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El presidente de la Agrupación y exhermano mayor de la cofradía, Pablo Atencia, junto al grupo de albacería.
La herencia renovada de la historia cofrade

La herencia renovada de la historia cofrade

La hermandad del Lunes Santo ha protagonizado un crecimiento del capital humano que la ha llevado, entre otras cosas, a sacar más de mil nazarenos en su salida procesional

MARTA JIMÉNEZ

Jueves, 26 de noviembre 2015, 18:28

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Bajo sus varales se conservan esos trajes de chaqueta que recuerdan a otros tiempos en los que se apostó por hombros hermanos. Apellidos ilustres de la historia cofrade se forjaron en los Estudiantes. Pasan los años y muchos de los descendientes de esos hombres y mujeres perpetúan la tradición hasta llegar a los jóvenes. Desde 2010 lleva las riendas de la hermandad Pedro Ramírez, quien resalta la unidad de la corporación al tiempo que anuncia que no prorrogará su mandato: «Hay gente muy buena para tomar el relevo». Él también lo tomó de Pablo Atencia, actual presidente de la Agrupación de Cofradías y vocal de ingresos extraordinarios en la cofradía estudiantil. «Que Pablo sea el presidente es un orgullo para la cofradía y estamos convencidos de que hará un trabajo extraordinario», asevera.

Rafael Campos, vocal de casa hermandad y Juan García, voluntario, aguardan cada día en la entrada de la sede de Alcazabilla. Su cometido es custodiar las visitas y mostrar a los interesados los tesoros que alberga. No es una tarea fácil, todavía muchos turistas se muestran reticentes a visitarlos, por eso se han propuesto dinamizarla como colección museográfica y poder incluirla en circuitos turísticos. «No se puede explicar esta calle en media hora. Es el origen de Málaga», señalan. Con los dos tronos como protagonistas, el salón esta rodeado de vitrinas con parte de los enseres de la procesión y del ajuar de las imágenes. Hay además pantallas táctiles en las que consultar datos históricos y fotografías. Se juega también con los sentidos, ya que una pantalla de televisión muestra vídeos de la salida procesional mientras fluye el humo del incienso. Además, martillo en mano, se puede tocar la campana del trono.

Este edificio con vistas privilegiadas al Teatro Romano y al futuro museo de Bellas Artes es también sede de otros actos más allá de lo cofrade. «Nos piden el salón de actos para muchos eventos. Hay que estar abiertos a la ciudad», apuntan. El salón de tronos es también el lugar fundamental de reunión de la albacería, con Carlos González, el albacea general, a la cabeza. Él es quien capitanea este grupo de casi treinta personas que no pasan de los veinte años y que hacen de cada viernes una cita obligada para hacer hermandad más allá de las mopas y los botes de limpiaplata. Con la cercanía de los cultos de la festividad de la Esperanza en mente, ya se han puesto también en marcha los trabajos para el Lunes Santo, además de inventariar los enseres y ver en qué estado están. «Esto no sólo consiste en crear enseres nuevos sino también en cuidar los que hay», recuerda.

El crecimiento humano de la hermandad se ha manifestado muy notablemente en sus filas de nazarenos, poniendo en la calle a casi 1.100 penitentes. Para poder organizar la ingente cantidad de túnicas, la cofradía llegó a un acuerdo con un importante centro comercial de la ciudad por el que las túnicas eran limpiadas y almacenadas hasta la llegada de la cuaresma. Para agilizar el proceso de reparto, se trabaja para poner en marcha una aplicación por la cual el hermano puede pedir cita previa y recoger su equipo de nazareno sin necesidad esperar colas.

Comisión de tronos

Y para seguir puliendo lo que la salida procesional se refiere, la comisión de tronos y el área de necesidades de los tronos trabaja codo con codo para que el discurrir del cortejo dé un paso más en organización cada año. Uno de los responsables de estas dos comisiones es Horacio Oliva quien explica que este año la cofradía se plantea salir unos minutos antes aprovechando que Pasión también pretende adelantar su salida de la Catedral. Y para anunciar a lo grande que los titulares saldrán a recorrer Málaga, la comisión del cartel, en cabezada por Pablo Linares, decide quién lo pintará y quién lo presentará. En el aspecto más puramente artístico «siempre buscamos a alguien innovador pero con experiencia», afirma.

Como cada año que pasa es un escalón más de historia, el cronista-archivero Rafael Rubio se encarga de ir organizando los fondos con los que cuenta la cofradía. Además, forma parte de la redacción de la revista 'Gaudeamus', aportando reportajes históricos. La de este año irá centrada en el 70º. aniversario de la primera salida procesional.

José Jurado es el tesorero, labor que engloba un equipo de siete personas como Isabel Yuste, que también atiende a los hermanos por las mañanas. Poner al día los recibos y la gestión de la lotería son algunas de sus actividades. También actualizan datos que sirven para el trabajo de la secretaría, responsabilidad de Pablo Ruiz de Alba. La gestión económica entronca con la acción social, cuyo responsable es Luis Merino Robledo. Un total de 32 son las familias que cada mes atiende la cofradía a través de la Fundación Corinto. Esto se une a las recogidas de alimentos y a dos campañas anuales con el colegio de La Milagrosa, que benefician a cien niños.

Cuando se juntan, la actividad frenética está servida. Son Soledad Atencia, Cristina Gálvez, Patricia Pastor, Lina García, María José Martínez, Gloria Aguilar, Conchita Martínez, María Jesús Martín, María Luisa Arnedo, Rocío Castellón y María del Carmen Morales. Todas ellas, camareras de la Virgen, cada una con sus circunstancias, en la salud y en la enfermedad, trabajan incansablemente para dotar a María Santísima de Gracia y Esperanza de un ajuar de categoría. Unas idean, otras cortan, otras se encargan de la máquina de coser, pero juntas forman un grupo perfectamente organizado con la ilusión y la devoción por bandera.

Una vez a la semana, o más veces si el calendario lo requiere, este equipo de mujeres se reúne para poner al día los temas de costura que abarcan un amplio abanico de posibilidades: desde confeccionar un manto de capilla, repasar la clámide del Señor, remendar las túnicas o realizar un faldón para los tronos. Sobre la mesa hay otros proyectos, como el de hacer una nueva toca o renovar las dalmáticas, para lo que se organizan incluso rifas destinadas a recaudar fondos. Además, cumplen escrupulosamente con la liturgia íntima que supone vestir a la Virgen, tanto de diario como para la procesión.

Son también las encargadas de cocinar para las comidas que organiza la hermandad, fundamentalmente los almuerzos de Navidad y de cuaresma, este último escenario de la presentación del cartel.

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