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El primer ministro ucraniano, Nikolái Azárov, abandona la sesión parlamentaria en Kiev. / Foto: Efe | Vídeo: Atlas
Toda la atención de los manifestantes en Kiev puesta en el Parlamento
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Toda la atención de los manifestantes en Kiev puesta en el Parlamento

La Cámara ha rechazado la moción de censura presentada por la oposición

RAFAEL M. MAÑUECO

Miércoles, 4 de diciembre 2013, 00:22

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La votación de hoy en la Rada Suprema, el Parlamento de Ucrania, había causado mucha expectación porque debía aclarar si continúa el cierre de filas en torno al presidente Víctor Yanukóvich y su Gobierno o si hay deserciones entre los diputados oficialistas. El resultado no ha sido favorable para la oposición. La moción ha sido apoyada por tan sólo 186 legisladores cuando necesitaba por lo menos 226.

Y eso que los parlamentarios del Partido de las Regiones de Yanukóvich no votaron. Está claro que en la Cámara no hay suficiente respaldo para echar abajo el Gobierno. Antes de la votación, intervino el primer ministro, Nikolái Azárov, que defendió su gestión, llamó a evitar otra Revolución Naranja y acusó a la oposición de ser la que realmente puso de rodillas a Ucrania, en clara referencia a Timoshenko, por firmar en 2009 unos acuerdos de gas con Rusia onerosos e insoportables para su economía. Azárov pidió a los manifestantes que vuelvan a sus casas.

Pero en el exterior del edificio, acordonado por la Policía, varios miles de manifestantes llegados desde la Plaza de la Independencia, el cuartel general de esta nueva revuelta, gritaban al conocer la noticia del rechazo a la moción de censura: ¡Dimisión!, ¡revolución!, vergüenza.

En el hemiciclo, el líder de la formación ultranacionalista Svoboda (Libertad), Oleg Tiagnibok, había instado a los legisladores a echar a este Gobierno de bandidos. Tiagnibok terminó su alocución con la palabra ¡revolución!, lo que enardeció y arrancó fuerte aplausos de los diputados opositores.

Arseni Yatseniuk, portavoz parlamentario de Batkívshina, el partido que encabeza la ex primera ministra encarcelada, Julia Timoshenko, dijo que, junto a la moción de censura, queremos que se vote también la puesta en libertad de Timoshenko y de otros presos políticos. Esta iniciativa, a juzgar por el resultado de la votación de la moción de censura, tampoco parece que tenga posibilidades de progresar.

Mientras, unas 3.000 personas permanecían custodiando la Plaza de la Independencia, rodeada de barricadas, y varios centenares formaban piquetes frente a la sede del Gobierno para bloquear los accesos.

La determinación de continuar en la calle hasta que se logre la firma del Acuerdo de Asociación con la Unión Europea o la dimisión de Yanukóvich y el Gobierno parece tan firme como hace nueve años, durante la Revolución Naranja. Así que el pulso entre la calle y las autoridades promete durar.

Artiom, uno de los jóvenes acampados en la Plaza de la Independencia, comentaba esta mañana que para disolvernos van a tener que emplearse a fondo y lo conseguirán solamente provocando un río de sangre.

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