La conmoción del terror
JOSÉ MARÍA CALLEJA
Viernes, 26 de mayo 2017, 08:26
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JOSÉ MARÍA CALLEJA
Viernes, 26 de mayo 2017, 08:26
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Si el atentado busca la conmoción, provocar una matanza de niños y adolescentes que se divierten con su cantante favorita es una forma sanguinaria de lograr ese objetivo. El terror de siempre con la maldad añadida de asesinar a jóvenes, multiplica la conmoción y fomenta la cercanía con las víctimas. El terrorismo de Daesh tiene una obsesión enfermiza con la gente que disfruta y lo pasa bien, así sea en una discoteca o en las terrazas de París, en la Navidad de Berlín o en un concierto en Manchester. Sujetos radicalizados, entrenados en el odio, nacidos casi siempre en el país en el que perpetran sus crímenes, en algunos casos con antecedentes por trapicheo o consumo de droga, deciden matar a los pecadores; a los que, no contentos con ser infieles, encima se divierten y hacen su vida, ajenos a sus delirios.Además de conmoción, el terrorismo busca sembrar el miedo, que se nos meta en el cuerpo, que dejemos de vivir como vivimos, que nos sintamos culpables, responsables en la mayor medida posible de los crímenes. A golpe de terror, quieren que busquemos entre las víctimas los supuestos pecados que explicarían la matanza de niñas de ocho años, de jóvenes de 18, de mujeres que iban con sus hijas, de padres que fueron a buscarlas.Ahora se reforzarán hasta el paroxismo las medidas de seguridad en lugares donde hay concentraciones previstas desde hace tiempo, así sea en campos de fútbol, en salas de conciertos, pero el otro ingrediente del terrorismo, que es la sorpresa, dificulta saber dónde se producirá el siguiente atentado. Máxime cuando un individuo solitario, con un cuchillo y un camión robado (14 de julio pasado, en Niza) puede provocar una matanza. En el caso de Manchester estamos, según la Policía, ante algo más elaborado, un artefacto casero, fabricado después de ver decenas de vídeos en los que se explica cómo se hacen, y alguien que actúa como kamikaze rodeado de otros, ya han sido detenidos.
La conmoción, el miedo y las angustiosas ganas de que se acaben los atentados. En España nos conocemos ya todos los escalones del terror hasta el actual de su derrota. Siendo magnitudes diferentes, tienen elementos concomitantes en la forma de acabar con ellos: inteligencia, eficacia policial, ahogar la financiación Pero hay un elemento diferencial en Daesh que lo hace más impredecible: el asesino está dispuesto a morir. En el terrorismo etarra, lo primero que buscaban los criminales era una salida segura para ellos; aquí no, su grado de fanatismo es aún mayor y eso dificulta su liquidación, que tarde o temprano se producirá.
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