Borrar

¿POR QUÉ AHORA ES EL MOMENTO?

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Miércoles, 7 de marzo 2018, 07:50

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Durante años el feminismo se ha visto como algo sectario que se alineaba con una sola ideología con la que muchas mujeres no se identificaban y no compraban todo el pack. El caso Weisntein y el #MeToo, las denuncias de acoso sexual, el juicio a La Manada, las reivindicaciones frente a la brecha salarial han coincidido en el tiempo y han hecho que el discurso feminista se cuele en la agenda y se convierta en algo más transversal. Porque en la base, en caminar hacia la igualdad real, hay consenso. Y en ese acuerdo caben sensibilidades distintas con un mismo objetivo.

Aún hay caras de asombro entre esa gente que no entiende que algunas miraditas, comentarios y toqueteos inaceptables que siempre han existido ahora se llamen acoso y sean motivo de denuncia. Pues sí, en eso hemos 'salido del armario', porque ya está bien de aguantar y callar, y esto sólo se va a acabar si tiene rechazo social.

Pese a la teórica igualdad nunca nos hemos liberado de la mochila de la casa y la familia. Pasamos de no trabajar, a la doble jornada o la reducción de jornada. La excusa perfecta para justificar el avance profesional lento y el techo de cristal. El problema es una sociedad en la que las mujeres son iguales en el trabajo, pero que les sigue adjudicando a ellas la responsabilidad de la familia en lugar de compartirla. Es el mismo sistema que presiona a muchos hombres para que hagan lo contrario. Un reparto en el que ambos salen perdiendo.

Y ni en el acoso, ni en la discriminación, ni en la brecha salarial se trata de hacer un juicio al pasado, sino de mirar al presente y al futuro para aprovechar el tirón del momento y ver que lo que nos une es más que lo que nos separa. No es necesario estar de acuerdo con todas las opiniones de todas las feministas, ni sentirse una víctima que culpa a los hombres de sus problemas. Sólo hay que querer cambiar y tomar las riendas, sin pedir permiso. Y no quedarse sentada esperando a que desde las administraciones públicas nos lo resuelvan. Demasiado ingenuo y demasiado paternalista.

Esto lo tenemos que hacer todos juntos y ahora es el momento.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios