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El dinosaurio jorobado de Cuenca
avances de la ciencia

El dinosaurio jorobado de Cuenca

Investigadores españoles detallan las características de una nueva especie tras el hallazgo en 2003 de los restos de un ejemplar que vivió hace 125 millones de años

R.C.

Miércoles, 8 de septiembre 2010, 21:16

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La revista 'Nature' publica este martes la descripción de Concavenator corcovatus, un nuevo dinosaurio carnívoro (terópodo) del Cretácico Inferior (hace unos 125 millones de años) descubierto en el yacimiento de Las Hoyas, en Cuenca. Estudiado por investigadores de la UNED y de la UAM, el ejemplar es el esqueleto articulado de dinosaurio más completo de la Península Ibérica y uno de los mejores conservados de Europa.

"Su joroba es una característica singular desconocida en cualquier otro dinosaurio descubierto hasta ahora. Las dos últimas vértebras por delante de la pelvis proyectan sus espinas neurales sobre el dorso del animal, y configuran una especie de joroba cuya función todavía es desconocida", explica Francisco Ortega, autor principal del estudio e investigador en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED).

El análisis del fósil ha sido laborioso por las fases previas de preparación, que han durado más de dos años. "El aspecto del fósil es impresionante -dicen los investigadores- tanto por su tamaño (seis metros de longitud), como por la excelente conservación de sus restos". Concavenator corcovatus es uno de los grandes depredadores del ecosistema de Las Hoyas. Su nombre significa "el cazador jorobado de Cuenca". La conservación de los restos fósiles ha permitido al equipo español identificar algunas impresiones de la piel del animal, como escamas en las patas y en la cola.

Escamas y plumas

Pero, además, Concavenator guarda otra sorpresa. En muchas aves actuales, el borde posterior de uno de los huesos del antebrazo, la ulna, tiene pequeños bultos que sirven para la inserción de las plumas de mayor tamaño en las alas. Esta característica se había reconocido también en algunos dinosaurios de pequeño tamaño y emparentados con las aves, como Velociraptor.

"Concavenator, cuatro veces más grande que Velociraptor, y supuestamente demasiado primitivo para tener plumas, presenta también pequeños bultos en la ulna que indican que este dinosaurio ya tenía estructuras en la piel que constituyen un estadio ancestral de las plumas de las aves", señala Ortega.

Para el experto, el reconocimiento de estas estructuras permite ampliar el número de grupos de dinosaurios en los que, además de escamas, "deberíamos considerar la presencia de estructuras antecesoras a las plumas de las aves".

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