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¿Militares en la Semana Santa de Málaga?

El desfile de soldados en las procesiones debe continuar y si se puede, aumentar, pese a que le moleste a esa gente a la que parece molestarle todo

Javier Recio

Málaga

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Domingo, 1 de abril 2018, 10:45

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Sigue siendo increíble contemplar el tirón que tienen los militares en la Semana Santa de Málaga, que está más ‘movilizada’ que nunca, porque raro es el momento en el que los asistentes a las procesiones no tienen desenfundado su teléfono. Antes tenías mala suerte si te tocaba uno más alto que tú delante, porque te impedía ver los tronos. Ahora es difícil ver algo porque el horizonte está plagado de móviles grabando y sacando fotos a los soldados desfilando. Pero también se ven imágenes que cuanto menos llaman la atención. Una de ellas es observar cómo hay gente que saca el móvil no para grabar, sino para que su interlocutor escuche en directo el cántico de La Legión. Este Jueves Santo una señora de acento castellano que estaba un par de filas detrás de mí me pidió muy amablemente si podía acercar su teléfono lo máximo posible al paso de los legionarios cuando estaban entonando el ‘Novio de la Muerte’. «Es que mi amiga no ha podido venir por unos problemillas y le emociona escucharlos». Sin duda accedí y contemplé que hizo la llamada a su amiga (confieso que husmeé para ver si era cierto y vi en la pantalla el nombre de María), que seguramente se emocionaría al escuchar estos sones. Al terminar la canción, esta buena mujer, que sin duda ha demostrado ser una buena amiga de María, se fue rápidamente a encontrar otro hueco para volverle a poner este singular hilo telefónico. Seguramente no fue la única persona que hizo esto la madrugada del Jueves Santo. Mena no sería lo mismo sin La Legión. De hecho, hay mucha gente que añora el paso de la Armada con la Virgen de la Soledad. O el acompañamiento de los regulares al Cautivo o el de los ‘gurripatos’ con la Misericordia. Los sonidos de la Semana Santa son muy importantes. Y aquí forman parte de la banda sonora, además de las típicas marchas cofrades, el archiconocido ‘Novio de la muerte’, la ‘Salve Marinera’, el himno de la Guardia Civil o ‘La muerte no es el final’, que emociona a miles de personas cuando lo van cantando los paracaidistas tras el Cristo de Ánimas de Ciegos de las Fusionadas. Si no hubiera presencia militar en los desfiles procesionales habría que inventarlos, porque es una manera de acercar al pueblo a estas instituciones, que sin duda forman parte de una sociedad que cada vez está más identificada con ellos. La Legión quizá no tendría tanto tirón en Málaga si no tuviera ese hermanamiento con Mena. Militares y cofradías se complementan. Ocurre lo mismo con la vinculación de la Policía Nacional con El Rico o con otros cuerpos como el de Bomberos con la Misericordia, a los que de una manera incomprensible el concejal de Seguridad les ha prohibido participar en la comitiva para evitar que pudieran aprovecharse para lanzar sus proclamas sindicales. Muy mal por parte de Mario Cortés. Primero por ser incapaz de resolver un problema después de más de un año, aunque sin duda que los bomberos también tienen parte de culpa porque deberían ceder en algo, y segundo, porque ha roto con una tradición de una manera caprichosa. Se supone que este concejal no debería participar tampoco en ningún cortejo procesal porque también podría tener la tentación de defender su postura en este asunto si alguien le preguntara por ello. O todos moros o todos cristianos. Hay que respetar los espacios y los momentos. Y hay que ser firmes en este sentido. En las redes sociales, que paradójicamente están plagadas de gente antisocial, a la que no le gusta nada y protesta por todo acto en el que participe un colectivo de personas, se está empezando a criticar la presencia de militares en la Semana Santa en nombre de la aconfesionalidad del Estado. No sólo participan miembros del Ejército, siempre de manera voluntaria por cierto. También lo hacen integrantes de instituciones como el propio Ayuntamiento de Málaga o la Universidad. O de colectivos como el de los médicos o el de los abogados. ¿Esto los convierte en entidades católicas? Obviamente, no. Hay que respetar la opinión de los detractores, muchos de ellos ‘reventaores’ vocacionales, aunque en este tipo de casos lo mejor es ver, oír y pasar. O mejor, ver y oír pasar a estos militares por Málaga. Sin complejos.

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