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Ignacio Lillo
Sábado, 30 de agosto 2014, 17:32
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Entre los aficionados a la jardinería hay un reto permanente por lograr distinguirse del resto con una flor distinta o una planta exótica de vivos colores. Con este afán, es fácil encontrar en los jardines privados especies consideradas invasoras dentro del catálogo de protección de la Consejería de Medio Ambiente. La más habitual es la acacia, cuya presencia en viviendas particulares no está prohibida, pero se debe controlar su proliferación. Pero hay otras, menos conocidas, sobre las que pesa un mandato directo de ser erradicadas, dado que suponen una grave amenaza.
El número uno de los enemigos vegetales es el jacinto de agua, que se puso de moda hace años entre los propietarios con estanques y albercas por sus bellas flores. La Eichhornia crassipes, también llamado comúnmente flor de bora, camalote o tarope, es una planta acuática, originaria de las aguas dulces de las regiones cálidas de América del Sur, en las cuencas Amazónica y del Plata. Tiene una alta capacidad para colonizar ríos y arroyos.
Al igual que la anterior, otra planta acuática, la pistia (llamada comúnmente repollito del agua o lechuga de agua) está considerada una invasora peligrosa de los ecosistemas hídricos.
Entre las plantas terrestres, la más temida es el bryophyllum, una especie de Kalanchoe con una enorme capacidad para propagarse. Son nativas de Sudáfrica, Madagascar y Asia y se han utilizado mucho como plantas decorativas.
Aunque con un grado de amenaza menor, junto a la acacia también forman parte de la lista de plantas que se deben controlar las pitas, la chumbera, la onagra, el ailanto, el taro, la cortaderia selloana, la uña de león, la tradescantia, la galenia, la margarita africana, el rabogato y la esparraguera africana, entre otras.
Aumento de la vigilancia
Para controlar su propagación, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta ha desarrollado una nueva herramienta para realizar el análisis de riesgo de la invasión de especies exóticas vegetales. Este protocolo es un cuestionario sobre aspectos relacionados con la ecología y la biología de las especies, las vías de introducción en el territorio, los impactos esperados, así como las características ambientales y ecológicas de la región geográfica en la que se valora el riesgo, según informó el Gobierno andaluz. La novedad de esta herramienta, con múltiples aplicaciones, y cuyo empleo se detalla en un manual que en los próximos días podrá consultarse en la web de la Consejería , radica en la sencillez de su manejo.
Andalucía, como otros lugares del Planeta, recibe un numeroso aporte de especies foráneas a como consecuencia del comercio global. De todas esas especies, sólo una parte de las mismas puede suponer un riesgo ecológico para los espacios naturales de la Comunidad. Por ello, es muy importante reconocer a las especies problemáticas para prevenir futuros impactos y controlar sus poblaciones de manera precoz en caso de una eventual invasión. Por ello, esta herramienta permite identificar nuevas amenazas para el medio ambiente, la economía o la salud de las personas de manera precoz.
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