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Lecturas y lectores

Ángel Escalera

Málaga

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Martes, 23 de enero 2018, 07:44

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Una de las actividades más gratas del ser humano es la lectura. Posar la vista sobre la letra impresa, sobre todo cuando se trata de una obra de calidad, es una manera de aprender, entretenerse, disfrutar y salir de la rutina. Sin embargo, hay gente que no lee ni a tiros y otra que lo hace a la fuerza, porque no le queda otro remedio, sin sentir el gozo que proporciona esa recomendable costumbre. Si nos atenemos a los datos proporcionados por el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros 2017, cuatro de cada diez personas nunca leen por placer, es decir, que se enfrentan a la lectura como una obligación. Menos mal que el número de lectores ha crecido un 2,8 por ciento respecto a hace cinco años, que fue cuando se difundió el anterior barómetro que elabora la Federación de Gremios de Editores de España (FGEE). Ese informe pone de manifiesto que las mujeres son más fieles lectoras. El 64,9 por ciento de las féminas leen frente al 54,4 por ciento de los hombres.

Dejando a un lado las estadísticas, considero que la lectura hay que favorecerla desde la infancia. Un niño que lee será, salvo deshonrosas excepciones, un asiduo lector de adulto. En toda casa que se precie tendría que haber una biblioteca, igual que hay un botiquín. Como dicen que dijo Camilo José Cela, hasta en el peor libro hay algo bueno. Lo mismo que el paladar se cultiva, la lectura hay que inculcarla sin descanso, yendo de menos a más. No existe comportamiento más contraproducente que tratar de que una persona se adentre en una obra para la que no está preparada. Así, lo único que se consigue es que ese individuo aborrezca la lectura. El lector no nace, se hace. Es conveniente ir paso a paso. Hay novelas que, pese a ser referentes literarios, para digerirlas antes hay que haber leído mucho y bien. Pondré dos ejemplos. 'Rayuela' de Cortázar y 'Ulises' de Joyce son obras cumbres de la literatura, pero para disfrutarlas es conveniente haberse fogueado en otros libros menos complejos. El placer que ofrece la lectura es insuperable. Lo que ocurre es que en cuestión de gustos cada uno posee el suyo. Y no necesariamente tiene que coincidir con el de los críticos. Leer es una carrera de fondo. Si se hace un esfuerzo para el que no se está preparado, se fracasará. Aunque que nadie se preocupe, porque hay tantos libros como lectores. Que cada uno elija lo que más le agrade: desde novelitas de Marcial Lafuente Estefanía o Corín Tellado hasta 'Luz de agosto' de Faulkner o 'El proceso' de Kafka. Si me aceptan una sugerencia, lean a Miguel Delibes. Seguro que no les defraudará.

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