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MIRANDO AL MAR

PROYECTOS OKUPADOS

JOSÉ MANUEL BERMUDO

Jueves, 25 de mayo 2017, 08:09

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HAY ocasiones en las que, por más vueltas que uno le dé a determinadas situaciones, no encuentra motivos lógicos para concretar qué es lo que ha ocurrido y cómo se ha llegado hasta un determinado punto como para ofrecer una imagen lamentable. Y ocurre en numerosas ocasiones en las que hay casos que, sin saltar a la actualidad diaria, plantean muchas preguntas a los ciudadanos. A quién no le ha pasado que paseando por su ciudad, o por cualquier otra a la que ha acudido de viaje, no se ha interrogado que por qué se encuentran en estado tan ruinoso algunos inmuebles, restos arqueológicos o antiguas instalaciones, públicas o privadas, que un día gozaron de una enorme actividad y vida y que hoy languidecen a la vista de todos, cuando no se caen a pedazos.

Muchas veces nos viene a la mente un primer pensamiento sobre el derroche que con más frecuencia de la deseada se registra en algunas actuaciones sobre proyectos llamativos y luminosos al lado de los cuales todo el mundo quiere fotografiarse. Y es inevitable compararlo con la escasez de fondos que existe para recuperar patrimonio y memoria.

Estos días estamos viendo como empeora su situación el llamado CIO de Mijas, una escuela de hostelería turismo e industrias del ocio que lleva más de dos años cerrada después de que el el 2006 se iniciara una trayectoria que consiguió formar a gran cantidad de alumnos en una industria, la del turismo, que es la nuestra, casi exclusivamente, y que necesita de buenos profesionales. Los trabajadores de estas instalaciones tienen pendientes nada menos que treinta y tres nóminas atrasadas, que se dice pronto, y siguen acudiendo a las instalaciones para que no parezca una renuncia a sus puestos, que a lo peor es lo que quiere alguien.

En el edificio, otros elementos atentos a la debilidad, han forzado ya las puertas en varias ocasiones, han robado hasta el disco duro de los ordenadores y parece que deambulan por sus instalaciones como si estuvieran en su casa, sin que ningún servicio de vigilancia lo impida o que alguien considere que están cometiendo un delito y actúe legalmente. Sería lamentable que el miedo al perjuicio político de algunos estuviera propiciando estas situaciones, porque lo único que están consiguiendo es ser el hazmerrerir del mundo turístico. Muchas promociones en el extranjero intentando vender una maravillosa foto de nuestra provincia y contamos con una escuela turística que no funciona, que está `okupada, robada, destrozada y tiene a los trabajadores más de dos años sin cobrar. Y todo esto en una zona turística que presume de excelencia y de categoría en la que, también es cierto, otros muchos hacen grandes esfuerzos para mantenerla así, mientras por otro lado les fabricamos agujeros.

Es inevitables también que nos venga a la memoria el caso de las escuelas de hostelería de La Fonda y la Cónsula, que no hace demasiados meses se encontraban también en la tesitura de si iban a continuar funcionando o desaparecerían ante el estupor general. Ahora toca el caso del CIO, sin saber muy bien hasta que punto hay una excesiva burocracia que enreda más que aclara toda la situación, o si las posiciones de la administraciones de diferentes signos políticos han alcanzado su límite irracional.

De un lado la Junta de Andalucía, que no está siendo muy expresiva en definir está situación y en proponer soluciones; por otro, un ayuntamiento que ha cedido el suelo para sus instalaciones. Si el problema es que nadie quiere ceder ante el otro por un prurito de rentabilidad política, lo único que están consiguiendo es todo lo contrario. Y da la sensación de que hemos avanzado poco en el aspecto de desechar los enfrentamientos y buscar el bien general, mientras que los empleados que no cobran seguro que tienen otros calificativos menos amables. Los más contentos serán los `okupas, seguro.

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