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El hipnotizador del gol

El hipnotizador del gol

Un equipo brasileño se entrega a sesiones de hipnosis para no perder la categoría. Los futbolistas ya ven a Olimar Tesser como un salvador, aunque aún no han ganado un partido

Ester Requena

Lunes, 20 de octubre 2014, 02:02

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Cuando las cosas pintaban mal en el Betis, Manuel Ruiz de Lopera se iba directo a la capilla de Jesús del Gran Poder a rezarle y ponerle todas las velas del mundo para lograr la ayudita divina. Luego, cambiaba de entrenador o fichaba a golpe a talonario a algún refuerzo. Pero en Brasil los equipos de fútbol en situación desesperada acuden a Olimar Tesser, el hipnotizador de futbolistas, el hombre que sostiene que el buen fútbol no nace en los regates de Messi, ni en los pases quirúrgicos de Xavi ni en los cuádriceps de Cristiano. «El buen fútbol nace del inconsciente», afirma Tesser.

Los últimos en contratar sus servicios son la Associação Portuguesa de Desportos, más conocida como el Portuguesa brasileño. El club de Sao Paulo, en el que han jugado nombres como Zé Roberto, Dida, Leivinha o Roberto Dinamita, pasa por el peor momento de sus casi cien años de vida. Marcha último en la Serie B de la liga brasileña su Segunda División, descolgado en la tabla, lejos de la posible salvación y sin ganar un solo partido desde el pasado mes de agosto. Muchos ya lo ven en la Serie C (su Tercera) a pesar de que el Portuguesa atesora una vitrina atestada de trofeos de todo tipo. «Estamos en una situación desesperada», cuenta su entrenador, Vagner Benazzi, quien precisamente sugirió a su presidente la contratación de Tesser, tras descubrir su curioso curriculum en otros equipos cariocas.

¿Su mayor milagro futbolístico? En 2010 sus artes hipnóticas lograron la permanencia para el Paulista de Jundiaí, un reto complicado puesto que sus posibilidades de perder la categoría se elevaban al 95%. Para ello aplicó técnicas especialmente dirigidas a futbolistas, ya que Tesser también hizo sus pinitos con el balón. Fue portero en conjuntos modestos antes de jugar como profesional en el Botafogo. Pero pocos lo recuerdan por sus paradas. Los brasileños le conocen por sus sesiones de hipnosis en televisión, que lo han convertido en una estrella mediática.

«Yo trabajo con el ser humano, con el hombre, y esto se refleja sobre el terreno de juego. Si un jugador cree que puede doblar el hierro y caminar sobre cristales, entonces seguro que cree que puede hacer cualquier cosa en el campo», desvela el especialista, cuyos estudios están homologados por la Academia Internacional de Hipnología Clínica y Experimental de Navarra. Por eso a todos los deportistas que se ponen en sus manos les repite como un mantra su famosa sentencia: «El buen fútbol nace del inconsciente».

«Los jugadores pueden rendir mejor si no tienen miedo, en este caso miedo al descenso. Trabajo con ellos como seres humanos que buscan alcanzar un beneficio. Les muestro qué no está funcionando, identifico cómo a ellos les gustaría que funcionase y les hago comprender eso», relata. Por ahora sus técnicas no han hecho mucha mella en sus nuevos jugadores. Su debut con el equipo rojo y verde fundado por inmigrantes portugueses allá por 1920 se saldó con derrota.

Diez minutos antes de saltar al campo aplicó sus charlas y tácticas para que los jugadores «conectasen» con su interior y rindiesen al máximo sobre el césped. «Mi objetivo no es motivarlos o que logren una mayor concentración, lo que quiero es que conecten con su parte emocional y potenciar así lo que el cuerpo técnico les ordene y rindan al máximo», detalló tras su fichaje. Y eso tarda.

Eso sí, tras perder en casa ante el potente Vasco de Gama colíder actual de la clasificación, su técnico aseguró que ya había notado un cambio en la actitud de sus jugadores que achacó a la charla en los vestuarios con Tesser. A pesar de los magros resultados, los futbolistas ya lo ven como un «salvador».

Navratilova, André Agassi...

Tesser ha planificado la difícil permanencia del Portuguesa como una carrera de fondo. Tiene por delante una decena de encuentros ante los que intentará fomentar la «autoconfianza, concentración, superación, determinación y los estados emocionales positivos» de sus nuevos clientes. Seguro que no se libran de pisar vidrios descalzos o aguantar barras de hierro con el cuello, una de sus estrategias en los clubes de fútbol a los que ha asesorado. «Dos minutos de entrenamiento bajo hipnosis tienen el mismo efecto que 20 minutos sin ella», apunta para vender las bondades de sus métodos.

El brasileño no ha sido el primero en aplicar la hipnosis en el mundo del fútbol. Ya en 1959, el Gloucester City inglés recurrió al experto Henry Blythe para aplicar sus estudios antes del encuentro frente al Merthyr Tydfil. Al final ganaron. Y en los años 20 el entrenador de fútbol americano Knute Rockne conocido por popularizar el pase adelantado hipnotizaba a sus jugadores del Notre Dame en los intermedios cuando iban perdiendo. Y la leyenda cuenta que funcionaba, puesto que las crónicas de la época revelan cómo los deportistas salían al terreno avasallando a sus competidores.

Desde entonces la hipnosis se ha ido aplicado al deporte de alta competición. El esquiador suizo Raymond Abrezol o los tenistas Martina Navratilova y André Agassi recurrieron a sus técnicas para rendir al máximo. Es lo que ahora pretende Tesser con el Portuguesa.

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