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Santiago Souvirón, Tadeo Furest y Fernando Galeote, ayer, momentos antes del pregón.
Piden en un pregón que las cofradías sean útiles y no solo un museo en la calle

Piden en un pregón que las cofradías sean útiles y no solo un museo en la calle

Tadeo Furest afirma en la exaltación de la Juventud Cofrade que hay que «dejar los nombres propios, olvidar el yo y apostar por el nosotros»

Ángel Escalera

Domingo, 19 de marzo 2017, 01:12

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El albacea general de la Archicofradía del Paso y la Esperanza, Tadeo Furest, pidió ayer a los cofrades que trabajen codo con codo para que «las hermandades sean útiles» y no solo un museo en la calle. «Esto es algo más. Ofrecemos más. Trabajo, trabajo y trabajo», afirmó Furest en la XXII edición del pregón de la Juventud Cofrade, que se celebró en la iglesia de San Julián, bajo la organización de la Hermandad de la Humildad. El pregonero subrayó que de nada sirven «las colosales casas hermandad» si los cofrades no son capaces de compartirlas y de vivirlas todo el año. «Dejemos los nombres propios, olvidemos el yo y apostemos por el nosotros», reflexionó. A ese respecto, apostó por analizar la realidad de las cofradías sin máscaras.

El acto comenzó con un concierto a cargo de la Unión Musical Maestro Eloy García. Tadeo Furest fue presentado por el periodista Santiago Souvirón, pregonero de la Juventud Cofrade en la edición del año pasado. Furest inició su alocución diciendo que venía a soñar con aquellos cofrades de buena voluntad abiertos a hacer más grande la Semana Santa. A continuación, animó a los jóvenes a que caminen con paso firme y a que nunca duden de lo que hacen en favor de las hermandades. «Juventud cofrade, en vuestra mano está el timón de este sueño», precisó.

El pregonero agradeció las palabras que le dedicó Souvirón en la presentación, de las que dijo que estaban regadas de amistad sincera. También dio las gracias al hermano mayor de la Humildad, Fernando Galeote, y a su junta de gobierno, por haber confiado en él para pronunciar el pregón. «Quede siempre mi gratitud a vosotros a los pies del Cristo de la Humildad y en el regazo de la que es también mi Madre y Señora de la Merced», señaló.

Furest recordó a personas, ya fallecidas, que nunca se quitaron la túnica de la juventud: Pepe Atencia, Jesús Castellanos, Lola Carrera, Carlos Gómez... Puso a esos cofrades como ejemplo en el que debe mirarse la savia nueva que entra en el mundo de las cofradías malagueñas para aprender. «He conocido a adultos que siempre fueron jóvenes y a jóvenes envejecidos por ideales trasnochados», puntualizó.

Presente y futuro

El pregonero, al dirigirse a la juventud cofrade, significó que representa el presente y el futuro a la vez, ya que es parte del universo de la Semana Santa, y le pidió que no se desanime y que trabaje por las hermandades y luche siempre por sus ideales.

Furest, en otro momento de su pregón, hizo una defensa del nazareno por la importancia que tiene en una procesión. «La vida no termina en un varal», aseguró. Y añadió: «El nazareno no necesita un monumento ni una plaza en Málaga. El mejor homenaje que podemos hacer es cuidarlo, mimarlo y no considerarlo un disfraz. Seamos firmes en la defensa de nuestra túnica y respetemos que hay gente que con ella se amortaja».

Furest reclamó a los cofrades, de los que dijo que son la luz del mundo, que muestren su creencia y que proclamen sin pudor que son cristianos. «Mostrad vuestra creencia. Nuestra ciudad necesita ahora más que nunca que nos hagamos visibles con signos externos y también con nuestras virtudes», recalcó Furest, que mencionó que la fe cristiana es perseguida en muchos lugares.

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