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Miércoles, 23 de agosto 2017, 08:19
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Hay una pantera negra escondida pero Juana Rivas ya no. Nunca he entendido que la pantera negra tenga un apellido cuando basta con su nombre ¿por qué negra si no hay panteras de otros colores? La pantera rosa no cuenta. Juana Rivas ha conseguido permanecer oculta con sus dos hijos casi un mes. Cuando una sentencia la obligó a dejar sus hijos al exmarido seguramente deseó ser tragada por la tierra y así fue. A mí la tierra nunca me ha tragado, excepto a los ocho años cuando caí a un hoyo, del que salí con la pierna rota. Jugaba a los hombres de Harrilson, porque aún no existían los GEO, ni sabía que los hombres de Harrilson eran Swats, o algo así, policías de élite, que también se puede escribir sin tilde pero suena fatal. Hay un malagueño que se ha hecho rico organizando estancias en islas desiertas, otra forma de ser tragado por la tierra. Cuesta unos miles de euros, pero si los tienes pues ya está. Otra opción es coger el AVE, que también cuesta bastante, y perderte por ahí; eso suena fácil pero qué va, es complicado quitarse de en medio. A la vez que desaparecía Juana Rivas aparecía su exmarido, un italiano que parece uno de los nuestros. Un juez había ordenado que Juana le entregase los hijos de ambos pero Juana, amparándose en cómo voy a separarme de mis hijos, en una condena por malos tratos al padre de los niños y en otra denuncia posterior, dijo pies para qué os quiero.
La pantera negra cruza los campos de la Sierra Norte de Guadalajara y ha sido grabada por varios vecinos. Los expertos aseguran que la cola del bicho es la cola de una pantera negra. Juana Rivas cruza las portadas de los periódicos y copa los comentarios digitales a las noticias que suscita. La pantera negra no es nada, sólo la conexión con el niño de seis años que visitó por primera vez el zoo de Fuengirola. Juana Rivas, sin embargo, es una causa personal de muchas personas que creyeron protagonizar un cuento como el color de la pantera que no existe, rosa, y que se tornó en el color de la pantera de Guadalajara. En agosto los hijos de padres separados van con una o con otro, y la falta de un acuerdo civilizado en el que realmente prime lo mejor para los hijos, y la mala leche, convierte a veces el reparto en un infierno, en un ajuste de cuentas, en un arma. Mi situación es injusta, por eso Juana Rivas debe salirse con la suya, o al revés. Pero Juana Rivas no es nada más que una mancha en un prado, una pantera negra corriendo por los campos de Guadalajara, una de tantos cientos de miles de padres y madres separados que sin embargo ha deparado unas circunstancias mediáticas y de ruptura de acuerdos y de órdenes, provocadas porque a quien debe devolver los hijos es a un padre maltratador. Su cuento ya es negro. Muchas veces depende de nosotros/as que para los hijos sea casi rosa. ¿Tanto cuesta lograr un acuerdo que no sea malísimo para ninguna de las partes?
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