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Si hay un chichón, dos días de observación

Si hay un chichón, dos días de observación

Los más pequeños tienen muchas probabilidades de caerse, sobre todo de cabeza. Para asegurarse de que el niño se encuentra bien hay que observarle durante 48 horas y acudir al médico solo si el hematoma se hace largo o blando

Berta Muñoz Castro

Lunes, 28 de noviembre 2016, 15:00

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A eso del año y medio, cuando parece que la situación se normaliza y el bebé ha cogido el gusto a dormir más horas seguidas, la fontanela está casi cerrada y tiene media docena de dientes (incisivos) y alguna muela, va un buen día y, sin previo aviso, echa un par de pasos. Este hecho es sin duda de un motivo de celebración y conversación familiar, pero hay que ser conscientes de que cuando el niño empieza a andar comienza una época complicada para los padres. Acaba de descubrir otro mundo y es imposible tenerle tan controlado como antes.

Primero bordeará el sofá, luego dará tres pasitos hasta la mesa y, en un par de meses, correteará por todo el salón como alma que lleva el diablo. En ese momento, cuando el bebé tiene seguridad pero carece de miedo alguno, comienzan los tropezones y las caídas, casi todas de cabeza.

El porqué de esa tendencia de los bebés a caer en picado la explica Cayetano Gutiérrez Pérez en su web www.disfrutalaciencia.es: «El tamaño de la cabeza de los niños es grande, casi como la de un adulto, y su cuerpo es pequeño. Estas condiciones anatómicas provocan que su centro de gravedad esté demasiado alto, ya que se encuentra en el tórax mientras que en los adultos se encuentra en la pelvis; por tanto, su equilibrio es inestable y se caen con más facilidad. Por este motivo, en el caso de los niños, su inestabilidad también aumenta porque la superficie de sus pies es menor que la de los adultos. Consecuentemente, el tener la cabeza gorda y los pies pequeños justifica su falta de equilibrio que motiva sus frecuentes caídas», explica este Catedrático de Física y Química murciano.

Más de la mitad de estas caídas, aseguran en la Guía para padres sobre la prevención de lesiones no intencionadas en la edad infantil de la Asociación Española de Pediatría, se producen en casa, en las escaleras de la vivienda o en el portal del edificio. Así que, casi con total seguridad, en algún momento de la crianza nos encontraremos con que nuestro pequeño se ha golpeado en la cabeza y tendremos que actuar. Comienza el protocolo de 48 horas.

1. MANTENER LA CALMA Y EVALUAR LA SITUACIÓN

Después de la caída del bebé, lo primero es mantener la calma y observar el golpe con atención. Entre el cráneo y la piel de esa zona hay poco tejido y la sangre se le acumula enseguida formando un chichón. Este, por sí solo, no denota gravedad, aunque su tamaño puede ser muy alarmante.

2. HIELO O ACEITE DE OLIVA

Si se trata de un moratón sin herida hay que ponerse manos a la obra y buscar hielo para frenar la inflamación. Si no tenemos en casa, podemos echar mano de una bolsa de congelados, envolverla en tela y colocarla en la tumefacción. Nunca hay que poner directamente el hielo sobre la piel.

El frío es un remedio muy eficaz para las lesiones por su efecto vasoconstrictor, que priva a la zona dañada de riego sanguíneo y hace las veces de anestésico y antiinflamatorio.

Si no tienes hielo puedes usar aceite de oliva, que hace el mismo efecto y consigue frenar la hinchazón. Moja una gasa y aplícala sobre el lugar donde el niño se ha dado el golpe. Con un suave masaje aliviarás el dolor y conseguirás que el aceite haga su efecto.

3. ÁRNICA

Todos los padres han oído hablar de las propiedades mágicas de la árnica, una planta para tratar el dolor. En España, se comercializa bajo la marca Arnidol, una barra de gel natural a base de árnica y harpagofito (arbusto del sur de África con propiedades antiinflamatoria) que no falta en los hogares con niños.

Inmediatamente después del golpe se puede aplicar el gel frotando suavemente el huevo con movimientos circulares. Pero ojo, el Arnidol no se debe usar en heridas abiertas, ni en menores de un año.

Puedes poner Arnidol todas las veces que quieras, pero es muy importante evitar el contacto con los ojos y que tu hijo se lo lleve a la boca. Si guardas el Arnidol en el frigorífico, a las propiedades de las plantas sumarás los beneficios del frío. La barra tiene 15 ml y aguanta unos 6 meses desde que ha sido abierta. Cuesta unos 8 euros.

4. ES HORA DE DORMIR ¿QUÉ HACEMOS?

Cuando el niño ya está calmado, le hemos aplicado el frío y estamos seguros de que únicamente ha sido una lesión leve, se puede echar a dormir al pequeño sin problemas. El sueño no empeora la evolución del traumatismo, aunque impide detectar cambios de conducta, por ese motivo los pediatras recomiendan despertarlo cada dos horas durante las primeras doce horas para ver que evoluciona bien. Eso sí, deberemos acudir a urgencias, si notamos somnolencia fuera de lo normal, sentirse muy cansado o que te cueste despertarlo.

5. PASADAS 24 HORAS

Es recomendable, para que no aparezca la zona morada, aplicar un paño con agua caliente en la zona lesionada. Si el golpe fue en la frente, es posible que el hematoma más adelante se baje a los párpados, esto algo normal y no representa ningún problema para los ojos.

6. OBSERVAR, OBSERVAR Y OBSERVAR

Hay muy pocas probabilidades de desarrollar una lesión grave en las siguientes horas si la exploración inicial es favorable, pero es importante estar alerta. En la mayoría de los traumatismos craneoencefálico solo producen lesiones superficiales, pero debemos IR A URGENCIAS O LLAMAR AL 112 S

-En bebés menores de doce meses, si tiene la fontanela (el espacio en que se unen los huesos del cráneo) abombada (sobrelevada).

-El niño no llora o está inconsciente.

-Presenta signos de confusión o de pérdida de la memoria.

-Está pálido o sudoroso o presenta nauseas o vómitos.

-Tiene una tiene hemorragia en alguna parte de la cabeza. Sobre todo observa si tiene sangre o un líquido transparente en la nariz o en los oídos.

-Presenta convulsiones.

-Tiene las pupilas distintas. Las pupilas se contraen (se hacen más pequeñas), cuando se las expone a la luz, son redondas, iguales y del mismo tamaño; si tienes dudas puedes compararlas con las de otras personas que están bajo la misma luz. Si son diferentes es un signo que también debe preocuparnos.

-Si el chichón va a más, se hace largo o blando.

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