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Lealtades y algo más

EL RAYO VERDE ·

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Viernes, 11 de agosto 2017, 09:41

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Susana Díaz se ha ido de vacaciones dejando resonar el eco de su órdago a Pedro Sánchez: no me hagas elegir entre la lealtad al PSOE y la lealtad a Andalucía, le dijo como fin de fiesta del congreso regional socialista, a finales del mes pasado. Bien seguro que quiso marcar su territorio frente al compañero de partido, categoría superior de enemigo, como se sabe; quizá también hacer visible la diferencia de cara a los próximos congresos provinciales, envolverse en la bandera andaluza o simplemente decidió darle el gusto al cuerpo de visibilizar la distancia, pero también está claro que existe una preocupación generalizada en el Gobierno andaluz por los prejuicios que la comunidad puede sufrir en el nuevo reparto del pastel de la financiación autonómica.

No es un asunto nuevo, porque ya Griñán encendió las alarmas cuando la primera Diada, en 2012, y movió a la Fundación Perales para que elaborara el documento que después sirvió de base a la Declaración de Granada, mientras que rescataba la idea del 'federalismo cooperativo'. Pero el peligro es cada vez más cierto y cercano y creo que tiene bastante más calado que la bronca interna en el PSOE, por lo que sería un error quedarse en la anécdota.

La frase de Susana Díaz quedará como pasto de memes -el más ácido aquél que le pedía a la propia 'baronesa' que no le hiciera elegir entre la lealtad a ella o al PSOE- pero el problema es que en este juego semántico de naciones, plurinaciones, nacionalidades, realidades nacionales y demás artefactos, la comunidad tiene todas las papeletas para salir perdiendo.

El informe de Fedea del pasado lunes viene a trazar el mapa de situación y da alas a la queja de la presidenta de la Junta, por encima de cuchufletas. Cataluña está maltratada en el reparto, sí, porque queda por debajo de la media por habitante, a buena distancia de Cantabria o La Rioja, pero lo de Andalucía ya es de traca, la tercera por la cola y bajando sobre el año anterior. El temor es que con todo esto de la plurinacionalidad que esgrime, Pedro Sánchez apunte a resolver el problema catalán aunque agrave el desequilibrio.

El asunto, pues, no es atacar a Cataluña sino mejorar la equidad. La propuesta socialista, contenida en la Declaración de Granada y que obliga al conjunto del PSOE, como Pedro Sánchez debe recordar, plantea que todas las comunidades tengan la misma financiación por habitante y que las que realicen mayor contribución neta no bajen del 100%, lo que se llama ordinalidad distributiva. Hay miedo, y así lo apunta el titular que ofreció Susana Díaz, que el federal arríe esta bandera. El daño entonces para el 'granero andaluz' sería demoledor.

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