Borrar

Meditación de hoy: Catedral de Éboli

Os pidan lo que os pidan, debéis aconsejarles como arquitectos , ayudarlos a obtener lo que desean pero embelleciendo la vida a los demás mediante una arquitectura pensada

ANTONIO MARTÍNEZ ARAGÓN. DOCTOR ARQUITECTO

Lunes, 11 de septiembre 2017, 09:28

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Señor mío y Dios mío, creo firmemente que estás aquí, que me ves, que me oyes. Te adoro con profunda reverencia. Te pido perdón de mis pecados y gracia para hacer con fruto este rato de oración. Madre mía inmaculada, san José mi padre y Señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí.

Queridos colegas y amigos, hoy estamos aquí, en meditación, para hablar sobre la nueva torre de la Catedral de Málaga y por extensión sobre la Arquitectura que es nuestra profesión. Sé que algunos sois nuevos, también los hay que no son arquitectos, pero todos somos bien venidos porque todos somos pacientes de la arquitectura, de una manera u otra la sufrimos.

Para los que es la primera vez que venís a una meditación os explico: yo os hago preguntas, reflexiones, comentarios, mientras vosotros meditáis ante esta maravillosa imagen del Gimnasio Maravillas de Alejandro de la Sota. -se apagan las luces y sólo queda un pequeño flexo que ilumina la mesa de D. Antonio, que da un beso a una diminuta imagen de Adolf Loos antes de comenzar.-

-¿Creéis que es necesario acabar la Catedral con torre incluida? ¿No sería suficiente con resolver el problema real de las bóvedas y conservar mejor lo que ya tenemos? ¿Contratar un buen equipo técnico que con oficio evite que las bóvedas maten a los feligreses o que se fisuren una y otra vez? Sin tentativas, que lo solucionen definitivamente.

- Nuestro vicario en la diócesis de Madrid don Alberto Campo Baeza se preguntaría si estas ganas de poner la dichosa torre responde verdaderamente a la razón. Podríamos usar aquí su método, el de las 5 uves dobles (tomado de los periodistas americanos): Who, What, Where, Why y How (Quién, Qué, Dónde, Por qué y Cómo) y aplicarlo en nuestra meditación o cuestionarlo en la soledad de vuestro estudio.

- ¿Embellece en algo más la Catedral?, ¿se debería construir como en el siglo XVI, como en el siglo XVII o como en el siglo XVIII?, ¿con los mismos materiales o con la misma forma?, ¿podría plantarse un ciprés genéticamente modificado con forma de torre (ahora que está tan de moda que los arquitectos mezclemos la arquitectura con las lechugas)? o ¿sería mejor una holografía propia del siglo XXI?, ¿por qué no dejarle la oportunidad de acabarlo a un prelado del siglo XXII? No sería esto un acto de generosidad y de humildad.

- Un arquitecto populista en la dirección espiritual, perdón, profesional, me hizo una pregunta que os hago yo aquí y ahora: ¿Habéis visto alguno en qué condiciones tienen las Hermanas Clarisas su obrador? ¿En qué condiciones trabajan? Os respondo que sí, que yo he estado allí, y es deplorable como deben trabajar para poder subsistir las siete monjitas. Aquí en Málaga capital. Iglesia de la buena. Las he visto cantar mientras hacen pestiños a la vez que los azulejos del obrador por contrariar la alegría se caían en silencio, pero importunando como las hemorroides. Sobreviven con las migajas a ras de suelo mientras otros permanecen atocinados sobre la mesa. Pensad en ello, id siempre por partes.

- Alguna vez tendréis como cliente a un promotor, a un sensible profesor de piano, a un despiadado agente inmobiliario, un Ayuntamiento, e incluso a la mismísima Iglesia, pero sean unos u otros, os pidan lo que os pidan os paguen lo que os paguen, debéis aconsejarles como arquitectos, ayudarlos a obtener lo que desean pero embelleciendo la vida a los demás mediante una arquitectura pensada. Porque de la arquitectura como os he dicho antes, todos somos pacientes y a los pacientes les dan miedo los abrutados y los zopencos.

- Visualizad a doña Ana de Mendoza y de la Cerda, Princesa de Éboli, que al parecer era tuerta o estrábica. Imaginémosla mejor tuerta, con el famoso parche del conocidísimo retrato 'dicen' de Alonso Sánchez Coello. Maravilloso parche sobre intrigante oquedad que nunca entorpeció su belleza y menos aún su inteligencia (como sí dudarían los filósofos existencialista con el problema de la corporalidad humana). Os la imagináis que en su época le hubiesen puesto un ojo de cristal (porque tenía dinero y podía pagarlo, o 'porque yo lo valgo' como el eslogan del conocido anuncio de L'oréal). Así, como estáis metidos en la meditación, podéis verla discutiendo con la mismísima Santa Teresa de Jesús de manera ardiente sobre los nuevos conventos, mientras el ojo se le movía a la virulé, eso sí, de vidrio del bueno. ¿No sería cómico, falso, monstruoso? Mejor recordarla tuerta, como al Almirante Nelson o el general cartaginés Aníbal Barca, el manco de Lepanto o a la propia Manquita. Aquí en la oración me vienen los conocidos versículos del apóstol Mateo «que más te vale entrar con un solo ojo en la vida que con ambos en el infierno del fuego».

- Arquitectos no apostatéis de la Arquitectura, y menos por dinero, haced apostolado de la belleza, sí, de la belleza, lo demás se da por añadidura (función, forma, presupuesto, entorno...), sois arquitectos, no constructores. No inventéis, no seáis parlanchines, no engañéis hablando sobre semiología, no hace falta reconstruir Grecia para entenderla o imaginarla más bella. En vuestro camino os encontraréis al diablo en forma de encargo o de dinero intentando que cejéis en vuestro intento de crear belleza, todos hemos pecados, pero levantaos, tropezaréis con la normativa, con la gerencia de urbanismo, con los caprichos del cliente, con la necesidad del dinero, con medio ambiente, con cultura, con los plazos, con la madre que los parió... pero no dejes de pensar en como encontrar la belleza, así os resarciréis de vuestros pecados. Gritad a los cuatro vientos ¡Transustanciación! veréis como le molesta al diablo.

Te doy gracias Dios mío por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra. Madre mía inmaculada, san José, mi padre y Señor, Ángel de mi guarda, interceded por mí.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios