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Combo de fotografías de la madrileña Blanca Thiebaut (d) y la catalana Montserrat Serra. / Archivo
El Gobierno recibe una prueba de vida de las cooperantes secuestradas en Somalia
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El Gobierno recibe una prueba de vida de las cooperantes secuestradas en Somalia

La señal de Montserrat Serra y Blanca Thiebaut llegó hace un mes, al cumplirse 600 días del rapto más largo de ciudadanos españoles

MATEO BALÍN

Lunes, 17 de junio 2013, 19:42

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Buenas noticias desde Somalia al cumplirse 600 días del secuestro de las cooperantes Montserrat Serra y Blanca Thiebaut, el rapto más largo de los que han sufrido ciudadanos españoles en el extranjero. Las familias de las trabajadoras de Médicos Sin Fronteras recibieron hace un mes una prueba de vida a través del Gobierno que confirma que ambas se encuentran en buen estado, según dos fuentes consultadas conocedoras de la negociación.

Desde el principio ha sido la organización médico-humanitaria la que ha liderado las conversaciones para su liberación por contactos establecidos en Somalia desde 1991, donde mantiene varios proyectos. En estos 20 meses ha llegado al menos otra prueba de vida al Gobierno. Fue en marzo de 2012, cuando el ministro García-Margallo confirmó desde Argelia que había recibido la confirmación de que las dos cooperantes estaban bien y que continuaban las gestiones para su liberación. Hasta ahora. Hace escasos días, la ONG emitió un comunicado en el que mostraba su indignación por el secuestro de sus compañeras, que se produjo en el campamento de refugiados de Dadaab, al norte de Kenia, aunque luego fueron llevadas a Somalia «donde seguirían estando retenidas».

El rapto se produjo el 13 de octubre de 2011, cuando Montserrat Serra (Palafrugell, Girona, 1971) y Blanca Thiebaut (Madrid, 1981) fueron apresadas a unos 100 kilómetros de la frontera con Somalia, cuando viajaban en un vehículo de Médicos Sin Fronteras que fue asaltado a tiros por un grupo armado local. Los captores retuvieron el convoy a tiros y tras 40 minutos de escarceos, en el que resultó herido un conductor keniano, huyeron con las dos mujeres en otro automóvil en dirección a Somalia. En este largo periplo de sufrimiento para sus familiares las noticias han sido escasas, en gran medida por la discreción que han mantenido los actores implicados.

El pasado octubre este diario informó de que efectivos de la Armada española presentes en la operación Atalanta rastrearon la media docena de buques retenidos por los piratas somalíes en busca de las dos secuestradas, según confirmaron fuentes de la inteligencia militar. Los marinos realizaron patrullas aéreas sobre los mercantes tanto en aviones de vigilancia marítima como en helicópteros de guerra. Tomaron fotografías de gran resolución para conocer la situación de las rehenes, los denominados «blancos», y tras analizar todo el material constataron que ni Blanca ni Montserrat se encontraban en los barcos. Esta línea de investigación surgió a raíz de informaciones que llegaron a situar a las rehenes en uno de los buques comerciales retenidos frente al bastión pirata de Harardhere, al este de Somalia. Se barajó la hipótesis de que las trabajadoras de Médicos Sin Fronteras hubieran sido entregadas por sus secuestradores de Al-Shabaab a la misma banda que retuvo el atunero vasco Alakrana a cambio de una importante suma de dinero. Pero luego se desmintió este extremo.

Esta misión de la Armada fue excepcional, ya que su cometido central en aguas del Índico consiste en vigilar que los mercantes comerciales y del programa mundial de alimentos que navegan por el Golfo de Adén no sufran ataques piratas. Sin embargo, la posibilidad de que las cooperantes estuvieran en manos de los filibusteros abrió una nueva vía de investigación.

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