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VIRGEN DE LOS ÁNGELES

ANTONIO GARRIDO

Jueves, 1 de diciembre 2016, 01:30

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El año 1931 fue un año trágico para el patrimonio histórico y cultural de Málaga y su provincia. Fue el 'de las quemas'. En efecto, la mayoría de los edificios eclesiásticos y el palacio episcopal ardieron por mano de agentes perfectamente identificados pero eso es otra historia. Muy poco se pudo salvar y muy poco quedó indemne, casi nada.

Por los vericuetos de la historia y también por razones no conocidas nuestra ciudad ignora que posee un monumento de singular valor, el antiguo convento de los Ángeles, que da nombre al barrio de Miraflores de los Ángeles y que es el título del condado que concedió el rey Carlos II, llamado 'el Hechizado', y que mejor sería apodarlo, 'el Desgraciado'. El primer conde fue don Juan de Torres de Navarra y de la Vega.

A la falda del Monte Coronado había una finca y en ella, a finales del siglo XVI, se fundó un monasterio franciscano. Se creía que en la puerta de la iglesia habían sido enterrados los patronos de Málaga, San Ciriaco y Santa Paula. Sé que es difícil ponernos en situación de lo importante que era la religiosidad en aquellos siglos. Era una presencia que impregnaba toda la vida y el templo se fue enriqueciendo con las donaciones de las buenas gentes que allí iban en peregrinación.

Los franciscanos se caracterizan por su humildad y por su ascetismo pero este espíritu no niega que para el culto no hubiera límite en la magnificencia, en la suprema dignidad de la adoración a Dios. Esta perspectiva explica el origen de la riqueza decorativa y de ajuar se esta iglesia que necesita una restauración urgente y completa. Es parte de la historia de Málaga, es de las poquísimas muestras que nos quedan de un patrimonio que es recuerdo en añejas fotografías. El conjunto, en el XIX, pasó a la beneficencia y en ello sigue con muchas dificultades.

En los siglos XVII y XVIII se desarrolla el programa decorativo en el estilo del momento, el barroco. La bóveda sobre pechinas es el típico delirio de la curva en yeserías que adquieren un movimiento perpetúo, una inestabilidad inherente a ese periodo artístico. Es una razón poderosa para visitar el edificio, pero no es la única ni mucho menos. Grandes cuadros con escenas de la historia franciscana enmarcan y limitan el espacio del altar mayor.

Me quiero detener en la imagen de la Virgen de los Ángeles. Cumple quinientos años y parece que procede de otro convento franciscano, el de San Luis el Real, localizado en lo que hoy es la plaza de San Francisco. ¡Cómo desaparecen las cosas y cómo permanecen los nombres!

La imagen tiene rasgos manieristas y se fecha en el siglo XVI, en sus finales, con intervención en la policromía en el XVIII y una penosa actuación en los talleres de Olot. Por fortuna, se ha recuperado en su belleza que es mucha. Esta es otra razón y fundamental para la visita que recomiendo. En Málaga solo existen tres imágenes de la época: la Patrona, la Virgen de los Reyes de la Catedral y esta de los Ángeles, de tanta valor artístico.

Se trata de una talla en la que María flexiona la pierna y sostiene al Niño, ambos tienen las manos en posición de sostener el cetro de la realeza. El modelado es delicado y poderoso al mismo tiempo. La expresión de los rostros es muy delicada. La Virgen se apoya en nubes y angelitos. También son poderosos los pliegues del manto. La decoración es rica en dorados, una magnífica escultura de raigambre antequerana, según parece.

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