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Campus principal de Harvard, que suma unos 20.000 alumnos.
¿Donarías dinero a la universidad donde estudiaste? Ellos sí

¿Donarías dinero a la universidad donde estudiaste? Ellos sí

Los exalumnos donan a las universidades de EE UU 24.000 millones al año. Harvard acaba de recibir un pellizco de 270 'kilos' de uno de ellos

borja olaizola

Lunes, 15 de septiembre 2014, 02:48

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Que un antiguo estudiante de Harvard haga una donación a la universidad en la que se formó no tiene nada de excepcional. Al fin y al cabo, el que pasa por ser el mejor centro de enseñanza superior del planeta recibe todos los años unas 100.000 aportaciones procedentes de exalumnos o simples benefactores. Sin embargo, cuando el donativo asciende a la sorprendente cantidad de 350 millones de dólares (unos 270 millones de euros), se hace el silencio y todas las miradas se vuelven hacia la 'víctima' de semejante arrebato de filantropía. Gerald Chan, un empresario nacido en Hong Kong, ha monopolizado la atención del mundo académico después de que el lunes trascendiese el monto de la ayuda que ha concedido a la Escuela de Salud Pública de Harvard. Los 350 millones de dólares representan la mayor de las donaciones que ha recibido nunca la más antigua de las universidades de EE UU.

Donantes del año

  • Lista. La filantropía está muy bien vista en EE UU y la prueba es que todos los años se publica una lista de los mayores donantes. Doce de los quince filántropos que encabezan la de 2013 destinaron sus aportaciones a universidades.

  • Facebook. Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, donó 990 millones de dólares (en acciones) a la Silicon Valley Community Foundation.

  • Nike. Philip Knight, uno de los creadores de Nike, aportó 500 millones a la Universidad de Oregón.

  • Bloomberg. Otra de las grandes fortunas de EE UU, Michael Bloomberg, donó 350 millones a la Universidad Johns Hopkins.

  • Yale. El cuarto en la lista, el financiero Charles Johnson, legó 250 millones a la Universidad de Yale.

  • Michigan. Stephen Ross, propietario de los Miami Dolphins, dejó 200 millones a la Universidad de Michigan.

Chan es propietario junto a su hermano Ronnie de una fortuna estimada en 3.000 millones de dólares y ocupa, según la revista 'Forbes', el decimoséptimo puesto en la lista de los más ricos de Hong Kong . Estudió Radiología en Harvard en la década de los setenta y se dedicó durante un par de años a la investigación. Luego se hizo cargo de la fortuna familiar y puso en marcha un grupo inversor especializado en biotecnología y terapias contra el cáncer. Su donación busca precisamente multiplicar la capacidad de investigación de la Escuela de Salud Pública de Harvard, que será rebautizada con el nombre de su padre (se llamará Harvard T. H. Chan School of Public Health) en reconocimiento a su magnanimidad.

El gesto del empresario de origen chino reforzará el potencial financiero de la Universidad de Harvard, que recibió al año pasado donaciones por valor de 650 millones de dólares. La que más beneficiada resultó en 2013 por las aportaciones de particulares, sin embargo, fue la Universidad de Stanford, en California, que ingresó 1.035 millones de dólares. A Stanford y Harvard le siguieron Yale (544 millones) y la Universidad del Sur de Carolina (492 millones). En total, las 3.500 universidades estadounidenses recibieron ayudas particulares por valor de 31.000 millones de dólares (unos 24.000 millones de euros), prácticamente el triple del presupuesto de las universidades públicas españolas para 2013 (8.730 millones de euros).

En Estados Unidos, como se ve, los fondos privados contribuyen de forma sustancial al sostenimiento de la actividad académica. «Eso explica en buena medida la competitividad de las universidades estadounidenses», observa el catedrático y estudioso de los sistemas universitarios Pello Salaburu. «Es un fenómeno cultural que está muy arraigado en la sociedad americana: hay empresas que piden a sus empleados que ayuden a determinada universidad o incluso universidades que hacen un llamamiento a sus exalumnos para que les ayuden con unos pocos dólares si se ven en un aprieto». Las donaciones son también una forma de obtener prestigio social -todos los años se publican listas de los principales filántropos de los EE UU-, además de un recurso para aminorar el impacto fiscal, ya que tienen un tratamiento tributario muy favorable.

Un piso de herencia

En España no hay noticias de universidades beneficiadas por donaciones particulares. «Doy fe de que no se ha producido nunca un movimiento así», asegura categórico el catedrático Salaburu, partidario de favorecer la entrada de capital privado en la financiación de la educación superior. «Las mejores universidades públicas que conozco obtienen muchos fondos privados», sostiene. Lo más parecido que recuerda a una donación con fines académicos es la herencia, vivienda incluida, que una vecina de San Sebastián legó al Donostia International Physics Center (DIPC), un centro de investigación dirigido por el científico y premio Príncipe de Asturias Pedro Miguel Etxenike. «Fueron unos 300.000 euros en total, toda una rareza», recuerda el propio director del DIPC, a quien le gustaría que esa práctica se generalizase. «Hay que tener en cuenta -observa Etxenike- que a los estadounidenses no les gusta dejar toda su herencia a sus hijos y que, así como en España es costumbre dejar una parte de los bienes a la Iglesia, allí lo es a la universidad o al centro en el que uno se formó».

A la espera de que alguien empiece a tomarse en serio la necesidad de sacudir a la universidad española de su atonía y de su dependencia exclusiva de los fondos públicos, en algunos medios académicos se observan con abierta envidia las noticias que llegan del otro lado del Atlántico. Sobre todo cuando se conoce que centros como Harvard disponen de recursos por valor de unos 25.000 millones de euros para planificar su actividad. El Harvard Management Company, el fondo que administra el patrimonio de la universidad, se nutre entre otras fuentes de las donaciones de particulares que recibe la institución, y obtiene rentabilidades del 15% anual, toda una fortuna.

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