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Terminar la Catedral

La rotonda ·

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Sábado, 2 de septiembre 2017, 09:50

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En cualquier otro lugar del mundo, la Catedral de Málaga estaría acabada, pero aquí somos así. Nos hemos aconstumbrado tras casi 300 años a verla como está ahora, inconclusa, incompleta, pero eso no es lo normal, ni mucho menos. En 1782, la clase empresarial e industrial malagueña de la época, que con sus impuestos pagaba la terminacion de nuestro primer templo, le dijo a la Corona que esos dineros debían de servir también para nuevos accesos desde la capital (el puerto) hasta el interior. Un muy deteriorado, físicamente hablando, Carlos III, agobiado por el dineral que se le iba en las Américas españolas, decidió que no podía simultanear las obras del templo catedralicio con las nuevas infraestructuras, costosas y necesarias también, y el pato lo pagó la Catedral, que de la noche a la mañana se quedó sin operarios ni nada parecido, pese a los intentos desesperados de malagueños románticos que no sirvieron ni siquiera para conseguir un ladrillo de más... Si los archiconocidos y famosos arquitectos maestro Bada, granadino-malagueño, Antonio Ramos y Ventura Rodríguez levantaran su cabeza llorarían de pena a la vez que presentarían una moción de cesura para echar de su cargo al presidente del Colegio de Arquitectos de Málaga, quien en unas declaraciones increíbles para quien dirige un colegio profesional como el citado, ha afirmado que la Catedral de Málaga está terminada, y que hay que dejarla como está. No, no y no... No creo que al señor Sarabia le gustara que cualquiera de sus obras quedara inconclusa, como desde luego ha quedado nuestro magnífico monumento que, además, está seriamente amenazado porque no sólo tiene una torre por construir, sino que sufre serios problemas estructurales por lo mismo, porque no se terminó, de ahí sus goteras, la chapuza de las cubiertas y cosas parecidas. El obispo, que ha sido valiente, quiere terminar la Catedral, entre otras cosas porque para eso es de la Iglesia aparte de todos los demás. Monseñor Catalá ha resucitado una vieja polémica entre los que quieren una Málaga definitiva y los que siguen apostando por una Málaga inacabada y a trozos, a merced de intereses absurdos e inexplicables. Hay, además, una cosa que nadie puede discutir: los planos y proyectos de la Catedral terminada existen, no pasa como con la polémica que hubo con la Sagrada Familia de Barcelona, pero aquí nos hemos topado no con la Iglesia, sino con la burocracia infectada por la política: no duden de que mientras el Gobierno regional y el local sean de distinto color, jamás habrá colaboración entre las administraciones para acabar una obra magna, una verdadera joya, que además tiene en su torre inclonclusa un muñón absurdo. Ocurre que después de casi tres siglos, nos hemos acostumbrado a verla así. Málaga por cu Catedral terminada. Ahora es el momento. No es dinero para negar la posibilidad. Cuando lo hagamos nos daremos cuenta de su total y absoluta belleza.

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