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El Cristo de la Expiración, este sábado
El Perchel se llenó del espíritu y la solemnidad 'expiracionista'

El Perchel se llenó del espíritu y la solemnidad 'expiracionista'

El Cristo de la Expiración recorrió el barrio para conmemorar el 75º aniversario de su bendición

Antonio M. Romero

Domingo, 10 de mayo 2015, 00:46

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En la más que centenaria memoria del Perchel hay un hueco especial para aquel día de marzo de 1940 en que el vetusto barrio marinero contempló por primera vez la imponente y majestuosa talla del Cristo de la Expiración que vino a sustituir a aquella otra desaparecida bajo las llamas de la intolerancia. Han pasado 75 años de la llegada y bendición de la imagen salida de las gubias de Mariano Benlliure y para conmemorar tan magno acontecimiento, las calles, tanto las que sobrevivieron el paso del tiempo como las que ya sólo quedan en el recuerdo y en las fotografías de color sepia, se llenaron de miles de personas, malagueños y foráneos, para acompañar al Señor a quien cada Miércoles Santo llora desconsoladamente la Virgen de los Dolores.

Fue una salida extraordinaria brillante, lenta en su discurrir quizás demasiado lo que hizo que no se cumplieran los horarios oficiosos que se había marcado la Archicofradía de la Expiración, sin alharacas ni estridencias, y fiel al estilo y ese espíritu inconfundible de la solemnidad expiracionista en la calle. Un desfile que dejó estampas para el recuerdo, como su discurrir por Cuarteles, Jovellanos, Callejones del Perchel o Ancha del Carmen ya en el regreso, y un caudal de emociones, sentimientos y recuerdos.

Desde el interior de la iglesia de San Pedro se puso en marcha, a las nueve de la noche, el cortejo procesional abierto por la cruz guía escoltada por dos ciriales y hermanos con velas. El guión fue nuevamente llevado al hombro y no presentado como es habitual en Málaga y en el cortejo también figuró el soberbio estandarte diseñado por Fernando Prini.

Jacinto Ruiz del Portal, el mayordomo de trono vivo más antiguo, fue el encargado de dar los primeros toques de campana al trono ejecutado por los talleres de arte del padre Félix Granda en el que cada Miércoles Santo procesiona el Cristo de la Expiración, que fue exornado con buganvillas moradas y portado por 204 hombres -entre ellos un buen número de los que cada Miércoles Santo llevan a la Virgen de los Dolores- con túnica y cíngulo morada y escudo conmemorativo de la efeméride. Posteriormente, fue el alcalde, Francisco de la Torre, el encargado de dirigir la maniobra de un trono que a lo largo del desfile llevó como mayordomos a Miguel Alfonso Gutiérrez (hermano mayor) ayudado por Amando Alonso Martínez, Manuel Marmolejo y Luis Ruiz del Portal.

Silencio y 'Mater Mea'

Los sones de la marcha 'Mater Mea' a cargo de la banda de música de la Expiración -que a lo largo del recorrido interpretó un repertorio de marchas clásicas y solemnes- y el silencio de las personas que llenaban la plaza de Enrique Navarro evocaron la tradicional salida del Miércoles Santo, aunque en esta ocasión no fue la noche sino la última luz de la tarde primaveral la que primero se reflejó en el rostro doliente del Cristo de la Expiración. Una imagen que, para evocar la estampa con la que llegó a Málaga hace ahora 75 años -en el mismo camión en que arribó a la ciudad el Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso- fue sobre la cruz plana y sin potencias.

No faltó a la cita con quien es su Cristo Protector la Guardia Civil -hermano mayor honorario de la Archicofradía de la Expiración- encabezados por el jefe de la Comandancia de Málaga, el coronel Jesús Esteban Gutiérrez, acompañada por quince oficiales y suboficiales, así como por un piquete que escoltó, con la marcialidad acostumbrada, el trono.

Las cofradías del Miércoles Santo arroparon a una de las suyas y en el cortejo, con bastones, figuraron los hermanos mayores Pedro González (Mediadora); Juan Manuel León (Salesianos); Eduardo Rosell (Fusionadas); Antonio Martínez (Rico); y Mario Moreno de la Cruz (Sangre), sólo faltó la Paloma. Asimismo, fue el máximo responsable de la Archicofradía del Paso y la Esperanza, Carlos López Armada, con quien la Expiración está hermanada. Sorprendió a algunos cofrades que no figurara en el desfile ni el presidente ni ningún miembro de la Agrupación de Cofradías.

El momento más intenso y emocionante de la tarde y noche cofrade se vivió con la llegada del trono a las puertas de la iglesia del Carmen, donde el Cristo de la Expiración recibió culto entre 1940 y 1946 mientras su sede canónica de la iglesia de San Pedro se reconstruía, para hacer una estación penitencial.

El trono entró en el atrio de la iglesia carmelita donde el párroco de la misma, reverendo Amador Núñez, leyó un pasaje del Evangelio al que siguió una pequeña homilía pronunciada por el director espiritual de la Archicofradía de la Expiración, Alfonso Crespo. A continuación se procedió a leer el motivo de la estación penitencial ante el citado templo y el decreto de hermanamiento en virtud del cual la Expiración estrecha los lazos percheleros con las dos hermandades que tienen allí su sede canónica: la Cofradía de Jesús de la Misericordia y la Virgen del Gran Poder y la Archicofradía de la Virgen del Carmen. Los hermanos mayores de ambas corporaciones fueron invitados a dar los toques de campana.

Tras la maniobra de salida, el trono enfiló la popular y perchelera calle Ancha del Carmen, llena de gente. La estrechez de la vía le dio un mayor recogimiento al paso del Cristo de la Expiración en su camino de regreso hacia su casa hermandad, adonde llegó ya de madrugada después de haber escrito una nueva página de oro en su rica historia y de haber dejado impregnado a lo que queda de su barrio de pescadores de ese aroma inigualable que rezuma el sentir y el alma 'expiracionista'

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