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El gran proyecto de la Esperanza

El gran proyecto de la Esperanza

Cuenta el hermano de la Esperanza, Antonio Gallero, todo un veterano de la cofradía, que fue Vicente Caffarena el encargado de diseñar un templo propio para la hermandad

Alejandro Díaz

Miércoles, 21 de mayo 2014, 20:31

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Fue el gran proyecto de la Archicofradía del Paso y la Esperanza: trasladarse de la iglesia de Santo Domingo a un templo propio. El proyecto, que hoy es una realidad, ha pasado por distintas fases desde que la hermandad adquiriese aquel solar amplio, destinado para un edificio religioso y que por entonces era una zona apenas urbanizada.

Lo primero que se hizo tras la escritura del terreno fue construir, en una primera fase, el salón de tronos. Cuenta el hermano de la Esperanza, Antonio Gallero, todo un veterano de la cofradía, que fue Vicente Caffarena el encargado de su diseño. Gallero, que llegó a Málaga en los años cuarenta, cuando tenía 14 años, procedente de la localidad de Totalán, se inscribió en 1945 en la archicofradía.

Hoy representa una parte importante de la memoria de la Esperanza. Ha vivido algunos de los momentos más determinantes de la institución durante su historia en el siglo XXy XXI. El proceso de creación de la actual basílica no le ha sido ajeno. «Después de edificar el salón de tronos, se hizo la casa hermandad», rememora Gallero.

Aquel nuevo espacio supuso un impulso para la integración de la cofradía con el entorno social del barrio. Era la década de los setenta y en su recién estrenada casa hermandad se sucedían las funciones de teatro: representaciones de clásicos, como Don Juan Tenorio, servían para recaudar fondos y para dinamizar la vida de la zona. Se completaba así la segunda fase de un proyecto al que aún le faltaba para culminarse la parte más destacada: la construcción de la iglesia.

Año de coronación

El templo fue erigido gracias a la aportación popular, no solo de la sociedad malagueña. «Empezamos a recaudar para la iglesia con un compromiso de pago de todos, eran de mil pesetas al mes durante dos años... También los había a voluntad», recuerda Gallero, quien precisa que tras algunos años se consiguió la cuantía suficiente para la edificación del espacio sagrado.

Dedicado al Dulce Nombre de Jesús Nazareno del Paso y a María Santísima de la Esperanza, fue consagrado el 4 de junio de 1988 por el cardenal arzobispo de Madrid, Ángel Suquía Goicoechea. Su inauguración coincidió con la coronación canónica de la Virgen de la Esperanza.

Su planta basilical paleocristiana es luminosa. Cuenta con una bóveda de cañón que cubre la nave principal y que está decorada con el conjunto pictórico de Apoteosis de la Virgen María. Su bóveda se halla cerrada por una vidriera con el escudo de la cofradía donde puede apreciarse la cruz de la Orden de Predicadores en memoria del origen dominicano de la corporación.

El templo también es famoso por su decoración exterior:seis murales de azulejos andaluces representan escenas marianas de las Sagradas Escrituras, como la de María junto a la cruz o la Encarnación. De culto diario, el templo celebra cada año el Dulce Nombre de Jesús, el triduo cuaresmal y las solemnidades de la Virgen María, el aniversario de la coronación, la Asunción, el mes del Rosario y la festividad de María Santísima de la Esperanza.

En el conjunto, la archicofradía cuenta con un museo en el que se exhiben algunos de los tesoros de una hermandad histórica. En los frescos del techo, Antonio Gallero señala orgulloso la representación de algunos rostros familiares, como el de sus hijas o sus nietas. De aquel solar yermo en las proximidades de Santo Domingo, la basílica menor de la archicofradía se erige hoy junto a su salón de tronos y la casa hermandad.

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