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Surtido de tapas.
De tapas por El Tubo de Zaragoza

De tapas por El Tubo de Zaragoza

La capital maña tiene la (sana) tradición de salir a tomar el vermut, aunque finalmente se escoja una caña, un vino o un refresco

guia repsol

Viernes, 9 de octubre 2015, 11:16

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La capital maña tiene la (sana) tradición de salir a tomar el vermut, aunque finalmente se escoja una caña, un vino o un refresco. Y como la bebida siempre se acompaña de algo de comer, zaragozanos y visitantes tienen la costumbre de ir de local en local degustando sus especialidades. El mejor lugar para realizar esta travesía es El Tubo, entre las calles Mártires, Estébanes y Cuatro de Agosto. El objetivo a cumplir es sencillo: saber quién es experto en bravas, el que fríe las mejores croquetas o el tabernero que trabaja habitualmente con anchoas Sencillamente delicioso, especialmente durante las fiestas del Pilar, cuando El Tubo muestra su cara más festiva y multitudinaria.

Arrancamos en Doña Casta, famosa por sus croquetas, amontonadas en su barra acristalada listas para pasar por la freidora. No hacemos ascos a ninguna, pero si hay que elegir -repetimos, en Zaragoza el plan es ir de bar en bar- preferimos las de arroz negro con alioli, las de gallina con chocolate y las de bacalao con trigueros. Si tenemos ganas de unas bravas, las mejores -y más famosas- son las del Bar Texas. Esta esquina se mantiene incorrupta desde sus inicios, igual que sus tapas. La ración de patatas es obligatoria, pero también se puede disfrutar allí algunas piezas de casquería que hacen las delicias de los zaragozanos: lechillas (timo y páncreas) de ternera o madejas fritas, elaboradas con intestinos de cordero.

Cambiamos de tercio en Bodegas Almau, fundada a finales del siglo XIX. En el interior, donde infinidad de botellas decoran las paredes, o en su terraza -en un solar frente al local- se consumen, sobre todo, anchoas. Las hay en vinagre o preparadas, pero, sin duda, las que tienen más éxito son la dulce (con queso de cabra, confitura de tomate y chocolate negro) y el garum, que reinventa la receta de origen romano con anchoa, crema de queso, pimienta, miel y moscatel.

El plato fuerte de este recorrido podemos tomarlo en la Miguería. No hay más que decir, ¿verdad?. Aquí la especialidad son las migas con queso, con uvas, con longaniza, con foie, con langostinos, con chocolate y naranja... Comenzaron su andadura a finales de los años 90 y ahora cuentan con 30 recetas diferentes en su carta. No hay en Zaragoza nadie que no conozca esta pequeña taberna.

Si nos hemos quedado con hambre, y lo que buscamos es un restaurante de mesa y mantel, encontramos dos muy destacados en El Tubo. Uno es La Republicana, una casa de comidas con recetas sencillas pero muy sabrosas. Aburrirse aquí es imposible porque sus paredes están atiborradas con fotos antiguas, carteles, botellas, cazos... El otro es Casa Lac, el restaurante más antiguo de la ciudad, que ahora dirige Ricardo Gil (El 33, en Tudela). Su historia se remonta a la primera mitad del siglo XIX, cuando la fundaron unos cocineros franceses habituados a trabajar para la nobleza. Ahora su carta la pueblan productos aragoneses y mucha verdura, seña de identidad del cocinero. Este año, además, proponen un Menú Pilares con mucha historia.

Fuente: Guía Repsol

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