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Paco Roncero, en el maratón de Nueva York de 2009, su estreno en la larga distancia.
Con estrella y sin michelín

Con estrella y sin michelín

Algunos de los mejores chefs rompen con el estereotipo y se lanzan a correr. Paco Roncero hasta ha escrito un libro

fernando miñana

Lunes, 6 de octubre 2014, 01:05

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Si hay algo de moda en España ahora mismo es correr y la cocina. Pero la cocina en plan pijo, con una esferificación o un trampantojo, que si no luce menos. Lo de correr, eso que ahora llaman running, tampoco vale con ponerse unas zapatillas y trotar un rato. Este ejercicio también requiere, para ir a la última, de mil artificios: zapatillas carísimas, ropa de última generación, relojes con todo tipo de alardes, cortavientos... Así se corre ahora en esta España que, de repente, también está a la última en gastronomía. Y a veces hay casos en que las dos pasiones se abrazan. Gente que corre y que le encanta la cocina sofisticada. En ese segmento están algunos ilustres chefs que se han lanzado a correr como posesos. Que aquel estereotipo del cocinero gordito ya no triunfa.

Paco Roncero, dos estrellas Michelin en su firmamento, era uno de esos cocineros rechonchos. Hace seis años, en septiembre de 2008, acudió a ese paraíso que es el cabo de Creus para aprender del número uno, de Ferran Adrià. Un cambio de planes le dejó las mañanas libres. Y sin mucho más que hacer en aquel lugar, en los alrededores de Roses, se puso unas bambas y salió a correr por el monte. Un minuto, dos, tres... Al octavo ya no pudo más y, exhausto, rojo como un tomate raff, se tuvo que parar. Roncero pesaba 112 kilos y llevaba 15 años sin hacer deporte. Pero no se rindió y un año más tarde, el 1 de noviembre de 2009, se lanzó por los cinco barrios de Nueva York para acabar cruzando la meta del maratón en Central Park.

Este año vuelve a la carrera más famosa del mundo, la ganadora del premio Príncipe de Asturias de los Deportes, como una demostración de que aquello no fue un brindis al sol. Desde aquella mañana en el Ampurdán, el chef madrileño no ha vuelto a pararse. Roncero fue perdiendo kilos hasta convertirse en un deportista saludable que, incluso, llegó a lucir tableta en la portada de Mens Health. Y por el camino se ha atrevido con el triatlón de medida distancia: 1.900 metros de natación, 90 kilómetros de ciclismo y 21 de carrera a pie. Aunque su mayor atrevimiento, quizá, sea la última creación con su firma: Correr, cocinar y ser feliz (Ediciones B).

La portada del libro recoge su esencia, una fotografía de Paco Roncero sonriente (ser feliz), que sujeta una ensalada en una mano (cocinar), mientras cuelgan del hombro sus Under Amour (correr). El chef de La terraza del Casino de Madrid cuenta su experiencia en la carrera a pie y además regala más de 60 recetas novedosas y saludables para atletas. Que no todo es pasta y arroz blanco. El nuevo Roncero pesa 78 kilos, 34 menos que aquel día en los alrededores del Bulli, y el 2 de noviembre volverá a cruzar el puente de Verrazano en Staten Island junto a otros 30.000 corredores.

Correr ya forma parte de su vida y es casi tan importante para él como cocinar. Roncero ya era un hombre de éxito en 2008, pero no era feliz. La plenitud le ha llegado sumándole unas zancadas cada día. Correr no merma su oficio. Los minutos salen del tiempo para dormir. El cocinero se marcha a las seis o las siete de la mañana a la Casa de Campo para darle caña a las zapas. Al principio contó con la ayuda de un fondista ilustre como es Fabián Roncero (plusmarquista español de 10.000 y medio maratón), pero ahora ya vuela solo. Y da igual si está en el extranjero. Allí también se calza las deportivas y sale a recorrer la ciudad donde esté. En uno de sus últimos viajes conoció al nutricionista del ciclista Mark Cavendish, quien le despertó la curiosidad por el pistacho de California, un fruto seco que, dice, es muy saludable.

David Muñoz, el veloz

Roncero no es el único. El rey de los cocineros-corredores es, sin duda, David Muñoz. El genio de DiverXo, el único tres estrellas de Madrid, no madruga. Él trasnocha para correr en la paz de la nocturnidad, cuando ya ha apagado los fogones y el cliente ha dejado atrás su mágico rincón repleto de cerdos alados. El cocinero de la cresta se estrenó en el maratón de Madrid y logró bajar de las tres horas y media, que no está nada mal.

Pero hay más. Como Pedro Larumbe, José Luis Esteban, Ricard Camarena o el mismísimo Quique Dacosta, otro con tres estrellas que no perdona la carrera ni aunque esté en la Conchinchina. El chef de Dénia asegura que no se puede ir de una ciudad sin haber corrido por ella. La que más le gustó para gastar suela fue Berlín, con un parque enorme como Tiergarten. Dacosta no comparte con David Muñoz su fervor por las carreras, pero sí compartir los entrenamientos con sus seguidores en Twitter. El valenciano, además, usa el hastag #runquiquerun como un guiño al run, Forrest, run de la película Forrest Gump para contar sus peripecias corriendo desde su casa en el Montgó. Cocineros saludables y corredores obsesivos. El mundo al revés.

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