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Agentes de la Ertzaintza sacan al detenido del gimnasio. / Luis Calabor | Vídeo: Atlas
Conocidos del maestro shaolín: «Últimamente estaba raro»
el templo de los horrores

Conocidos del maestro shaolín: «Últimamente estaba raro»

Sus amigos dicen que era una persona "correcta y educada", que se había ensombrecido por "una grave enfermedad", mientras los vecinos apuntan que "no se trataba con nadie"

REDACCIÓN

Martes, 4 de junio 2013, 21:01

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"Pero si no puede ser más correcto y educado". Los conocidos de Juan Carlos Aguilar, el maestro shaolín acusado de intentar matar a una mujer en su gimnasio de Bilbao, no asimilan lo ocurrido. "Es una persona muy agradable y tranquila", recalcan. Sin embargo, este domingo fue arrestado en su local de la calle Máximo Aguirre después de torturar hasta casi la muerte a Ada, una joven de 29 años y natural de Nigeria. Además, se sospecha que también cometiera otro crimen similar ya que se han encontrado restos óseos, presuntamente humanos, en su negocio y en su piso.

El círculo de Aguilar no puede ocultar su estupor ante el rumbo que han tomado los acontecimientos. Sin embargo, aseguran que nunca le han visto enfadado ni en actitud violenta, ni ofendiendo a nadie, como se corresponde a un experto en artes marciales de su calibre. Se da la circunstancia de que durante los años 90 fue instructor de la policía en esta disciplina, además de que fue campeón del mundo de formas y armas de Kung-fú con el K.O más rápido hasta entonces de la historia de este deporte en España.

Los que trataban habitualmente con el maestro shaolín le califican como inteligente, comedido y con unas habilidades "alucinantes". Sus amigos, además, remarcan que siempre ha hecho gala de un carácter "pacífico". Sin embargo, también escondía alguna que otra sombra tras esa apariencia. Algunos conocidos también han desvelado que en los últimos tiempos le habían encontrado "algo raro", pero los achacaban a una grave enfermedad que, al parecer, sufre desde hace tiempo.

Los vecinos del ahora detenido, en cambio, son menos benévolos a la hora de describirle. Aguilar vivía en el cuarto piso del número 5 de la calle Iturriza, justo en la confluencia con Hurtado de Amezaga, en un edificio de cierta solera y con la fachada, de color teja, recientemente acondicionada. Según los residentes, el hombre era una persona muy "poco sociable". "No se trataba con ninguno, ni te saludaba", explica uno de ellos.

"No habiá forma de contactar con él"

En esto también contribuía sus horarios poco habituales "Salía a las diez y pico de la mañana y llegaba siempre de madrugada, sobre las dos", apuntan en el portal. Tampoco parecía muy preocupado por los asuntos que afectaban a la comunidad. "Pasaba olípicamente", denuncian. "No asistía a las reuniones y cuando le tocaba ser presidente no había forma de contactar con él". Eso sí, no tenía deudas: "Pagaba normal y corriente", añaden los vecinos.

Sus costumbre durante el poco tiempo que pasaba en el piso tampoco eran ajenas para los residentes. Al parecer, el maestro shaolín tenía la casa "llena de aparatos de saltos y bicicletas estáticas", lo que presupone que intentaba mantener un buen estado físico, el mismo que lucía cuando fue ordenado como el primera sacerdote shaolín de Occidente y fue entrevistado por El Correo. Su personalidad "mística" era otro de los rasgos que llamaron la atención de sus vecinos. Quizá por ello también le irritaban "muchísimo los follones de los fines de semana en la calle", donde hay varios locales nocturnos y la gente sale fuera. "El ruido no te deja dormir ni nada y eso le molestaba. Les tiraba cosas", subrayan en el inmueble de Iturriza. En su buzón todavía hoy se pude leer su nombre y la profesión que decía tener: "antropólogo".

"Era un poco iluminado"

En el gimnasio que regentaba, Aguilar tampoco pasaba desapercibido, aunque no solía estar de manera habitual durante la clases. Según la madre de uno de sus alumnos de Kung-fu, era "un poco iluminado". La mujer lo explica "por la forma espiritual de hacer los ejercicios y sus saludos", aunque reconoce que ello no hacía "sospechar nada". También aclara que no era el maestro habitual. "Lo conozco de las fotos de exhibición que hay en la entrada y de que venía muy de vez en cuando", subraya. De las clases se encargaban otros dos profesores "estupendos, perfectamente válidos y que están pagando por este individuo", ha lamentado.

La mujer ha declarado que está "horrorizada" por lo ocurrido, y ha recordado que el gimnasio fue antes un club de judo durante muchos años y "con mucho prestigio, con muy buenos judokas", pero los propietarios se jubilaron y alquilaron el local. "Vi que había Kung-fu, que son serios, que hay otra gente que hace yoga...", relata. Asimismo, señala que nunca ha habido ningún problema: "Conozco bastantes personas que vienen aquí y pese a la decoración oriental, el plan espiritual y el silencio es un sitio normal y corriente", sentencia.

Atada de pies y manos

Juan Carlos Aguilar -muy conocido en Bilbao, pero también habitual de algunos programas de televisión de hace años- contactó con su víctima, al parecer prostituta, poco antes de la agresión. Presumiblemente la obligó a entrar en su gimnasio y allí se desató la tragedia. La ató de pies y manos con bridas de plástico, le colocó cinta de embalar en el cuello y la sometió a una brutal agresión. Los gritos de la chica alertaron a una viandante que llamó a la Ertzaintza para contar lo que había visto y oído. Eran las 15.40 horas del domingo.

Cuando los agentes se personaron en el lugar y consiguieron entrar por la fuerza se encontraron una escena dantesca. El gimnasio estaba decorado como un templo, pero tenía una pequeña oficina en la que había un camastro, una ducha y un escritorio. En aquellas cuatro paredes estaba Ada, tirada en el suelo, inconsciente y magullada, junto a su agresor, de pie, vestido solo con un pantalón de chándal.

La rápida intervención de los policías y de los sanitarios que acompañaban el dispositivo salvó de la muerte a la mujer, que se encontraba en parada cardiorrespiratoria. Tras las primeras maniobra de reanimación fue trasladada en una UVI móvil de Osakidetza a Basurto, donde quedó ingresada. A estas horas todavía se debate entre la vida y la muerte. Los médicos dicen que si supera la primeras 48 horas, su pronóstico será más optimista, aunque no se puede asegurar que no le vayan a quedar secuelas.

Buzos en la ría

La Ertzaintza arrestó al especialista en artes marciales sin que ofreciera resistencia y lo trasladaron, con la cabeza cubierta por una camiseta rosa, hasta los calabozos de la comisaría de Ibarrekolanda. En el gimnasio quedaron los especialistas de la Policía Científica, la Unidad de Investigación Criminal y una comitiva judicial, con un magistrado y un forense. Al parecer, en el local había restos óseos, presuntamente humanos, que se están investigando. Todo apunta a que Aguilar podría haber cometido otro crimen y haber repartido los restos de cadáver entre el establecimiento, su casa y otros puntos de la ciudad, como la ría, que ha sido peinada por buzos en busca de evidencias.

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