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Javier Arenas saludo a los componentes de la emsa electoral. / Efe
El dique andaluz
análisis

El dique andaluz

En mayo, el balance apuntaba a una victoria insuficiente de los socialistas en su tradicional feudo; un semestre después, el PP puede aspirar a la mayoría absoluta

PPLL

Lunes, 21 de noviembre 2011, 00:31

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Una de las claves del 20N es Andalucía, la pérdida del feudo simbólico del PSOE, territorio sentimental de la izquierda desde la Transicion, ese granero que parecía como Baviera para la Unión Social Cristiana que ha ganado allí todas las elecciones desde 1947, puesto que el PSOE nunca ha perdido desde 1982. Desde hace dos años, sin embargo, el impulso del cambio estaba en los sondeos y en el clima politico; y desde ayer ya no se trata de una encuesta virtual, sino de votos contantes y sonantes como campanas tocando a difuntos para la izquierda: el PP se ha convertido en la fuerza mayoritaria, confirmando los resultados de las municipales con más energía. En mayo, el balance apuntaba a una victoria insuficiente; un semestre después, el PP puede aspirar a la mayoría absoluta.

Andalucía era un dique de reserva para el PSOE. En las elecciones de 2008, todavía había proporcionado un margen holgado de medio millón de votos, casi seiscientos mil. Aun sin la energía de Cataluña, donde el PSOE aventajaba al PP en un millón de papeletas, Andalucía parecía un baluarte indesmayable. En cuatro años todo se ha volteado por completo, en un proceso asombroso e inesperado después de tres décadas de rocosa hegemonía. Entonces, de los 61 escaños en juego, el PSOE obtuvo 36 frente a 25 del PP. Ayer el PSOE bajó a los 25 del PP entonces y este se elevó sobre la treintena. El vuelco.

La presión del paro

Ese dique no ha cedido a la presión de Javier Arenas, con una larga trayectoria de fracasos en su ambición del virreinato con sede en el Palacio de San Telmo, sino al paro en la comunidad con cifras devastadoras: más de un millón de desempleados, una tasa delirante que ya frisa el 30%, decenas de miles de familias con la totalidad de los miembros al raso, un horizonte de desesperanza entre los jóvenes con comarcas donde desbordan holgadamente el 50%. Ante eso no hay contrafuertes.

Pero además desde que los efectos de la crisis empezaron a abrir heridas serias en el tejido social, el Gobierno andaluz nunca ha dado señales de tener respestas. Alineado con la política de Madrid, su credibilidad se ha ido desmoronando. La operación de relevo de Chaves, como si la aluminosis estuviera en el avejentamiento generacional, solo ha empeorado las cosas. La apuesta de Griñán, desprovisto de magnetismo carismático y sin el instinto político de sus antecesores apoyados con la maquinaria de propaganda de Gaspar Zarrías, ha agotado la resistencia del socialismo andaluz. Con él enfilan el fin de una larga época en el sur, donde la marea azul ya ha penetrado ensanchando los límites de una mayoría absoluta del PP una vez derrribado el dique del feudo simbólico.

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