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Noelia López-Cheda, en una foto de archivo de su canal de
"Me niego a ser una mamá gallina, aunque sí soy partidaria de los grupos de WhatsApp de padres"

"Me niego a ser una mamá gallina, aunque sí soy partidaria de los grupos de WhatsApp de padres"

Noelia López-Cheda, la madre que se ha hecho famosa por negarse a pedir los deberes del cole de su hija a través de un chat y contarlo en su blog, advierte de las consecuencias de sobreproteger a los niños

Almudena Nogués

Jueves, 22 de enero 2015, 11:35

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Asegura que fue una pataleta. Una mera reflexión en voz alta de un conflicto doméstico con su hija Enma que podría haber pasado inadvertido de no ser porque Noelia López-Cheda se desahogó en su blog convirtiendo aquella disputa en el eje central de uno de sus post. Estaba cansada de ser la secretaria de su niña y, una tarde, alertada por el tono de voz que empleó la menor -que reconoce que fue el detonante- se negó a preguntar los deberes que tenía a través del grupo de WhatsApp que comparte con las otras madres del colegio. Las redes sociales hicieron el resto. Para su sorpresa -aún no acaba de digerirlo- las 250 visitas de media que solían acumular sus entradas empezaron a subir como la espuma. Miles de compartidos en Facebook, en Twitter, llamadas de padres y profesores de los puntos más recónditos del mundo felicitándole....y hasta un reportaje en la BBC. Una inesperada fama que ha sorprendido a esta ingeniera industrial, coach de profesión y especializada en temas ligados a la Educación, su gran pasión. ¿Su consejo? Evitar ser una "mamá gallina" ya que, según advierte, los padres hiperprotectores crian niños sin autoestima: "Nuestro papel debe ser el de supervisar, estar por encima a modo de guía, pero no querer controlar todas las decisiones que vayan a tomar. Tienen que vivir su vida y equivocarse", defiende. De Educación y de cómo gestionar las redes sociales y los grupos de Whatsapp hablamos con esta experta en esta entrevista.

- 'Me niego a ser la agenda de mi hija'. Así se titula el artículo tuyo convertido en un fenómeno viral. ¿Te sientes como una Juana de Arco de la era WhatsApp?

(Risas). Escribí el artículo como una especie de pataleta ante todo lo que estaba ocurriendo y ante lo que quería plantarme. Fue como un "bueno, voy a decir de una vez mi opinión porque no me parece bien lo que estamos haciendo. Y ¡ojo!, me incluía porque yo misma lo he hecho. Al principio me parecía maravilloso, era como facilísimo que de repente: "Oye, ¿me podéis mandar imágenes del ejercicio?". Pero la parte siguiente empezó a chocarme. Que un día tras otro ya de forma sistemática se mandaran imágenes de los libros, de los resultados de los ejercicios...Pasó de hacerme gracia a descolocarme. ¿Cómo era posible que los niños se olvidaran la agenda todos los días? Yo no lo entendía.

- Y entonces decides echar el freno y decir en voz alta lo que muchos padres piensan...

Claro. Fue un día que yo estaba como sobrepasada de todo. Tenía mil cosas que hacer, un mes lleno de trabajo...y fue el tono de voz que empleó mi hija (que considero que en general es una niña muy responsable) el que me hizo abrir los ojos. Todos los niños de su clase se habían tomado eso del WhatsApp por costumbre, ¿Para qué poner demasiado interés en clase para anotar las tareas si de todos modos si se me olvida mi madre lo pregunta en el grupo y 'chinpún'? Ese tono fue el que me hizo de repente cuestionarme, "¿Qué está pasando ahí?" Están delegando en nosotros cosas que deben asumir y punto. Cada uno tiene sus tareas de las que debe responsabilizarse. No es que me esté negando a ayudarle, pero ella se debe encargar de resolver sus cosas.

- Sin embargo no está en contra de los grupos. Su reflexión es más un toque de atención hacia la necesidad de hacer un buen uso de ellos, ¿no?

Exacto. De hecho, me encanta que haya grupos de WhatsApp de padres porque en mi caso el hecho de no poder ir todos los días al centro escolar facilita que lleguen determinadas noticias muy rápido. Son una herramienta muy útil, el problema es el uso que se les da, y que no beneficia en nada al desarrollo de la educación de los niños.

- ¿Cuáles son esos errores a subsanar para que no acaben convirtiéndose en patios de vecinos? Un manual de usos a evitar...

Hay muchas malas prácticas al respecto. Hay padres que por el uso que están haciendo de estos grupos están haciéndole un flaco favor al centro. Padres que se unen en comidilla para desahogarse con cosas con las que no están de acuerdo, del profesor o del propio cole y hacen piña para ir en pandilla a exigir alguna modificación de algo. Eso no debería hacerse nunca, de hecho yo huyo de esos corrillos. No porque no quiera comentar cosas con las que no estoy de acuerdo, sino porque siempre es más positivo ir a la fuente en sí y aclarar opiniones intercambiando puntos de vista. Los grupos de WhatsApp deben servir para construir en positivo no para criticar.

- Y como usuaria, ¿qué esperas recibir de ellos en positivo?

Avisos urgentes del colegio del tipo: mañana hay una reunión por si no habéis visto el cartel en la puerta, los viernes el niño tienen que llevar tal cosa, "oye que se han detectado piojos"...pero, por supuesto, no responder los 30 que haya dando las gracias. Eso hay que obviarlo porque ya se presupone que todos somos educados, por mucho que cuando lo diga me miren raro. Los 30 gracias son innecesarios. Utilizarlos para enviar imágenes graciosas de esas que circulan por Internet, como que también lo veo innecesario.

- Ya...Pero llegados a ese punto, el problema es querer salirse, ¿cómo hacerlo para no quedar mal? Muchas veces nos vemos presos de estos grupos por temor a quedar de maleducados si abandonamos. ¿Cuál es su recomendación al respecto?

Pues mira, yo me he salido de varios grupos y mi recomendación es ser sincero ante todo, explicar que ese grupo ha perdido el objetivo por el que se formó y que se va a dejar porque tenemos otros adicionales y estamos ya sobrecargados. Se dice:"Os dejo mi teléfono para que me localicéis cuando lo necesitéis" y listo, ¡hasta la próxima! Así lo hice yo y fenomenal. Te pones a disposición de los demás en positivo aunque marcando los límites y listo.

- En tu blog das consejos sobre cómo educar a los hijos y, entre otros aspectos, adviertes de los peligros de la sobreprotección, ya que consideras que es contraproducente y que genera niños sin autoestima...¿cómo lo hacemos entonces?

Esto se ve sobre todo en los hijos de los demás, lo vemos clarísimo cuando lo tenemos en frente. Yo soy la primera que tiendo a ello, a ser una mamá gallina, el "¡ay, ay!", que no le pase nada a nuestros hijos...Pero hay que hacer el ejercicio y decir ¡no! A mi me pasó por ejemplo cuando mi hija a los 8 años se fue a un campamento incomunicada. Desde mi punto de vista era muy pequeña, pero luego si lo analizamos no lo es tanto. Ella iba feliz, me decía adiós desde el autobús contentísima y yo me quería morir pero me dije: "¡No!, tienes que confiar en ella, en que lo que sembramos va a funcionar". Nuestro papel deber ser el de supervisar, estar por encima a modo de guía, pero no querer controlar todas las decisiones que vayan a tomar. Tienen que vivir su vida y equivocarse. Se que es muy difícil porque tenemos esa angustia vital, pero lo haremos mucho mejor si lo enfocamos desde ese otro punto de vista.

- Al respecto, recuerdas la importancia de no proyectar en ellos nuestras frustraciones, dejarles ser lo que ellos quieran ser...

Es eso. No decir: "Como yo no tuve eso, voy a dárselo; como yo no hice esto, que lo pueda hacer él...". Nuestros hijos son personas diferentes y los que tenemos que superar nuestras frustraciones somos nosotros, sin proyectarlas en ellos. Ellos ante todo lo que quieren es ser felices y deben saber vivir la vida que les toque. Es cierto que la experiencia es un grado y deben escuchar nuestros consejos, aunque la decisión última debe ser de ellos.

- Comentas la importancia de no hacer niños cómodos ni convertirnos en sus secretarias ya que ello puede tener consecuencias en su forma de enfrentarse, por ejemplo, a un trabajo...

Así es. De hecho yo ya lo veo en empresas donde voy, en mi trabajo con universitarios...Veo esa actitud, de miedo a hacer cosas y tomar decisiones porque creen que no lo van a hacer bien. Hay miedo a avanzar, a lanzarse...y todo eso viene de esa educación sobreprotectora.

- Se pierde esa capacidad de decisión...y de responsabilidad.

Exacto. Porque si tomamos las decisiones por ellos, ¿para qué se van a molestar? Ellos de pequeños no lo hacen con maldad, repiten patrones que les funcionan sin más. Se dejan llevar porque es muy cómodo y, si tu le solucionas la vida, pues ya está. La pregunta es: ¿Esto lo puede hacer él solo? Si la respuesta es sí, que lo haga, ¿para que vamos a estar los padres en medio?

- Pero no siempre es tan sencillo. Tu misma dices que ser padre es el único titulo que te dan antes de serlo. Cuando surja esa angustia, tu consejo es tranquilizarse y apelas al instinto que nos guía, ¿es cierto que existe?

Es de sentido común. Hay que estar relajados, en calma, y pensar qué haríamos con ese instinto de padres que sale automático. Tenemos que confiar en ello. No hace falta leerse mil libros para hacerlo bien.

"La familia perfecta no existe"

- Ya...pero muchas veces las comparaciones son odiosas. Y hoy día las redes sociales nos hacen más autoexigentes. En el escaparate, quizás demasiadas madres perfectas que generan frustraciones en otras tantas. Hasta existe el club de las malas madres, una especie de rebelión desde el humor contra esa fachada ¿Cómo enfrentarnos a todo ello?

Efectivamente, las redes sociales son un escaparate donde solo mostramos las cosas buenas y, por tanto, se crea un halo positivo irreal de vidas ideales que son todo fachada. De ello solo debemos coger lo que nos interese, para aprender y construir en positivo ya que las familias perfectas no existen.

- Tras la publicación de su artículo ha pasado de tener 250 visitas en sus post a sobrepasar el millón. Hasta la BBC se ha hecho eco en varios países. ¿Cómo encaja esta popularidad?

Lo cierto es que al principio del boom me superó un poco toda esa repercusión a nivel mundial Además, es que siempre lo he dicho: que no considero que sea mi mejor artículo. Para mi era una pataleta, una especie de ¡basta ya!, pero no contenía las reflexiones de otros post. Pronto empezaron a contactar conmigo padres y profesores de medio mundo y la verdad es que sorprendidísima. En materia de educación, aún nos queda mucho por reflexionar porque nos movemos en escenarios inciertos, no tenemos ni idea de lo que va a pasar en el futuro. El 60% de los niños de hoy van a trabajar en oficios que actualmente ni existen, lo cual es una barbaridad. La tecnología va muy rápido. El tema de las redes sociales me preocupa muchísimo y hay muchas cosas que aún no tengo claro, como a qué edad se les debe dejar tener un teléfono móvil (dicen que a partir de los 14-15) o que se abran una cuenta en Instagram. Habría que plantearse para qué lo van a necesitar y, en función de ello, que cada familia decida. Lo que sí aconsejo a los padres es que estén al día. Tenemos que saber de qué van las redes sociales en las que se van a mover nuestros hijos. Puede que nos parezca un pelmazo, pero debemos conocerlas para tener criterio y saber cómo funcionan.

- Para terminar, permíteme una curiosidad: ¿Enma se ha vuelto a olvidar los deberes del cole?

Sí (risas), pero ya no me ha pedido más que se los consiga en el grupo de Whatsapp. El día que se le olvidó llamó a casa de una amiga y solo me pidió que avisara a su madre para comprobar que estaban en casa y ella se organizó.

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