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Operacios desinfectan a los viandantes de una posible radiactividad. / Reuters
Japón sufre la peor crisis desde la II Guerra Mundial mientras lucha contra la amenaza nuclear
tsunami en el pacífico

Japón sufre la peor crisis desde la II Guerra Mundial mientras lucha contra la amenaza nuclear

El gobierno japonés alerta de otra posible explosión en la central nuclear de Fukushima y se teme por los dos los reactores que corren peligro de entrar en proceso de fusión | Los muertos por el terremoto pueden superar los 10.000, pese a que el último cómputo oficial habla de 1.596 muertos

PABLO M. DÍEZ (ENVIADO ESPECIAL A FUKUSHIMA)

Lunes, 14 de marzo 2011, 01:16

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Dos días después de que la Tierra temblara y levantara sus olas en el 'Anillo del Fuego' del Pacífico, Japón ha amanecido de nuevo en alerta. Ante esta situación, el Gobierno ha pedido unidad a sus conciudadanos para afrontar las consecuencias del seísmo, que ha calificado como la peor crisis que afronta Japón desde el final de la II Guerra Mundial.

El primer ministro nipón, Naoto Kan, ha definido la situación como "preocupante", al tiempo que ha mostrado su gratitud y "respeto" por la calma con que la población japonesa ha hecho frente al terremoto, que con 9 grados de magnitud ha sido uno de los más graves de la historia. "No será fácil, pero superaremos esta crisis, como hemos hecho en el pasado", ha asegurado el jefe del Gobierno nipón.

Una de las primeras medidas ha sido autorizar a las empresas Tokyo Electric Power y Tohoku Electric Power a efectuar cortes de electricidad de hasta tres horas de duración al día, a partir de mañana, para garantizar el suministro en las zonas del noreste del país afectadas. El primer ministro también se ha referido al riesgo de fugas de materia radiactiva tras la explosión de anoche en Fukushima. "Se ha emitido radiación al aire, pero no una gran cantidad. Esto es diferente del accidente de Chernóbil, aunque estamos trabajando para impedir que se extienda la fuga", ha dicho Kan.

Mientras, las tareas de búsqueda y rescate de las víctimas y de reconstrucción de hogares y administraciones siguen sucediéndose. Expertos en salvamento de casi 70 países, entre ellos España, han empezado a llegar para participar en este duro proceso. Los mayores contingentes son los aportados por Australia, Estados Unidos, Nueva Zelanda, Reino Unido y Corea del Sur, mientras que incluso China, que mantiene unas tensas relaciones con la nación vecina, ha anunciado el envío de un equipo. Los sismólogos han advertido de que las réplicas se pueden prolongar durante toda la semana en el noreste del país y que hay un 7% de posibilidades de que alguna de ellas supere antes del miércoles los 7 grados de magnitud en la escala Richter.

Pese a los esfuerzos que se están realizando, el número de víctimas mortales se está disparando en las últimas horas y, pese a que el último cómputo oficial habla de 1.596 muertos y 1.085 desaparecidos por la catástrofe, los medios locales lo incrementan hasta más de 1.800 fallecidos. Sin embargo, la cifrá más crítica la ha dado Naoto Takeuchi, el jefe de la policía de provincia Miyagi, a la cadena de televisión NHK, que ha advertido de que el número de muertos en la región puede superar los 10.000 y ha explicado que los datos oficiales son muy conservadores.

Medio pueblo sin localizar

En Miyagi continúan sin localizar 9.500 habitantes de Minamisanriku, un pueblo que fue prácticamente arrasado por el tsunami que produjo el terremoto, que con 9 grados de magnitud -Japón he elevado el nivel del seísmo- está entre los más graves que se han registrado nunca en el mundo.

El número de evacuados supera los 300.000 en seis provincias japonesas y son al menos 20.820 los edificios destruidos. El Gobierno nipón ha anunciado que movilizará en las próximas horas hasta 100.000 militares para las operaciones de rescate en la costa noreste del país, donde algunos pueblos han sido prácticamente barridos del mapa. Naoto Kan había anunciado ayer que serían 50.000 los efectivos militares que participarán en el operativo pero ha decidido duplicar su número.

Por otro lado, el temor a un desastre nuclear sigue latente y no solo en Fukushima, las autoridades japonesas han declarado el estado de emergencia nuclear para otra planta atómica, en Onagawa, debido al elevado nivel de radiactividad, que ya habría descendido, según el Consejo de Seguridad Nuclear. La operadora de la central nuclear de Onagawa, Tohoku Electric Power Company, ha fijado el nivel de alerta en uno, el más bajo de la escala. Además, una planta nuclear en Tokai, en la provincia de Ibaraki (norte de Tokio), también ha sufrido problemas en su sistema de refrigeración, según informa la agencia local Kyodo. Según fuentes de las autoridades de Ibaraki, uno de los dos sistemas de refrigeración de la planta número 2 de Tokai se paralizó aunque el otro funciona con normalidad, por lo que no se prevén problemas para el reactor nuclear.

Mientras, la preocupación sigue aumentando en la central Fukushima-1, afectada por el seísmo y que registró el sábado una explosión en uno de sus reactores, ya que ha sufrido un nuevo fallo en otro de los reactores y el nivel de radiación que desprende supera el límite legal. De acuerdo al Ejecutivo, el nivel máximo de ionización registrado -hasta 1.557 microsievert respecto a los 500 considerados recomendables para la salud- equivalen a tres radiografías de estómago.

Desde el seísmo y posterior tsunami, las autoridades trabajan contra el reloj para atajar el sobrecalentamiento de varios reactores al fallar el sistema de refrigeración, en medio del temor a que se produzca una fusión del núcleo. Se está intentando inyectar agua salada para enfriar la turbina y evitar un desastre, mientras las autoridades insisten en que no hay ningún dato que confirme un proceso de fusión del núcleo, sólo una posible "deformación" del mismo.

El miedo a una fusión

En rueda de prensa, el ministro portavoz, Yukio Edano, ha indicado que el reactor número 3 de Fukushima sufre problemas en su sistema de refrigeración y que, aunque parte de su núcleo podría "deformarse", eso no equivale a una "fusión". Edano considera posible que se produzca una explosión en el recipiente de contención secundario del reactor 3 debido a una acumulación de hidrógeno, como ocurrió ayer en el reactor 1, pero ha insistido en que lo previsible es que no cause daños graves. También ha asegurado que una eventual explosión no conllevaría nuevas evacuaciones, tras el traslado a otros lugares de 180.000 residentes en un radio de 20 kilómetros en torno a la central nuclear.

Sobre las informaciones acerca de un posible proceso de fusión en el núcleo de un reactor, Edano ha hecho hincapié en que no hay "ningún dato" que confirme que se ha producido esa fusión, aunque admitió una posible "deformación" de una parte del núcleo debido a un sobrecalentamiento. Ha recalcado, no obstante, en que ambos son casos diferentes y es necesario ser "muy cuidadosos" con la terminología, ya que una deformación del núcleo no equivale a una fusión. En el primer caso, el proceso implicaría la posible liberación de una cantidad muy elevada de radiación.

El portavoz del Gobierno ha reconocido que el nivel de radiactividad que desprendía la central de Fukushima llegó a superar en un punto el límite permitido de 500 microsievert hasta alcanzar los 1.557 microsievert a las 13.52 hora local (04.52 GMT), pero 50 minutos después se había reducido a 184 microsievert. El nivel actual "no es dañino para la salud", según Edano, que ha equiparado el nivel máximo de radiactividad emitido por la central con tres radiografías de estómago.

Según la agencia local Kyodo, pese a las evacuaciones masivas al menos 22 personas se han visto expuestas a la radiactividad. En Fukushima los esfuerzos se centran en tratar de reducir la temperatura de seis reactores de las plantas nucleares 1 y 2, cuyos sistemas de refrigeración quedaron dañados por el seísmo. Para ello se está utilizando agua marina y ácido bórico, por lo que según los expertos será muy difícil que los reactores afectados puedan seguir utilizándose en un futuro, ha dicho el portavoz.

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