Borrar

El chip

La huelga de los trabajadores del aeropuerto de Barcelona puede salpicarnos

Pablo Aranda

Málaga

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Miércoles, 9 de agosto 2017, 08:05

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Tengo un amigo que va a reformar su vivienda. Va a meter la terraza en el salón y poner la cocina donde estaba el baño, así puede unirla al salón y además ganar luz. Le han surgido varias complicaciones, claro. La primera es que ha recibido varios presupuestos y uno de ellos es tentadoramente bajísimo. Tanto que sumando el precio de la reforma al de un crucero por las Islas Vírgenes todavía sería más bajo que el presupuesto más alto. La mujer de mi amigo no lo ve claro y le dice que para vírgenes ya tenemos la semana santa, crucero ni crucero. Y que muy bien, el presupuesto es bajísimo entre otras cosas porque trabajan en negro, pero qué ocurriría si uno de los trabajadores se rebana una oreja con la radial, por ejemplo, o cae desde la terraza y se mata un poco. El marido dijo ostras, no lo había pensado, y es que es eso, no lo pensamos, lo que queremos es pagar poco, Paco. La Universidad de Málaga está por barrer y recibe presupuestos de muchas empresas de limpieza. Lo mismo ocurre con los museos de la ciudad de los museos, que necesita personal que impida que nadie coma pipas ante un cuadro de Picasso, deje pelos en el lavabo de Antonio López o se lleve un cuadro de Kandinsky, y recibe ofertas de empresas de seguridad. Algunos presupuestos son tan bajos que hasta a mí me han entrado ganas de contratar un vigilante para mi casa. Lo que pasa es que ocuparía un espacio que no tenemos, y a lo mejor querría ver el fútbol cuando el resto opta por una película. Además me da vergüenza que me vea en pijama y hoy, con este terral, da cosa verlo ahí tan serio con su uniforme. El ser humano es bueno, porque sabiendo lo que cobran muchos de los vigilantes de seguridad se entendería que alguno descolgase el Kandinsky y tratara de vendérselo a mi amigo de arriba, el de la reforma, para colocarlo en el salón nuevo, su antigua terraza, junto a la oreja rebanada del trabajador baratísimo.

Eulen es una empresa de seguridad que ganó un macroconcurso para controlar a los pasajeros y sus equipajes en más de 20 aeropuertos españoles, cosa seria cuando un yihadista tonto puede colarse y rebanar las dos orejas de todo el pasaje. Había otros presupuestos pero el de Eulen era bajísimo, como el de la reforma del piso de mi amigo. Para compensar, Eulen empleaba mucho menos personal que la anterior empresa y además pagaba mucho menos a sus trabajadores. Un poco como en los museos de la ciudad de los museos, donde los salarios de seguridad son de esos que te dan la risa que acaba en llanto. La mujer de mi amigo le ha dicho a mi amigo que cambien el chip y mi amigo ha dicho si no basta con cambiar el baño por la cocina, pero después ha entendido lo del chip y ha dicho bueno. Barcelona está a 1000 kilómetros, una hora más o menos en avión; o sea, nada.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios