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Alfonso Alonso con su mujer, Beatriz Maylin, y sus hijos Jaime y Javier, el día de su toma de posesión como alcalde, en 1999.
Legolas sabe latín

Legolas sabe latín

El ministro de Sanidad, fan de 'El Señor de los Anillos', es un político «culto», con amigos en la izquierda y curtido en una infancia «espartana»

isabel ibáñez

Domingo, 21 de diciembre 2014, 02:14

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La tienda Sekhmet es un templo dedicado al libro antiguo en Vitoria. También guarda otros tesoros. El dueño es el conocido librero, actor y escritor Txema Sandoval, gran amigo de Alfonso Alonso (Vitoria, 1967), nuevo ministro de Sanidad tras desempeñar durante cuatro años el cargo de portavoz popular en el Congreso y, anteriormente, alcalde de esta ciudad durante ocho años (1999-2007). Sandoval, que no oculta su ideología -«soy muy de izquierdas»-, está hablando sobre Alonso para este periódico cuando se abre la puerta de la librería y entra un chico. Hace tiempo compró aquí el anillo de Sauron, pero lo ha perdido. Está de suerte y marcha feliz con el último que quedaba en el bolsillo. «Las cosas no pasan porque sí, no existe la casualidad, sino la causalidad». El librero lo dice porque Alonso es un fan de 'El señor de los Anillos': «Se lo ha leído más de diez veces. Suele hablar del tema con el cineasta Tinieblas González. Estábamos celebrando el cumpleaños de Alfonso y apareció Tinieblas con un regalo enorme, la espada de Sauron. El alcalde estaba feliz. Por cierto, Tinieblas le llama Legolas». Se refiere al personaje del libro, el elfo arquero de vista prodigiosa, el guerrero con dominio de la diplomacia y elevado sentido de la honestidad. De eso habla Sandoval: «Alfonso es la persona indicada en estos tiempos de corrupción. Pese a ser de IU, le he votado alguna vez como alcalde porque era lo mejor para Vitoria. Puede ser ministro de lo que sea». Licenciado en Filología Románica (le apasiona el latín) y Derecho, se convirtió en su día, con 32 años, en el político más joven en acceder a una alcaldía de capital española.

Detalles del nuevo ministro

  • ¿Por qué se llama Alfonso? Cuenta su padre que como Alfonso nació el Día de la República, el 14 de abril, y él era tan monárquico, pensó

  • Lo cuenta Txema Sandoval «Una vez le increpó una persona de la izquierda abertzale; el hombre estaba quemado, tenía un problema y decía que no le hacían caso por su ideología. Alfonso retiró a su escolta y fue con él. El caso es que le volvimos a encontrar un mes más tarde, el alcalde se acordaba de su nombre y yo pensé la que se va a armar. Pero se acercó a agradecerle que lo suyo se había arreglado. Alfonso respeta todas las ideas y supo ser alcalde de todos los vitorianos».

  • Poemas de juventud Su hermano Ramón

El librero vitoriano escribió el otro día en su muro de Facebook esta defensa de su amigo al enterarse de que sería ministro: «Alfonso no sólo es una persona muy válida, que lo es, sabe estar, es concienzudo, inteligente, buen comunicador... Pero lo que muy poca gente sabe es que es muy buena persona, leal y honrado a carta cabal. No sé si ser ministro es lo que a él más le hubiera gustado ser. Antes, cuando hablábamos más, una cartera no le interesaba lo más mínimo y supongo que esta elección ha sido, más que por gusto, por ayudar a su partido y al señor Rajoy, que tiene en Alfonso una persona clave que luchará por su partido y sus amigos hasta el final, sin cejar, sin cansarse y ante todo sin quejarse y siempre con una sonrisa, aunque esto le suponga dejar su vida personal a un lado. (...) Es respetuoso con aquellos que no tienen sus ideas y les acepta. Él sabe cómo pienso y jamás ha sido obstáculo para nuestra amistad».

Sus palabras le han valido más de un reproche a través de esta red social. Una amiga suya le contesta con una crítica que resume las leídas y oídas estos días: «El amor es ciego, pero la amistad es miope. Puedes querer mucho a la persona en cuestión, pero deberías reconocer que ni su procedencia política, ni los antecedentes de su entorno, ni sus características técnicas apuntan a que vaya a ser un buen ministro de Sanidad que resulte mínimamente positivo para una población bastante machacada últimamente por la Seguridad Social».

Por cierto, Alonso no ha contratado nunca un seguro sanitario privado. Los cuatro hijos que tiene con Beatriz Maylin, Jaime (16), Javier (13), Alfonso (11) y Juan (8), nacieron en hospitales públicos de Vitoria y estudian en colegios concertados religiosos con modelo trilingüe. Eso sí, fuma, algo que puede chocar con la 'cartera' que acaba de recibir. Su amigo y compañero en el PP Iñaki Oyarzabal dice que no cree que lo pueda dejar «precisamente ahora, con todo el estrés, pero hará lo posible por rebajar la cantidad». A su favor, las saludables caminatas por las rutas verdes alavesas junto a su familia.

Con estrecheces, pero felices

Sandoval se hizo amigo de Alfonso Alonso cuando, en su época de alcalde, le ayudó a dar un impulso a la feria del libro antiguo. «Como buen bibliófilo, frecuentaba mi librería, le encanta leer de todo, especialmente novelas y libros de Historia. Todos los libreros de Vitoria le quieren con locura. Cuando dejó la alcaldía, sus colaboradores le regalaron 'Idea de un príncipe político cristiano', de Saavedra Fajardo. Él es muy creyente, de ir a misa los domingos». Sandoval, que le dedica un párrafo en la novela que acaba de publicar ('Elvira. Una extraña pasión'), conoció antes que a él a su madre, María Victoria Aranegui Celis, hija del diputado general de Álava Manuel Aranegui y fallecida tal día como ayer hace cuatro años. «Era la debilidad de Alfonso, de los seis hermanos. ¡Con qué adoración hablaban de ella! Una mujer trabajadora y maravillosa».

Su marido, el pintor Ramón Alonso Verástegui, decidió dejar a su familia en 1975, cuando Alfonso tenía 9 años, y se marchó a vivir a Tenerife. La madre, que provenía de una familia desahogada, nunca se había planteado ponerse a trabajar y menos con seis hijos, el más pequeño de tres meses cuando se quedó sola. Encontró un puesto en la recepción de un bingo y sacó a todos adelante. Así habla Ramón, el benjamín de la familia: «Sí, fue un poco madre coraje. Pero jamás dramatizó por eso. A mí nunca me faltó de nada, aunque sí pasamos estrecheces. Se apoyó en Alfonso, nos enseñó liderazgo y a tirar para delante. Estas cosas te hacen crecer. Pero hemos tenido una infancia muy feliz, era una casa llena de gente, muy alegre. Nada que ver con 'Oliver Twist'», desdramatiza el periodista y director de Kiosko y Más, quien no recuerda a su padre porque desapareció cuando él era solo un bebé.

Eran los únicos niños, así que Ramón y Alfonso compartieron habitación durante mucho tiempo a pesar de los diez años que se llevan. «Llegamos a ser, además de hermanos, amigos. Alfonso era de la Asociación de Cultura Musical y me llevaba a los conciertos para enseñarme los instrumentos, en casa me ponía Las cuatro estaciones y me lo explicaba... Si yo tena malas notas, él se encargaba de tutelarme. Aunque no digo que fuese como un padre... De eso se encargó nuestra madre, de ser las dos cosas. Ella era de UCD y fomentaba la tertulia política. Eso influyó en la vocación de Alfonso, un político muy preparado, que fue gran alcalde y será gran ministro». Ramón y él veranean juntos en Sancti Petri (Cádiz).

El padre pintor inició una nueva vida junto a una mujer de la que enviudó. Y tuvo otra hija, Elena, a la que ha retratado en varias ocasiones. El vínculo entre los hijos del primer matrimonio y su progenitor es más bien inexistente, «aunque me consta que Alfonso ha hecho todo lo posible por tener una buena relación con Elena, a la que conoce», cuenta Ramón. Al recibir la llamada de este periódico, el padre contesta desde su casa de Tenerife que él es «solo pintor y nada más». Antes se había explayado sobre el nombramiento de Alfonso Alonso en una entrevista en el diario de Las Palmas La Provincia. «Que me llame él, coño, que para eso soy su padre», contestó a la pregunta de si ya le había felicitado. Y le describe así: «Mi hijo es un tío fantástico. Siempre lo fue: muy bromista, muy abierto y sobre todo muy inteligente. Desde chico le gustaba leer mucho. Tiene un nivel intelectual muy alto, a la altura de un cargo importante como le han dado. ¿Qué más da que no sea médico? Lo importante es tener capacidad de gestión. Y la tiene».

Iñaki Oyarzabal llegó a la vida de Alfonso porque era vecino suyo y porque además fue novio de una de sus hermanas durante seis años: «De chaval era una gozada entrar en aquella casa tan alegre, a pesar de que fueron educados de manera espartana, sin frivolidades». Allí fraguaron juntos su condición de políticos: «A él le había marcado presenciar de chaval, en 1980, el asesinato a manos de ETA de Jesús Velasco, responsable de la Policía Foral. Más tarde, nos identificamos con la idea de centro y el alavesismo, creíamos que había que defenderlo. Y llegó a la alcaldía, donde aglutinó diferentes sensibilidades y supo enfrentarse muy bien a Batasuna, que entonces estaba envalentonada con el Pacto de Lizarra». No olvida tampoco Oyarzabal cuando Alonso decidió apoyar la Ley de Matrimonio Homosexual en contra de lo que proclamaba su partido: «Me conocía a mí y a otros homosexuales y fue muy valiente al defender este derecho. En aquel momento, me sentí muy orgulloso de ser su amigo».

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