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Formas de engañar al enjambre

Formas de engañar al enjambre

La utilización masiva de los medios electrónicos es absolutamente imparable y, de un modo u otro, la Psicopolítica seguirá actuando porque es difícil que renuncie a tan formidable poder

FEDERICO ROMERO HERNÁNDEZ | PROFESOR TITULAR DE UNIVERSIDAD JUBILADO

Sábado, 12 de mayo 2018, 11:37

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Iba a titular este artículo: 'De la Erística al Psicopoder', pero ante el temor de que se me entendiera poco, pueden tomarlo como un subtítulo que enseguida explico. O si les gusta más: 'La Psicopolítica y el desprecio a la verdad'. En todo caso se trata de un nuevo rumbo verdaderamente inquietante de las nuevas maneras de ejercicio del poder que conviene advertir.

Ha llegado a las pantallas de cine una película llamada 'Una razón brillante', que tiene su abrevadero en filmes tan atractivos como 'Pigmalión' o 'My Fair Lady'. En ella un profesor se topa con un diamante en bruto, una discípula a la que instruye sobre las distintas formas del razonar dialéctico -una de las cuales es a la que me voy a referir--, de cara a prepararla para la abogacía. Hace ya muchos siglos que Platón le puso nombre (Eutidemo) a un personaje ficticio de sus diálogos, cuyo método de argumentar (la Erística) lo que trata no es de alcanzar la verdad, sino un modo consciente de manejar argumentos falaces capaces de crear una apariencia de verdad. Lo explica muy bien Schopenhauer cuando nos dice que dicho método consiste, sobre todo, en proponer y analizar estratagemas -aunque sean deshonestas- centradas en conseguir la victoria y no en llegar a la verdad objetiva, porque su finalidad y propósito es de naturaleza egoísta. Por ejemplo, alcanzar el poder. ¿Les suena esto en política? En seguida me van ustedes a decir: Oiga, 'Eutidemos' los ha habido toda la vida en ese campo de juego. De acuerdo, pero al menos Maquiavelo, pongamos por caso, no lo ocultaba y, sobre todo, no lo dirigía a este mundo nuevo que llamamos digital. Y ésta inquietante noticia ha dejado las llamadas 'verdades estadísticas' en mantillas, y al biopoder (control de la natalidad, ideología de género...) en algo obsoleto.

Este mismo año, un ilustre coreano, Byung-Chul Han, profesor de filosofía en la Universidad de las Artes de Berlín, ha publicado un nuevo libro, traducido como 'En el enjambre', cuyo contenido se puede resumir así: «Ha quedado atrás la época de la biopolítica (claramente practicada en China o Corea del Norte). Hoy nos dirigimos a la época de la Psicopolítica digital, donde el poder interviene en los procesos psicológicos inconscientes. El Psicopoder es más eficiente que el biopoder, por cuanto vigila, controla y mueve a los hombres no desde fuera, sino desde dentro». Este control es facilitado por los millones de usuarios de las redes sociales (Facebook, Twitter...) que, de forma narcisista, comunican datos pertenecientes a su intimidad, buscando ávidamente la pírrica recompensa del me gusta, y privatizando la comunicación, que se desplaza así de lo público a lo privado. Ocurre entonces que los gurús que asesoran al poder político no necesitan entonces elaborar ninguna teoría de la conducta humana -como anticipó Chris Anderson-, sino que les basta con ofrecer, de cara, por ejemplo, a unas eventuales elecciones, lo dicho de forma inapelable por los números, cuyo material estadístico ha sido facilitado previamente por la población. Consiguientemente «la posibilidad de sacar modelos de conductas de las masas, a partir de grandes datos, marca el comienzo de la Psicopolítica digital. Y cada modelo nuevo revela un inconsciente». (Byung-Chul).

Deduzcan mis lectores por sí mismos lo que puede hacer un político deshonesto y avezado en la utilización de la Erística, combinándola con la obtención de los datos suministrados por las redes sociales, y manipular el inconsciente de las masas de cara a sus intereses políticos. Ante cualquier problema general, ante cualquier crisis, los populismos siempre han tratado de sacar rédito del descontento generalizado, pero ahora se puede hacer de una manera mucho más eficiente ya que, como dice el profesor coreano, «la exploración de datos hace visible modelos colectivos de comportamiento,de los que ni siquiera somos conscientes como individuos»... «La sociedad de la vigilancia digital, que tiene acceso al inconsciente colectivo, al futuro comportamiento de las masas, desarrolla rasgos totalitarios».

Aunque desde hace poco apreciamos un cierto cansancio en la utilización de las redes sociales, la utilización masiva de los medios electrónicos es absolutamente imparable y, de un modo u otro, la Psicopolítica seguirá actuando porque es difícil que renuncie a tan formidable poder. Poder éste, por cierto, ya experimentado por las grandes empresas comerciales para influir en las demandas de los usuarios en el mercado mundial en el sentido que más le convenga. Pero es que resulta que la propaganda electoral también, cada vez más, se parece a la propaganda comercial. Y el acto de gobernar -como certeramente dice Byung-Chul- se acerca al marketing. Y ante el peligro de pasar de ser ciudadanos y agentes activos de nuestro propio país a consumidores pasivos, solo cabe estar advertidos y potenciar nuestra capacidad de búsqueda de la verdad.

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