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Cuando nos estudien

Ignacio Lillo

Málaga

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Miércoles, 11 de octubre 2017, 07:42

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Dentro de algunas décadas, los que estén echarán la vista atrás para analizar la situación, para comprender cómo Málaga ha llegado hasta allí. Se nos da bien estudiar nuestro pasado, y siempre se le puede encargar un sesudo informe a Ciedes. No se nos da tan bien actuar en el presente, y de estos barros los futuros lodos. Llegará el día en el que se pondrán a reflexionar sobre cómo la ciudad se ha convertido en un parque de atracciones, 'Málagalandia', donde la Europa fría y rica viene a tomar el sol para metabolizar vitaminas; a cenar paella precocinada con sangría Don Simón. Cómo nos hemos convertido en un gran asilo donde reposan sus huesos entre algodones los peones retirados de las industrias del Norte. Que da trabajo a cientos de cuidadores, asistentes, camareros y otros profesionales de los servicios, con todos mis respetos para todos estos dignos gremios; pero sin vocación de nada más, ni mucho menos para crear industria. Con una tasa de paro que será más o menos igual que la de ahora, o sea, del 30%, que es uno de cada tres.

Quizás, si el informe no se lo adjudican a un becario para ahorrar, si está bien hecho por un profesional solvente, sólo entonces, tendrá que dedicar un capítulo a este año fatídico. Cuando, mientras en el otro extremo del país se rompía la unidad de España, en Madrid le rompían los sueños a quienes ven una Málaga más allá del turismo, el sol y la playa. El alcalde, tan beligerante contra la Junta en casi todo, se tragó el sapo de que el Ministerio de Fomento haya rechazado llevar el Cercanías al PTA. La obra es el chocolate del loro, 30 millones para hacer un ramal de dos kilómetros. Pero aquí ni eso, que hay que ir guardando para pagar a los traidores de Roma. Con cerca de 18.000 trabajadores y la proyección de llegar a 50.000 a largo plazo, nadie se puede creer que un enlace desde la C2, que prestara servicio sólo en las horas punta, sería inasumible para una Administración nacional que está invirtiendo cientos de millones en otros sitios, ya se imaginan dónde.

Por ejemplo, en Levante, donde el 'lobby' valenciano, con el beneplácito del PP, nos ha vendido a todos la moto de que la mejor opción es el Corredor Mediterráneo litoral, que es el único que está en construcción. Dicen que llegará por estos lares hacia el 2040, 15 años después que al puerto de Valencia. Mientras, el Corredor Central está prácticamente hecho hasta Zaragoza y sin apenas uso. Este es el que de verdad le interesa a Málaga, a Algeciras, a Bobadilla y a la industria andaluza, pero no recibe más que algunas limosnas en el Presupuesto.

Cuando llegue aquel día, si estoy aquí y Ciedes me pregunta, me gustaría poder decirle que al menos ya somos la Florida de Europa. Pero ni eso. El puerto de Miami es uno de los mayores centros logísticos del mundo. Aquí no somos capaces ni de soterrar las vías del tren.

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