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Torres corre por delante de su rival colchonero. / Alberto Martín (Efe)
fútbol | Liga de campeones

El delantero madrileño se animó en la recta final, cuando se atrevió con los desbordes después de tanto aburrirse en el círculo central

PPLL

Martes, 29 de abril 2014, 12:01

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En su esperado regreso al Vicente Calderón y, tras ser recibido por una sonora ovación por parte de la parroquia rojiblanca, Fernando Torres ejerció de 'palomero' contra el equipo de su vida, pero ni siquiera en terreno del Atlético para intentar cazar un gol imposible, sino durante casi todo el partido en mitad de campo del Chelsea. José Mourinho apostó por el 'Niño' como titular, pero dado el sistema ultradefensivo del técnico portugués, Torres estuvo a casi 50 metros de su compañero más cercano cuando atacó el equipo de Simeone. Sin embargo, en la recta final se animó, se atrevió con infructuosos intentos de desborde e incluso provocó una peligrosa falta y una amarilla a Miranda en el minuto 89.

Fernando Torres se aburrió deambulando por el círculo central mientras el Chelsea se dedicaba a destruir encerrado, y fueron contadas las ocasiones en las que algún jugador del conjunto londinense lanzó un balón en largo al delantero madrileño. Ni en los saques de esquina tuvo elexrojiblanco oportunidad. Debió dedicarse Torres a presionar, sin demasiada convicción, a los zagueros del Atlético, y a defender en terreno de su equipo, para intentar robar algún balón... y cometer alguna falta táctica.

Rodeado de Miranda y Godín, pero sobre todo vigilado por el central brasileño, Fernando Torres tuvo hasta los últimos minutos muy poca movilidad arriba y apenas le llegó una pelota, porque Mourinho renunció al fútbol y se decantó, como era previsible, por colocar a diez por detrás del balón. Así, el futbolista que la víspera fue calificado por su entrenador como "un gran aficionado del Atlético pero un gran profesional", se tuvo que conformar con ver pasar los minutos y trotar desde los alrededores del círculo a las bandas. Tan sólo tuvo un par de combinaciones con alguno de los suyos, antes de que, cuando el duelo llegaba a su término, apostase por el regate y la verticalidad, aunque sin ser una gran amenaza, tan alejadísimo como estaba del área de Courtois. Un delantero despercidiado ante su exequipo por el antifútbol de Mourinho, aunque el Calderón que tanto le aplaudió cuando se anunció su nombre por megafonía, lo agradeció de verdad.

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