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Dia-logos

El alféizar ·

RAFAEL J. PÉREZ PALLARÉS

Lunes, 9 de octubre 2017, 08:26

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Miles de banderas españolas en Madrid y marea blanca ante los ayuntamientos de varias ciudades con el lema 'Hablemos' reclamaban el sábado diálogo, paz y unidad en un interesante juego de símbolos donde la bandera blanca de la paz reclamaba diálogo.

Ayer domingo una ingente multitud despertaba del letargo. La mayoría silenciosa, como ha venido a llamarse, salió a la calle en una manifestación convocada por Societat Civil Catalana (SCC) bajo el lema «¡Basta! Recuperemos la sensatez». Ambas manifestaciones expresan la necesidad de diálogo y de manifestar lo que se piensa para vivir en paz porque, como recordaba Josep Borrell al cierre de la manifestación: «Han pasado cosas que no tenían que haber ocurrido, nos estamos haciendo daño entre nosotros».

Diálogo procede de la palabra latina dialogus, que encuentra su origen en la griega 'dialogos'. Con el prefijo dis, (en diferentes direcciones) y el vocablo 'logos' (palabra) relacionado a una raíz indoeuropea, leg (escoger, recoger), diálogo remite a escoger los argumentos necesarios para establecer la comunicación en diferentes direcciones. El diálogo, necesario para todos los ámbitos de la vida, debe estar basado en la búsqueda sincera y recíproca de la verdad, al menos si se busca honradamente que se desarrolle de manera sólida. De esta forma se potencia el desarrollo de la comprensión y la tolerancia. El diálogo, que debe mantenerse en un marco de principios básicos, favorece la paz y la armonía. Personal y socialmente. De ahí que en el caso de Cataluña la premisa básica e imprescindible sea el respeto a la ley; una ley que entre todos se acordó fuese el marco que guiara la convivencia. No se puede dialogar si un código que garantice un verdadero diálogo.

La vida no es simple sucesión de hechos y experiencias; es sobre todo búsqueda de la verdad y del bien. Hacia la búsqueda de estos valores se deben encaminar nuestras decisiones y el ejercicio de la libertad. Para ello el diálogo sincero y sólido es aliado indiscutible. Como recordaba Benedicto XVI hace unos años, «no hay que dejarse engañar por quienes solo buscan consumidores en un mercado de posibilidades indiferenciadas, donde la elección misma se presenta como el bien, la novedad se confunde con la belleza y la experiencia subjetiva suplanta a la verdad». Y es que en el momento crítico como el que vivimos es necesario y urgente un diálogo sólido que garantice la estabilidad sociopolítica de España.

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