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Ignacio Tylko
Sábado, 25 de febrero 2006, 01:00
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Murcia se pasó la semana con la cantinela del partido trampa y supo aleccionar a su gente para que saliera enchufada. Todo lo contrario que el desnortado Málaga, salvo milagro el más firme candidato al descenso, ya que no sabe a lo que juega y atrás es un alma en pena. Manolo Hierro había exigido más intensidad, más garra, más agresividad, pero su equipo salió derrotado desde el vestuario.
Cuando el Málaga quiso reaccionar, comenzar a jugar y a meter el pie con algún poder intimidatorio, ya no tenía nada que hacer. Y encima su verdugo era Fernando Torres, a quien los andaluces tenían ganas por ese gesto de maleducado al sacar la lengua para celebrar un gol en La Rosaleda. Bastaron un par de acciones rápidas por banda, pésimamente defendidas por los laterales Ribeiro y Gerardo, un rechace de Goitia, una carambola y el oportunismo de Torres en boca de gol.
Ni el más viejo aficionado del Calderón, esta vez con menos gente de lo habitual por el agua nieve que caía y la enorme dificultad para acceder en coche por culpa de las obras que invaden Madrid, recordaba un arranque tan sencillo como éste. Ya sin opciones, los visitantes decidieron encimar a sus oponentes y frenar a Torres, aunque fuese con repetidas faltas. Pero con eso no le bastaba. Necesitaba llegar arriba y sólo dio sensación de peligro en un par de golpes francos que ejecutó mal Duda, un gran especialista.
Kezman falla un penalti
Sin pisar el acelerador y sin hacer nada extraordinario, pero con una efectividad máxima y una defensa enfrente impropia de Primera, el Atlético sentenció. Petrov ejecutó una falta lateral, Kezman peinó sin oposición, y Maxi remachó a placer, para anotar su noveno gol esta temporada, uno menos que Torres . Y los locales debieron marcar el cuarto justo antes del descanso, pero Kezman erró un claro penalti.
La historia de la segunda parte la protagonizó Valera, un joven lateral de largo recorrido que recaló en el Calderón procedente de Murcia y que demostró desenvolverse mucho mejor arriba que en defensa. Entró en lugar de Petrov, que tenía una tarjeta y es incapaz de frenarse, y firmó dos buenos goles, uno de tiro lejano con la izquierda y otro de certero cabezazo, en los que el Málaga volvió a colaborar. Duda, desquiciado, ya había soltado un codazo al propio Valera que le valió la expulsión. Y Salva, en su regreso al Calderón, vio como le anulaban un gol por fuera de juego.
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