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¿Soraya o Pablo? Dos modelos de partido

La Tribuna ·

Al modelo de recuperación del poder se opone el de regeneración, que busca un análisis más profundoque ayude a redefinir un partido que ha perdidovarios millones de votos en los últimos años

Miguel Ángel Ruiz Ortiz

Exdiputado Autonómico del PP

Jueves, 12 de julio 2018, 00:44

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Puede parecer que el Partido Popular está estos días en una batalla para elegir simplemente a su líder y candidato a la presidencia del Gobierno, que esto no es más que una guerra de nombres y que el proyecto es el mismo pero con distintas caras. Nada más alejado de la realidad si hacemos un análisis un poco más profundo de lo que está en juego, pues lo que realmente se plantea es la elección entre dos modelos de partido, dos proyectos muy diferentes. Soraya Sáenz de Santamaría, tras ganar en la primera vuelta, nos recuerda por un lado que está en el ADN del PP que gobierne la lista más votada y por otro apela a la unidad del partido. Detengámonos un momento en ambos planteamientos antes de abordar los dos modelos de partido.

En primer lugar, con respecto a la lista más votada, es cierto que es una idea repetida cual mantra por todo dirigente popular durante años y compartida por afiliados y simpatizantes, que han visto arrebatar al PP multitud de alcaldías mediante los llamados 'pactos de perdedores' y, sin ir más lejos, el propio Gobierno de España hace unas semanas. Sin embargo, en este caso los votantes sabían que había una segunda vuelta y que, en consecuencia, lo que se votaba es qué dos precandidatos pasaban el corte. De hecho, los seis aspirantes eran denominados 'precandidatos' y no 'candidatos', pues sólo dos de ellos alcanzarían dicha categoría. Y es que, además, el debate es entre dos modelos de partido, el de Soraya y 'el otro', por lo que de no haber existido la segunda vuelta es seguro que las precandidaturas se habrían planteado de forma diferente.

Y en segundo lugar, con respecto a la unidad del partido, como ya han apuntado varios dirigentes nacionales como el propio Alberto Núñez Feijoo (quien pudo haber sido el candidato de consenso), ésta puede conseguirse antes, durante o después del congreso, y tan legítima y deseable es cualquiera de estas tres opciones. Porque lo importante es que el partido salga unido de este proceso, pero también es muy importante que durante el proceso puedan confrontarse los dos modelos de partido que hay sobre la mesa y que se opte por uno de ellos.

¿Y cuáles son estos modelos?

El modelo de Soraya es el de la recuperación del poder y por ello se presenta como la mejor opción para volver a la Moncloa. Por ello, sus principales apoyos son tanto muchos afiliados que la ven como la mejor opción para desalojar a Pedro Sánchez, como también y sobre todo muchos dirigentes de toda la vida que lo que están deseando es volver al poder. Pero como cuestionó Pablo Casado en su comparecencia de la noche electoral, antes que gobernar, lo importante es plantearnos para qué queremos gobernar. Por ello, al modelo de recuperación del poder se opone el de regeneración del partido, que busca un análisis más profundo que ayude a redefinir un partido que ha perdido varios millones de votos en los últimos años. Porque no basta con culpar a la aparición de los nuevos partidos como Ciudadanos, sino que hay que analizar por qué están cautivando a una parte importante del electorado 'popular' y dar una respuesta a esta realidad, no negarla o ignorarla. Una respuesta más allá de un simple cambio de cara, una respuesta más allá de una buena candidata a la Moncloa, una respuesta que sólo puede pasar por una redefinición del partido y por una recuperación de su esencia y sus valores. Porque la respuesta a la caída del marianismo no puede ser más marianismo. Es necesaria la renovación.

Por tanto, es absolutamente legítimo que Pablo Casado, con un respaldo que proviene más de las bases que de los aparatos territoriales, quiera llegar hasta el final sin pactar. Y eso le honra, pues demuestra que no ha querido asegurarse a toda costa el nada desdeñable puesto de secretario general, sino que lo que en el fondo está buscando es llegar hasta el final para cambiar las cosas. O al menos intentarlo, que no es poco.

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