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LA HUERTA DE LA CONSTITUCIÓN

FRANCISCO MOYANO

Martes, 23 de enero 2018, 00:23

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SI nos fijamos en los topónimos de Marbella, tanto en el entramado urbano como en el término municipal en general, abundan las referencias a huertas, recuerdos de parcelaciones existentes en tiempos pasados y de las que de otra manera se habría perdido toda huella. En los últimos años se ha prestado atención a los denominados 'huertos urbanos', sin duda una interesante iniciativa. No existe en la ciudad ninguna calle que lleve el nombre de 'Huerta del Faro', una de las más populares en su momento. Un ciudadano muy conocido en aquella época fue 'colono' de la huerta; se llamaba Francisco Urbano y todo el vecindario lo conocía como 'Paco el del faro'. Tuvo familia numerosa con cinco hijos: Carmen, Francisco, Juan, Antonio y Encarnación. En 1940 la familia de 'Paco el del faro' se trasladó al número ocho de la calle Misericordia, debido a que la Huerta del Faro fue expropiada en beneficio del Ministerio de Agricultura, para la instalación de un vivero forestal. En la casa de la huerta se alojaría, durante sus frecuentes estancias en Marbella, el ministro del Régimen José Antonio Girón de Velasco, antes de su cambio de residencia a Fuengirola. Desde la segunda mitad de los años ochenta en ese lugar se ubica el Parque de la Constitución, para el que se anuncia una próxima actuación de mejora que contempla la restauración del Auditorio, que podría estar de nuevo en uso para el próximo verano. El Parque fue inaugurado siendo alcalde José Luis Rodríguez. Durante años, especialmente durante los meses de verano, fue recinto propicio para diversas actividades culturales: teatro, danza, actuaciones musicales e incluso una boda múltiple y multitudinaria, así como plató televisivo en los comienzos de los canales privados. Pero para llegar a la apertura del Parque de la Constitución hubo primero que revertir los terrenos para el patrimonio de la ciudad. Fue en el año 1973, siendo alcalde Francisco Cantos Gallardo, cuando el Ayuntamiento incoó un expediente para realizar una permuta con el Ministerio de Agricultura, en concreto con la Dirección General de Producción Agraria, propietaria de la finca ocupada por el vivero forestal, con una superficie de treinta mil setecientos cincuenta y tres metros cuadrados. Esta superficie, en aquel momento, lindaba al norte con terrenos de la inmobiliaria Avenida de América S.A.; al sur con el Pasaje del Vivero, avenida Antonio Belón y Glorieta de la Fontanilla; al este con propiedades de Díaz Recio, García de la Torre, Juristo Valverde, Framit de Soria, Oltra de Borbón, Juurgens Sanzquez y Barcelar Queimadelos; al oeste lindaba con los Apartamentos Skol. Según el criterio pericial, la finca se valoraba en cuatro millones novecientas cincuenta mil pesetas. Se planteaba la necesidad de encontrar suelo permutable que resultase idóneo para el ministerio de Agricultura. La parcela elegida para ser permutada era una finca rústica, propiedad del Ayuntamiento y situada en San Pedro Alcántara, en la zona de 'Cerrillo Cordón' y con una superficie muy cercana a los cien mil metros cuadrados: 99.661 metros. Sometida a tasación pericial, fue valorada en tres millones trescientas dos mil pesetas. Por ello el Ayuntamiento tenía que pagar, además de la permuta, la diferencia de un millón seiscientas cuarenta y ocho mil pesetas. El valor de la permuta resultaba inferior al tres por ciento del presupuesto de aquel ejercicio que ascendió a ciento setenta y cinco millones de pesetas. Esta finca rústica de 'Cerrillo Cordón' lindaba al norte con la acequia general del Rodeo y la Pepina que la separaba del Carril de Picaza; en los otros puntos cardinales hacía lindes con otras acequias y diversas propiedades. Sobre la parcela recaían una serie de servidumbres que se recogían en el expediente. Aún faltaban muchos años para la llegada del Parque Forestal de los Tres Jardines. Existe en la ciudadanía, afortunadamente, una conciencia clara de preservar y aumentar las zonas verdes en el diseño urbano, de manera que el cemento y el hormigón queden suavizados por un acercamiento de trozos de la naturaleza. Deben ser los robustos pulmones de la ciudad.

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