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El eje Hispalis-Malaca o al revés

El eje Hispalis-Malaca o al revés

ANTONIO GARRIDO

Jueves, 26 de noviembre 2015, 18:21

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Quien tiene la palabra posee el mundo. La palabra crea la realidad. Muchas veces detrás de ellas no hay más que humo pero el mecanismo funciona. A veces, muchas veces, todo queda en nada pese a que la formulación sea brillante.

Mucho se está hablando y escribiendo sobre el eje Málaga-Sevilla o al revés. La idea es buena. La colaboración estrecha entre la capital administrativa y la económica es un proyecto de largo recorrido que merece todos los esfuerzos que sean necesarios.

El sentido integrador del eje ha llegado a todos los ámbitos; al menos, en el plano teórico y, por supuesto, también en el ámbito de las cofradías como aparece en prensa.

Quiero revindicar que en lo que se refiere al universo cofrade, la relación entre Sevilla-Málaga o al revés viene de muy lejos. No hay duda de que hay campos en los que la colaboración es deseable a partir, precisamente, del contraste entre ambas ciudades y este es uno.

La Semana Santa de Sevilla, desde principios del siglo XX, ha ejercido y sigue ejerciendo una gran influencia en la celebración andaluza. Málaga pertenece por razones históricas a la esfera granadina, al menos en el plano estético; baste recordar los tronos de Luis de Vicente que son la base de obras posteriores de las que quedan muy pocas porque la influencia sevillana se ha convertido, con algunas excepciones, en lo que técnicamente se llama tendencia dominante.

No se trata de una moda pasajera, es algo más profundo que no anula, ni mucho menos, los dos rasgos más llamativos de nuestras procesiones: volumen de los tronos y manera de llevarlos. No me refiero al orden del desfile que se ha perdido en la mayoría de los casos en lo que era específico de Málaga.

Donde se puede observar esta penetración, entre otros campos, es en el lenguaje y puedo poner ejemplos. No se trata de discutir sobre el sexo de los ángeles pero es claro que, por citar, estación de penitencia se pudo usar en el pasado, pero durante mucho tiempo se usó procesión que es, de hecho, la forma más común entre los hablantes.

Esta influencia no se da a la recíproca y no pasa absolutamente nada, no es bueno ni malo. Las influencias llegan y desaparecen. Desde hace décadas las bandas sevillanas dan los toques de nuestros bomberos. Las relaciones siempre han sido excelentes y muchos malagueños vamos algún día a Sevilla, no tanto al revés, pero este hecho no es exclusivo de la Semana Santa.

Sevilla es una ciudad muy ensimismada, como Narciso, la Nueva Roma, así la llamó Cervantes, está enamorada de sí misma y motivos tiene desde luego. Málaga posee otras características, otra personalidad, pero doy fe del respeto y de la admiración que los cofrades hispalenses tienen por nuestra celebración. Lo hemos comprobado cuando han llegado tantos sevillanos con motivo de las magníficas, extraordinarias, salidas extraordinarias que con motivo de diferentes efemérides se han celebrado.

Se pueden organizar encuentros, visitas, acciones pastorales, intercambios entre artistas de los diferentes ámbitos de la creación. Raúl Berzosa ha triunfado en la ciudad del Betis y Luis Álvarez Duarte es malagueño por amor y por su obra.

El eje debe ser integrador. Tenemos, al igual que Sevilla, maravillosas y originales celebraciones en nuestra provincia. No entro en otros terrenos pero en este soy partidario de un conjunto de vectores que nacen de un modelo de desarrollo cultural y turístico integrador. La Semana Santa es una línea fuerza con repercusiones en múltiples espacios desde sus cimientos religiosos.

Nunca me he sentido ajeno entre los cofrades sevillanos y puedo decir lo mismo de ellos con Málaga.

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