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San Miguel y Victoria

En el triste reparto de empresas catalanas, nos ha tocado Cervezas San Miguel

Pablo Aranda

Málaga

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Miércoles, 11 de octubre 2017, 07:41

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Han regresado a Málaga El Cautivo y San Miguel. En estos días de incertidumbre total, cada vez que Junqueras pestañea una empresa catalana dice te quiero pero adeu. En el triste reparto nos ha tocado la de cerveza, que mueve su sede social de Barcelona a Málaga. A cambio el jeque manda para allá a Arnau, que ha sido despedido. En el Málaga las cosas podrían ir peor, pues llevamos un punto, pero detrás del último no va nadie. Las cosas irán a mejor, algún partido ganaremos. En enero vendrán más fichajes, y ojalá traigan a un jugador que no esté lesionado. Nos consolamos con la candidatura del malagueño Isco para recibir el balón de oro. El madridista Isco tiene un perro que se llama Messi, como el futbolista del Barça, el club más alejado del Málaga pues va el primero. Peor que ir el último es vestir una camiseta con el logo de una casa de apuestas, con la vulnerabilidad que existe entre los jóvenes. Hoy es demasiado fácil gastar el dinero que no se tiene o el que se tiene pero hay que cuidar. El juego es una tentación y la publicidad dispara al corazón, donde demasiadas veces reside la razón. Acaban de conceder el Premio Nobel de Economía a Richard H. Thaler, quien demuestra que en las decisiones no siempre obedecemos criterios racionales. Ya lo sabíamos. Dicen los futboleros que uno puede cambiar hasta de religión, pero nunca de equipo de fútbol. Habrá que esperar a ver cómo se llama el siguiente perro de Isco. No digo yo que le vaya a poner Florentino, que es un hueso, pero por qué no Figo, que cambió de camiseta. Neymar también ha cambiado y eso provocó una crisis en numerosos bazares chinos, cargados de camisetas azulgrana con el nombre del brasileiro, pero han superado el golpe a base de vender banderas. Ya es que no hay más tela que cortar.

Hacienda, que somos todos, aunque unos más que otros, no encuentra un rincón cómodo en Málaga y también busca cambiar su sede, pues se le cae la casa encima, como a nosotros que somos ella. La opción que manejan los hijos de Montoro, para gestionar el programa Padre, es mudarse al centro de oportunidades de El Corte Inglés. Suena a chiste. En realidad el programa Padre ya no existe, siguiendo a Freud lo mataron para poder crecer de manera sana. Mucho más sanas serían las cuentas sin macrocorruptelas como la 'Gürtel', pero quién va a hablar de ellas cuando la sede social de nuestras preocupaciones se ha mudado a Barcelona. A menudo recuerdo lo que dijo Manuel Alcántara que decía un amigo suyo: quiero vivir como vivo pero pudiendo. Asuntos como el 'procés' nos desvían del tema. Parafraseando la maldición que recibió Carmena, espeto: Puigdemont, no te lo perdonaré jamás. Siempre es mejor espetar que esputar. Aunque espetar en Málaga duele. Y quema. Para consolarse, nada como dar la bienvenida a Cervezas San Miguel. Y que gane la cordura, y entonces nos pasamos a Cervezas Victoria.

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