo de Syriza en Grecia?

  • Fue hermoso, una esperanza...

  • ¿Le cortaría la coleta a Pablo Iglesias?

  • Hay cosas estrictamente personales. Cómo vaya vestido o lleve el pelo me es indiferente.

  • ¿Acertó Podemos con su alegato contra la casta?

  • En España tiene su sentido. Pensemos en las puertas giratorias. No puede ser que haya políticos como Borrell que fue presidente del Parlamento europeo y ahora es consejero de Abengoa, una de las grandes constructoras del mundo. No es admisible que un político pueda estar en el cargo desde el 77.

  • ¿Por qué aceptó ser eurodiputado ?

  • Honradamente creo que representaba un apoyo a la candidatura de Podemos.

  • ¿Fue un joven idealista?

  • Partía de convicciones religiosas cristianas y eso me infundía un cierto ideal de justicia.

Le llamó usted por teléfono.

Si queréis, contad conmigo, me ofrecí. Me dijo que encantado, que faltaría más. Me pareció afable, próximo, inteligente y preparado.

Es casi un mito.

Yo tampoco estoy por tener mitos a estas alturas de mi vida. Ya he pasado esa etapa (risas).

¿Cree que existe una persecución contra Podemos?

Claro que la hay.

Monedero está en el objetivo. Cobró de 425.000 euros por el asesoramiento a gobiernos latinoamericanos.

Eso es anterior a Podemos y habría que desligarlo. Pero ante una retribución así, él debería clarificar hasta el último euro que percibió, cuánto, en concepto de qué, si pagó impuestos... Debe hacerlo para evitar insidias, por su prestigio y por el de Podemos.

Tania Sánchez. ¿Se equivocó con los contratos que se llevó su hermano?

El tema me coge lejos. Pero quien tiene responsabilidad política debe tener un perfil transparente.

Pablo Iglesias responde templado a las polémicas.

Es bueno mantener la serenidad ante tanto ataque injusto y desaforado. Él conserva muy bien la templanza, es su manera de ser.

¿Lo imagina de presidente?

No me atrevería a decir eso, sería un poco aventurado.

¿Sería un buen presidente?

Pues sí. ¡Si lo ha sido Aznar!

Esa comparación no le gustará.

No, faltaría más. Iglesias es un hombre con una formación política superior a la del señor Aznar y otros que han pasado por ahí.

Por cierto, ¿conoció a Aznar siendo fiscal anticorrupción?

No. Mi relación fue solo con el fiscal general del Estado, Jesús Cardenal. Ya tenía bastante...

¿Tuvo las manos libres?

Relativamente. Tuve muchas diferencias de criterio con Cardenal. A veces se resolvieron como él sostenía, que para eso estaba el principio de jerarquía, pero otras logré con paciencia y habilidad profesional llevar adelante la persecución que planteaba. Era una cuestión de tablas. Quería dejar sentado un estilo de ser fiscal, hacer compatible la jerarquía, que nunca discutí, y la neutralidad para aplicar justicia y no convertirse en un instrumento del gobierno.

¿Vivió su destitución en el cargo como un castigo?

Es que fue un castigo. Hubo una serie de actuaciones que producían inquietud en el gobierno del PP, entre ellas la investigación del Tamayazo. Planteé que había que interponer una querella por esa operación perfectamente calculada para provocar la derrota del PSOE, IU... Había intereses oscuros.

¿En el caso Banco Catalana, también? Pidió el procesamiento de Jordi Pujol en 1986.

Fue una oportunidad histórica poder intervenir en el primer caso de delincuencia financiera que se producía en España. El juez instructor tenía una actitud bastante pasiva, así que la instrucción prácticamente la dirigimos un compañero y yo. Había indicios sólidos y fundamentados, por eso pedimos el procesamiento de Pujol.

Pero quedó libre. ¿Qué sensación le dejó aquello?

La de haber cumplido con mi deber como fiscal, investigar delitos. Actuamos con objetividad, neutralidad y rigor, cosa que no hizo la Audiencia territorial de Barcelona cuando acordó la exculpación.

Pujol ha reconocido que ocultaba una fortuna. ¿Justicia tardía?

No, pero creo que confirma la veracidad de nuestras tesis. Uno piensa si no hay cierta conexión entre los hechos que investigamos y esa famosa fortuna oculta.

¿Tiene sensación de triunfo?

Nunca he sentido satisfacción con una condena o disgusto con una exculpación. He tratado de mantener la imparcialidad. Lo que siempre me ha parecido injusto es que, cuando iba a visitar a las prisiones (y fui mucho como fiscal de vigilancia penitenciaria, un día a la semana a La Modelo durnte dos años), nunca encontré allí a nadie de clase media para arriba. Todos eran de clase media para abajo. Jamás pisaban la cárcel las personas con poder económico, político...

«Mucho respeto al juez Ruz»

¿Sigue ocurriendo?

Ha cambiado algo, pero no se ha producido un reequilibrio pleno de la justicia para todos en condiciones de igualdad. Las prisiones preventivas caen en cascada en delitos contra la propiedad, mientras que consejeros de entidades bancarias y cajas de ahorro que han defraudado y arruinado a millones de personas siguen paseándose por la calle tranquilamente. Salvo Gerardo Díaz Ferrán y Bárcenas. Se cuentan con los dedos de una mano, de las dos si sumamos los que cumplen condena por las sentencias dictadas por la Audiencia de Palma de Mallorca, que constituye una excepción por el rigor y la seriedad con la que ha aplicado la justicia a la delincuencia financiera y a la corrupción política. Ha permitido que personas como Jaume Matas cumplan condena.

Bárcenas ha salido previo pago de 200.000 euros. Parece poco.

Yo habría mantenido la fianza algo más alta, pero con 19 meses de prisión preventiva en un delito financiero ha pasado el riesgo de fuga y destrucción de pruebas.

¿Irá Urdangarin a la cárcel?

Con los indicios que se acumulan y la gravedad de los delitos que se le atribuyen... ¿por qué no?

¿La infanta saldrá indemne?

En principio parece determinado que va a sentarse en el banquillo. El tribunal no la ha beneficiado con ningún trato de favor y ha aplicado la ley con el mismo rigor que a cualquiera. Es un valor extraordinario para la justicia.

¿La justicia es muy lenta?

En el caso Bárcenas, con treinta y tantos imputados, no se puede pedir mayor velocidad. El caso Gürtel ha sido relativamente lento, pero eficaz. Pero hay otros que inspiran preocupación, como el del Palau de la Música. En julio de 2009 se practicó el registro policial y la instrucción aún no ha concluido. Fèlix Millet no ha pisado la cárcel ni veinticuatro horas.

¿Cuál ha sido el caso más obsceno de corrupción en España?

Que el paradigma de la corrupción sea un hombre que dirigió la Guardia Civil, como Luis Roldán, o lo que ocurrió en Marbella a partir del mandato de Jesús Gil. Otro caso paradigmático fue el del juez Pascual Estevill, que extorsionaba a las personas que investigaba.

Habla muy bien del juez Ruz.

Le tengo mucho respeto.

¿Cómo vivió la expulsión de Garzón de la carrera judicial?

Muy mal, fue uno de los peores momentos de mi vida. Me pareció una injusticia flagrante.

En 2012 apoyó a Ezker Batua en las elecciones vascas. ¿Por qué?

El contacto con EB derivó de la buenísima relación que he tenido con el País Vasco y en particular con Javier Madrazo y con el lehendakari Ibarretxe.

Pese a estar en la antípodas ideológicas de Ibarretxe...

Con él nunca discutí el asunto del nacionalismo. Es un tema que no comparto especialmente.

No votó en la consulta catalana del 9-N.

No participé conscientemente. Denuncié la consulta, me parecía planteada de forma tramposa.

¿La solución para Cataluña?

La que debía haber sido propia de España hace años, el federalismo.

¿Está a favor del derecho de autodeterminación?

No. En el Derecho Internacional solo está reconocido en una resolución de la ONU de 1960 para la liberación de los pueblos sometidos al yugo colonial de las potencias occidentales. Es el significado auténtico, a partir de ahí se quiere sustituir por el derecho a decidir. Yo casi siempre he votado a ICV, pero ha habido un distanciamiento por los pactos que han hecho con Mas y Junqueras sobre el 9-N.

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